Cap 69: Desorden

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Reclutados variados guardias fueron de parte y de manera voluntaria por los nobles y sus guardaespaldas, estos me escoltaron de principio a fin a mi carcelero destino. Dada mi voluntad y colaboración a la escolta, además de mi único aliado en esos momentos, Matouka; no hubo violencia alguna en el transcurso, al igual que ni diálogo, solo total desdén y frialdad.

Empero, cercano la meta, desde una distancia donde las primeras celdas se podrían apreciar con facilidad; de la lejana penumbra dos figuras extrañas se acercaban con cautela y paso lento, sus voces susurrantes denotaban cierta furia a gruñidos. En una fácil y sencilla observación se apreciaba un sinfín de manos desprenderse desde su espalda y las clavículas, de tal manera que se asemejaba a una capa siendo arrastrada por el suelo.

Aquel sonido de las armas al rasparse el filo con la envoltura, no se hicieron esperar, en un parpadeo a la guardia se pusieron y con determinación esperaban a un agresivo movimiento, pues desconocían a lo que se enfrentarían. Sin embargo, pese a ser anticlimático y poco emocionante, nada más fuera de la realidad, eran una simple confusión provocada por el lúgubre lugar y su sangriento olor.

Hipólita: ¿Ocurre algo? ¿Por qué están todos así?

Palatres: ¿Vieron a alguien sospechoso?

Matouka: Con todos esos cuerpos que andan cargando y el lugar, los confundimos con algún bicho raro.

Palatres: Son de los pocos que logramos encontrar ¡Tsk! ... muy pocos están vivos aún, espero que la tonta de Aqua logre revivirlos.

Fashta: *Suspiro* Menos mal eran ustedes... Por un momento pensé que nos toparíamos con algo muy tétrico.

Hipólita: ... De ser así, no estaban demasiado lejos, tan solo observen la primera celda.

Quizá una docena de personas, con rasgos zoomorfos, llevaban sobre los hombros entre los dos, los cuales habían teñido partes considerables de su cuerpo con el rojo de su pelo. Igual de alterados se volvieron al vernos en semejante alerta, sus espadas no se hicieron esperar, pero con semejante velocidad las regresaron. La calma aundó en todos al reconocernos mutuamente, pero esta fue tan breve como los pasos restantes para llegar al primer escenario.

Aquello poseía todos los elementos para el preludio de una película de terror, o el inicio de todo crimen horripilante. Por las prendas dispersas, la cantidad de catres y algunos utensilios dejados en el suelo, era evidente que en aquel lugar existían dos seres inteligentes cuyos aparentes restos se limitaban a dos montículos de rara materia violeta endurecida, y estas mismas reposaban sobre dos de los varios charcos de sangre dispersos en el accidentado relieve.

- *Waaa...* ¿Qué rayos...? ¿Cómo...? Lo lamento... esto es demasiado... me retiro –

Palatres: Ja, que patético... Pero, espero que esa frase no sea ninguna provocación, de lo contrario...

Sobre la pared aún quedaba algo más, detalle que provocó nauseas en muchos y en otros obligados a retirarse. Petulante Barbarroja, señaló y siguió con el dedo la curvatura de las letras escritas, y a punto de finalizar estuvo por golpear las barras de metal. Cada letra estaba hecha a mano con un tambaleante dedo ensangrentado, el cual al final de la frase, se resbala hasta llegar a tierra, donde ahora se encontraba las mangas de su presumible autor.

"Camina entre muros"

Hipólita: ¿El o los matones se tomarían el tiempo para hacerlo? ... Prefiero pensar que, al ser estos tipos los primeros en ver a sus asesinos, dejarían alguna pista.

Palatres: Claro, si es que no se han llevado los cuerpos, pues ¿Dónde están sus cuerpos? No creo que solo sea esas cosas violetas.

Hipólita: Es una opción, sea o no acertada, al igual que sea literal o en sentido figurado, esperamos que estos tipos arrojen más luces.

¡La maldición del Demonio en este horrible mundo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora