Cap 64: Reunión

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Palatres: No será nada difícil, todos están dormidos, basta con pasar entre ellos sin hacer ruidos.

Fashta: No todos están reunidos, detecto algunos, creo que son pocos, que aún se mueven libremente; quizá más allá encontremos más.

Saratoga: Bien hora de un plan en caso de lo peor.
Yunyun: Aunque pasar desapercibido sería la mejor opción, ellos suelen ser muy lentos, sin mencionar que ahora podemos ver mejor.

Dante: No es mala idea, pero siempre hay que prevenir lo peor. En caso de que muchos nos rodeen, podemos usar la habilidad de Fashta-san "¡Flash!" para ganar tiempo y escapar.

Fashta: ... Espera un momento, ¿Cómo sabes que tengo esa habilidad, Dante?

Dante: ¡!... em... Eh...Te sorprendería lo rápido que viaja los rumores ... más aún con... Aqua merodeando por ahí. De hecho, creo recordar uno de sus relatos, donde exaltaba las capacidades de su nuevo seguidor de alargadas orejas.

Aqua: ¡Auch! Perdón Fashta-san, perdón

Ideas libres surgían en aquel pequeño círculo que habíamos formado, muchos pasaban desapercibido porque eran añadidas en algunas muchas más elaboradas o generales; o simplemente no eran escuchadas por mantener la comida aún en la boca. Pero en especial llamó mi atención que alguien, cuya personalidad apenas conocía, tenga conocimientos de mis habilidades y métodos de ataque. Impulsivamente atrapé a la diosa por las mejillas, a las cuales piñizqué y deformé a mi gusto por la ira.

Saratoga: Bien, en pocas palabras, daremos lo mejor de nosotros para escabullirnos sin ser vistos. En caso de ser notificados...

Palatres: Comenzar la masacre...

Saratoga: ¡No! Eso alertaría a más, moriríamos en segundos. Lo importante es luchar sí y solo si el escape es imposible. Así que, en marcha.

Posiblemente a todos se nos cruzó por la cabeza la razón de la aglomeración en ese preciso lugar nuestro, era la duda más evidente, pues jamás se había presentado una situación igual anteriormente. Una teoría rápida se presentó ante mí, érase este lugar muy oscuro, pero debido a la gran grieta a lo lejos la luz se pudo manifestar allí adentro; entonces, estas criaturas responden negativamente a ese brillo por una u otra razón. En respuesta, los golems buscarían un lugar donde refugiarse de tanta claridad en su hábitat, y qué mejor lugar sería aquel que se encuentre lo más alejado de la grieta, lastimosamente, la entrada a la quinta milla cumplía esas características.

Aventurados en el enorme bosque de pilares rocosos, caminando con relativa tranquilidad y visibilidad, no fue nada difícil adentrarse a profundidad en el lugar. Aquellas bestias que aún no pegaban el ojo y vagantes se encontraban por el camino, no fue mayor problema para nosotros ocultarnos, era tan simple como acercarnos a cualquier montículo de piedras y fingir ser parte de ella.

Empero, nuestra suerte se vio frustrada por el caer del sol en su totalidad, sin dejar ningún cuerpo celeste en su lugar, no hubo otra fuente de luz que aquella que brotaba de nuestras manos para guiar nuestros pasos. El ciclo daba inicio con la llegada de la penumbra, sus hombros se movían lenta y rechinantemente, a la par que su aviso era dado por los continuos temblores y bruscos movimientos de la tierra, nos alertaban de su actividad. Ya temíamos la caída de la noche en nuestros planes y sus posibles consecuencias, aún más en un lugar tan arriesgado, por lo que la única alternativa que nos quedaba era tirar los dados y dejar que estos decidieran nuestro destino; si lográbamos salir sin problemas del lugar, o por el contrario éramos identificados y obligados a luchar.

Nuestra carrera hacia la supervivencia se había dado; de hecho, esta se avivó cuando notificamos pequeñas y agitadas luces como nuestro corazón que se acercaban por el horizonte. Estas eran semejantes a las que nosotros portábamos. Nuestra jocosidad opacó cualquier otro estímulo externo, tan solo importaba llegar hasta ellos, y es por ello que ignoramos la creciente alerta de enemigos, los pesados pasos que nos pisaban los talones, el continuo aumento de perseguidores, y los temibles ojos rojos que enmudecidos nos observaban de cerca.

¡La maldición del Demonio en este horrible mundo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora