Cap 54: Este yo que desconozco

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Pese al tiempo que había trascurrido desde que las puertas comenzaron a abrirse, estas aún no se abrían por completo, es más, apenas una persona muy delgada podría pasar entre el espacio dejado. No obstante, nuevamente nos manteníamos al margen del aburrimiento gracias a nuestra desbordante imaginación. ¿Qué podríamos encontrar? ¿Lograríamos observar aquel animal y su evolución a lo largo del tiempo? O quizá no encontraríamos nada en lo absoluto, nada más que tierras áridas y muertas. Pero, de encontrar algo, aunque sea lo más pequeño y casi insignificante, mientras sea raro, nos podría otorgaría una gran fortuna casi instantáneamente; claro, si algún noble se digna a comprar.

Arrastrando nuestra emoción previa a nuestra llegada, la lentitud de las puertas también era una enorme agonía. Para colmo, las luces que rodeaban a estas comenzaron a parpadear continuamente, y, poco después se extinguían o explotaban frente a nosotros, provocando que el proceso se detenga de inmediato. Las puertas del cielo nos habían negado la entrada, pero no sería suficiente para calmar nuestra avaricia.

Fashta: ¡Es enserio! ¡Derribemos esa cosa!

Kyouya: ¡Lo cortaré si llega a ser necesario!

Dai: ¡Suficiente! ¡He esperado demasiado! ¡Wild! ¡Si es necesario las romperé!

Megumin: ¡Estoy de acuerdo! ¡Yunyun, usa Light of saber!

Sin previo aviso, bombardeamos con diferentes ataques el paso hacia la nueva zona. Comenzamos con la magia de nivel intermedio, y el cese de estos acabaron cuando se apreciaron abolladuras, quemaduras, rasguños y grietas en el duro metal. Luego, luz verde fue dada a los que poseían la fuerza bruta, la loba y pervertida noble, que apunta de golpes destrozaron hasta los muros que rodeaban la entrada. Una vez más el eco metálico resonó en todo el lugar, el suelo rocoso provocó un disimulado grito, hasta que pocos segundos después su eco desapareció en la oscuridad.

Nos abrimos paso entre el mar de rocas, portando siempre con nosotros alguna magia que iluminara nuestro camino. Tiempo indeterminado transcurrió desde que nos alejamos de aquel dormitorio, período en el que forzábamos nuestros ojos para poder ver algo entre las tinieblas, sobre todo Aqua que simplemente decía no distinguir nada relevante o nuevo. Eventualmente nos topamos con un ambiente borroso para nuestra visión, era una neblina que dificultaba el libre paso de luz; y aunque previamente Aqua nos había notificado del fenómeno, mayor interés surgió cuando esta última mencionó avistar tenues luces violeta en el fondo. Avanzando un poco más, fui capaz de visualizar esos rayos de luz, y a los siguientes pasos, el resto del grupo logró hacerlo; aceleraron el paso, sin llegar a correr.

Aqua: ¡Son cristales! ¡Brillan! Todos salen de esa enorme columna.

Kyouya: ¿Ves algún monstruo o potencial enemigo, Aqua-sama?

Aqua: Mmm... no, no hay nada más. Solo una larga extensión de pequeños hongos.

Chris: Al parecer no hay nada peligroso, no siento ningún enemigo cerca.

Haruka: ¡Excelente! ¡A recolectar!

Fashta: Kyouya, corta la columna de la que habla Aqua, podremos extraer más cristales.

- ... ¡Woah! – (Todos)

Encantados quedaron nuestros ojos, cristales que emitían una luz violeta desde su interior, estos crecían a lo largo, ancho y alto del colosal muro color crema que ante nuestros ojos se presentaba; así mismo, se formaba en la superficie de este último, cúmulos de cristal que luego se alargaban como picos de diferentes tamaños y grosor, dando origen a los ya mencionados minerales. Raudamente nos posicionamos junto a los minerales ya mencionados, pues el campo libre teníamos, exento de todo peligro.

¡La maldición del Demonio en este horrible mundo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora