Sabado, Octubre 4..
Planeaba ir a clases solo porque si faltaba de nuevo, las llamadas telefónicas comenzarían. Lo que implicaba que lo amenazarían con echarlo si no se presentaba. Entonces su madre llamaría, gritando acerca de cómo iba a reprobar la universidad y su matrícula no era barata.
Luego de unas horas de sueño, se sentía...no bien, pero mejor y eso era algo. Su teléfono estaba muerto. Escucho el mensaje de voz de JungKook una y otra vez, y no podía averiguar porque. Alguna clase de conexión con otro ser humano o alguna clase de comodidad. No lo sabía.
Ahora que el pánico se había desvanecido, un frío y calculador marco mental se hizo cargo. Mecánicamente, se levantó, se vistió, y limpió la sangre seca del lavabo del baño y el suelo. Se saltó el desayuno en favor de la apertura de su computadora, escribió e imprimió hojas y las guardo en su mochila. Tomó toallitas desinfectantes y limpio el interior de su coche. Por algún milagro, nada de eso era visible en el interior gris obscuro.
Ahora todo lo que podía hacer era esperar no haber dejado ningún rastro a la vuelta de la casa de Kai. Huellas, cabello, cualquier cosa que pudiera delatarlo.
Sus manos comenzaron a temblar mientras encendía el coche y se tomó un momento para respirar, para calmar sus temblores. Si iban a atraparlo, lo atraparían. Ahora no podía hacer nada. Francamente se lo merecía. Pero no aún. No hasta que hubiera terminado.
Estar rodeado de personas en la escuela no ayudo. La profesora le envió miradas durante toda la clase, y él sabía que esperaba que le entregara su historia reescrito. No tomo notas. No abrió su libro. Solo se sentó con una calma estoica en el fondo del salón y nunca dejó que su mirada abandonara la pizarra. Todos se fueron y ella estaba esperando.
—Señor Park.
Vieja bruja.
Jimin empujó su silla y se puso de pie, balanceando su mochila en su hombro en el mismo movimiento fluido. Se acercó a poner sus papeles en el escritorio. Ella entrecerró sus ojos en la primera página, rozándola. Su cabeza se levantó tan rápidamente que medio esperaba que cayera de su cuello de pollo.
—Está es la misma historia.
—No, no lo es.—Jimin se la arrebató.—Es diferente, solo contienda igual. No más monstruos, e intente agregarle algunos...detalles creativos.—Mientras ella miraba, el fue a la tercera página y leyó en voz alta.—Kim no estaba asustada como pensó que estaría. Ni siquiera lucían muertos para ella, su mamá y su papá...sino como si hubiesen caído en el cálido abrazo de un sueño del que nunca despertarían. Se sentían fríos al toque y la sangre era pegajosa en sus manos, la cual pescaba alrededor del estómago de su madre o ¿eran sus intestinos? ¿Quizás eran los riñones? Kim no estaba segura, porque había tanta sangre que no podía diferenciar un órgano de otro.
Jimin se detuvo. La bruja lo miró, con la mandíbula colgando. Arrojo los papeles al escritorio, con su sonrisa desvaneciéndose.
—Aunque aprecio sus notas en mi última historia, preferiría que me califique sobre el fondo de mi escritura en lugar de mi tema. Si quiere el viaje de Kim al zoológico con arcoíris y unicornios, escríbala usted misma.
La dejo sentada allí, con la boca abriéndose y cerrándose como un pez moribundo. Y el, con una sonrisa torcida.
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El edificio de Yoongi era un poco más elegante que el de él. Marco el código para entrar, subiendo por las escaleras hasta su piso. En todos los años que se habían conocido, nunca había tenido a su hyung simplemente dejando de devolverle las llamadas. Yoongi podía ser distante, algo distraído, pero nunca lo ignoraba abiertamente.
Golpeo la puerta y escucho dos voces en el interior, y se preparo mientras la puerta se abria. Zico, con el cabello mojado, indicando que acababa de salir de la regadera, se adelanto con un brazo contra el marco sin hacer ningún movimiento para dejar a Jimin entrar.
-Hola, Chim chim. ¿Cómo estás?
Civilizado. Cortes.
Forzó una sonrisa tensa.
-¿Esta Suga en casa?
-Él está algo indispuesto en este momento. - observo sobre su hombro mientras lo decía, luego dio un paso hacia el pasillo y cerró la puerta detrás el.- Mira estaba planeando hablar contigo...
Los ojos de Jimin se estrecharon.
-Todas esas llamadas a Yoongi, están molestándolo. - Zico inclino la cabeza, luciendo demasiado contento y para nada como si le importara una mierda los sentimientos de Yoongi.- Tuvieron una pelea y realmente lo lastimaste. Creo que lo mejor es que lo dejes solo hasta que se sienta que quiere hablar.
No quería lastimarlo. Quería empujar la puerta y demandar que Yoongi le dijera en la cara que no quería verlo.
Hizo contacto visual con Zico y lo mantuvo, negándose a apartar la vista.
-De alguna manera, pienso que no fue su decisión dejar de hablarme. ¿Qué harás Zico? ¿tomaras su teléfono? ¿encerrarlo para no comunicarse con sus amigos?
La sonrisa de Zico cayo lentamente.
-Estas traspasando una delgada línea. Yoongi es mi chico. No tienes que forzarlo cuando aún está roto por la muerte de su hermano. Cuidare de él, y ahora jodidamente vete de aquí.
Jimin frunció los labios. Asintió. Así seria.
Agarro los hombros de Zico y lo golpeo con la rodilla en el estómago. Zico se dobló con un gemido sin aliento.
-¿Cómo es eso de jodidamente indispuesto?.- Jimin entro al departamento. Yoongi estaba sentado en la mesa del comedor, pasando los dedos por el borde de una taza de café. Lo vio y se sobresaltó, poniéndose de pie.
-Jimin....
-¿Qué está ocurriendo, Yoongi?.- Lo lastimaste, había dicho Zico. ¿Cómo se atrevía el? ¿Cómo se atrevía Yoongi? De todas las personas que él conocía ¿Quién había sido el único que había levantado una mano contra Suga?.- Asi que, ¿No estas interesado en hablar conmigo?
Los ojos del chico pálido se lanzaron detrás de él. Podía oír a Zico recuperar la compostura, pisando fuerte a través de la sala de estar.
-No es eso. Yo solo...
-Zico está haciéndote hacerlo, entonces. Cortándome de tu vida porque Dios te prohíbe que tengas una vida aparte de él. - hablo rápidamente Jimin. Zico no sería tomado con la guardia baja de nuevo, e iba hacia ellos.- O tal vez no quiere que lo reporte a la policía ¿es eso?
Yoongi retrocedió con horror, cuando Zico agarraba un puñado de cabello de Jimin y lo alejaba de él.
La parte posterior del cráneo de Jimin crujió contra la pared, y por un momento su visión se blanqueó.
-¡Dejalo, Zico! ¡Mierda, detente!
Zico lo levanto por la parte frontal de la chaqueta, y era, solo vagamente consciente de ser empujado de nuevo al pasillo, por el suelo, contra la pared opuesta. Su cabeza le daba vueltas. Cuando su visión se aclaró, Zico estaba inclinado sobre él.
-Si te acercas a Yoongi de nuevo, te matare. - dijo entre dientes. La puerta se cerró un momento después.
Silencio.
Un bulto se estaba formando en la parte posterior de su cabeza, incluso mientras caminaba hacia el coche. No era de extrañar que el impacto hubiese agrietado el yeso de la pared.
Estaba temblando de nuevo.
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HUSHED; KOOKMIN
FanfictionEl lo ha salvado. Lo ha amado. Ha matado por el. Jimin de 18 años no pudo proteger a su mejor amigo Yoongi, de lo que sucedió cuando eran niños, así que nunca ha parado de intentar protegerlo de todos los demás. No importa que Yoongi solo lo utilic...