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Este capítulo es largo y no quise dividirlo así que disfrútenlo y espero no les aburra ♥️

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Domingo, Octubre 19...

YoonGi se metió en el asiento del pasajero y Jimin cerró la puerta para el. JungKook se quedó cerca de su propio coche, con la mirada en el suelo. El pelinegro no había dicho mucho. No había mucho que decir.

—No puedo dejarlo que vaya a su casa.—dijo.

JungKook levantó la cabeza. Se acercó y tomó su mano. Con su pulgar acarició sus nudillos.

—¿Tú estas bien para conducir? Me preocupas.

—Estoy bien.—no lo estaba, pero, ¿Que otra opción tenía? No podían dejar el coche de YoonGi en el estacionamiento del hospital, y no lo dejaría hacer el viaje a su casa solo. Por ahora, al menos, se había obligado a estar en un estado de tranquilo entumecimiento.—El quiere quedarse en la casa de su madre, de todos modos.

El pelinegro asintió.—¿Puedo hacer algo para ayudarte?

Quédate conmigo..

Jimin apretó su mano libre sobre sus ojos y suspiro.—Es mucho pedir...pero..¿Puedes venir a buscarme mañana? Después de clases o antes.

—Si, por supuesto.—JungKook soltó su mano y la dirigió a su hombro. Era reconfortante pero no lo suficiente. De todos los momentos para ser indeciso y tímido, ¿Por que ahora? ¿Ahora cuando Jimin quería ser tocado y permitir el alivio de desmoronarse?—Necesito que me hagas un favor, también.

El rubio inclinó la barbilla, escuchando.

La mano de JungKook cayó lejos.—Quiero que tengas en cuenta que si bien es bueno que estés allí para YoonGi....tienes que pensar en ti mismo también. No lo olvides.

Jimin asintió. Pero mantenerse juntos era lo mejor por ahora. Aunque la señora Min había sido como una madre para el que la suya propia, YoonGi era su verdadero hijo, no el.

JungKook sonrió levemente y se inclinó para besar suavemente la frente de Jimin. Al rubio esto lo tomó por sorpresa y lo miró rápidamente con los ojos abiertos.
El pelinegro tenía un leve sonrojo y se rascó la oreja nervioso.—Cuídate.

Jimin se apartó, completamente avergonzado y se dirigió al coche de YoonGi. Regreso su mirada a JungKook y éste solamente sacudió su mano en despedida y el más bajo hizo lo mismo. Después vio como el pelinegro subía a su coche.

Miro a YoonGi nuevamente, y se recordó, que en ese mismo momento sus sentimientos no importaban. Ya tendría un tiempo y un lugar para su duelo después.





El jardín de la señora Min, en un momento dado, había sido tan meticulosamente cuidado y ahora estaba infiltrado por malas hierbas y hojas. Las plantas con maceta en el porche estaban muriendo o ya estaban muertas.
Todo estaba oscuro, solo y olvidado. Sin la señora Min para darle vida.

YoonGi desapareció silenciosamente por las escaleras para hacer un par de llamadas. Jimin reunió el correo desbordante y documentos de afuera y comprobó la nevera. Tendría que asegurarse de que comieran por la mañana, pero le daría al mayor un descanso esta noche. Jimin estaba seguro que el no podía comer, y no esperaba que YoonGi  lo hiciera, tampoco.

Arrojo los periódicos y correos en la mesa del comedor, donde, una vez, un centenar de juegos de mesa se habían jugado. Esa mesa donde ella, la señora Min, le había ayudado con tareas y proyectos escolares. Pegar recortes de revistas en una cartulina, tratando de descifrar cómo dividir y el álgebra.

HUSHED; KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora