Estrellas de concreto

379 47 0
                                    

El castaño abrió los ojos creyéndose muerto, las brillantes luces que le rodeaban le hacían creer que había dejado el mundo de los vivos, así se sentía, sin embargo algo sujetaba con mucha firmeza su mano derecha, era un toque cálido y gentil, si estaba muerto al menos tenía la corazonada de que conocería al creador del todo en persona, tenía tantas cosas para preguntarle, sin embargo el pitido del monitor cardiaco, la pestilencia a cloro y la incómoda cama le hizo volver a la realidad, no estaba muerto, estaba en el hospital… Vivo.
Tenía a Scott McCall observándolo con una devoción casi religiosa, con esos ojos que parecen no lastimarán nunca, y aquella sonrisa tan característica de él, el dolor poco a poco le llegaba al cuerpo, en pequeñas dosis recorriendo toda su anatomía, los numerosos cables y tubos conectados a su cuerpo solo le provocaban más incomodidad, si, estar en un hospital apestaba, pero estaba vivo lo cual lo agradecía.
-Buenos días dormilón – respondió Scott sin deshacer su sonrisa tímida.
-¿Por qué estás aquí? – le preguntó Stiles sin filtro.
-Estaba preocupado por ti, casi me sentí al borde de la muerte al saber que estabas tan herido.
-No deberías estar aquí, no es bueno para ambos – Scott besó la mano de Stiles.
-Se que lo que ocurrió entre nosotros fue suficientemente tormentoso como para que nos volvamos a dirigir la palabra, pero, toda esta situación me hizo darme cuenta de lo mucho que te quiero, por favor, volvamos a empezar – Stiles odiaba verlo a los ojos cuando se ponía tan sentimental, esas ventanas marrón le manipulaban con mucha facilidad.
-Te desapareciste de mi vida sin así como si nada – reprochó el chico de lunares – literalmente tuve que ir a terapia por tu culpa.  
-Lo sé y lo siento mucho por eso – respondió con la culpa en la garganta – se qe fui un completo idiota y que no puedo remediarlo, pero, por favor, ¿puedes perdonarme?
-Mi perdón ya lo tienes, aunque no lo merezcas, sin embargo, no significa que te quiera en mi vida de nuevo.
-Stiles, por favor, volvamos a empezar, esta es la oportunidad perfecta para que yo enmende mis errores, déjame demostrarte que ya he cambiado.
-Jódete Scott, ya no tengo trece años para que sigas creyendo que soy el mismo idiota enamoradizo.
-Bebé, por favor…
-¿Me llamaste bebé? Dios que patético, además, estoy enamorado de alguien más, y tu no eres esa persona.
-Ambos sabemos que Lydia no te quiere – contraatacó Scott, ese había sido un golpe muy bajo.
-Al menos me quiere un poco más de lo que me quisiste tu, ya se te olvidó por qué estuviste conmigo.
-Eso es cosa del pasado, te prometo que he cambiado.
El monitor cardiaco comenzó a emitir un pitido más constante y molesto, lo último que Stiles esperaba era tener a su lado al imbécil de su ex novio Scott, con la intención de bajarle la luna y las estrellas.
La enfermera no tardó en ingresar a la habitación cortando la tensión del momento, Lydia Martin parecía muy interesada en la forma tan incómoda en que se miraban ambos muchachos.
-Scott tendré que pedirte que salgas, no es bueno que el paciente se altere – Scott simplemente la miró con odio – me alegra que hayas despertado – le sonrió la muchacha.
-Iré por alguien más calificado para atender a Stiles, compermiso – la pelirroja rodó los ojos ante el insulto de McCall.
-Es un idiota, eres la mejor enfermera que conozco – respondió Stiles con dulzura – gracias por estar aquí.
-Es mi trabajo bobo – respondió la chica - ¿cómo te sientes?
-¿Cómo debería sentirme? – devolvió la pregunta el castaño – en la escala del uno al diez, me siento un veinte.
-Lamento no poder ayudarte con eso, el nivel de morfina que te dieron es más alto de la dosis adecuada.
-Esta bien, el hecho de que estés aquí me hace sentir menos adolorido – le dolía sonreír pero no quería verse derrotado ante la chica de sus ojos.
-Solamente te tomaré algunas evaluaciones y posteriormente haré entrar a tu papá – el castaño levantó el pulgar en señal de aprobación.
La chica revisó al castaño y posteriormente realizó varias anotaciones en su sujetapapeles, se sentía bastante culpable por haber sido tan grosera con él hasta antes del accidente, el chico estaba enamorado de ella como un idiota y la chica lo tenía muy presente, sin embargo sabía que el castaño estaba lejos de su modelo de novio ideal, no lo iba a negar, habían tenido sus buenos momentos, y le gustaba como se sentía a su lado, pero, no tenían otras cosas en común.
-Espero que ahora si podamos salir en una cita real, ¿qué dices? – la chica simplemente le sonrió.
-Lo tendré en cuenta – respondió con suavidad – te dejo para que estés con tu padre.
La chica dudó pero terminó dándole un beso en la mejilla izquierda, esa acción tomo por sorpresa al castaño, era lo más cerca que habían estado en mucho tiempo, sin embargo, a pesar de llevar tiempo anhelando un beso de la pelirroja, se sintió insignificante.
Su padre ingresó a la habitación con una expresión que desbordaba alegría y triste desde cualquier arruga en la misma, amaba muchísimo a su padre y así estuviera en el cielo, nunca se perdonaría abandonar a su padre. Atrás el policía ingresó su mejor amigo Isaac y un tímido Liam con un globo de helio en el cual podía leerse ‘recupérate pronto compi’ y la ridícula imagen de un osito de felpa abrazando un corazón, era el regalo más gay que había visto en su vida, sin embargo, le alegró el alma ese detalle.
-No me abracen tan fuerte que me duele – respondió el castaño con una pequeña risa dolorosa – que alegría verlos chicos.
-Nos diste un enorme susto idiota -respondió Isaac y amenazándolo con golpearle el pecho.
-¿Cómo se te ocurrió salir de casa con semejante clima? – reprocho el padre de Stiles – estarás castigado por el resto de tu vida – los presentes solo se limitaron a reírse de las sanciones del Stilinski mayor.
-¿Qué fue lo que ocurrió? – hablar le dolía pero no podía contenerse.
-El Jeep derrapó en la carretera debido a la nieve, te saliste del camino – el padre del castaño intentó decirlo de la forma más sutil que pudo – afortunadamente te rescataron antes de que fuese demasiado tarde.
-Mi pobre auto, chicos díganme qué aún tiene salvación, tengo mucha cinta adhesiva en casa – Liam simplemente negó con la cabeza.
-Ni toda la cinta del mundo podría arreglar ese vehículo, lo lamento bro – el castaño se limitó a mirar el techo, tenía la esperanza de que su posesión más preciada aún pudiera salvarse.
-Tendrás que comprarme un auto papá, a modo de compensación – respondió con tristeza Stiles.
-Nada de vehículos por un buen tiempo, tuviste mucha suerte – el mayor sujeto con fuerza la mano de su hijo – de no ser por Derek, no estaríamos aquí hablando contigo, ese muchacho vale oro.
‘Derek’, no había pensado en ese nombre desde el instante en que abrió los ojos, una oleada de culpa recorrió todo su cuerpo, transformándose en pequeños escalofríos, realmente quería verle, agradecerle por salvar su vida, por una vez en su vida el castaño no veía a su lazo con Derek como una carga, gracias a esa unión existirían más mañanas para él.
-¿Dónde está Derek? – preguntó con suavidad.
-Lo mismo nos estábamos preguntando, desapareció de repente, probablemente esté en la cafetería del hospital, el pobre no se movió de la puerta de la habitación en todo este tiempo que estuviste inconsciente.
Se sentía vacío, realmente esperaba tener al pelinegro ahí haciéndole compañía, sabía que tenían sus diferencias pero realmente necesitaba agradecerle por salvarle la vida, y sonaba tonto pero quería sentir su calidez, su presencia le provocaba unas extrañas sensaciones agradables, sin embargo nunca lo admitiría frente a él.
-Me habría encantado verlo – respondió el Stilinski menor con un tono de ligera decepción – y agradecerle por salvar mi vida.
-Sigo sin entender como fue que te encontró, no me lo explico – respondió el padre de Stiles con mucha intriga – lo interrogue al respecto pero su respuesta fue muy burda y simple.
-Supongo que solo lo sintió – respondió Liam con cierta incomodidad, Stiles sabía muy bien a que se refería.
-Ya nos lo explicará en su momento – evadió el castaño, lo último que quería era darle motivos a su padre para sospechar de Derek.

Entrar al hospital no le proporcionaba la mejor de las sensaciones, había aprendido a controlar su agudo sentido del oído, pero esta vez era diferente, se sentía abrumado por la cantidad de voz y sonidos en el aire, estaba seguro que podría mantener controlada su transformación, pero eso no le reconfortaba, repentinamente sus poderes parecían regresar a él, sus heridas habían sanado de manera instantánea y eso lejos de tranquilizarlo le provocaba mayor preocupación, no quería averiguar el porque del fallo de sus habilidades, lo único que podía esperar era no volver a experimentar semejante debilidad.
Se adentró en el ascensor, los múltiples aromas en el lugar le podrían confundir con mucha facilidad pero el que lo guiaba era distinto, si pudiera verlos se atrevería a decir que tendría un color verde menta, miel, rosas y tierra húmeda, eran esencias imposibles de ignorar entre tantos aromas químicos y de muerte.
Llegó hasta la habitación del castaño, el padre de Stiles había tenido que marcharse a la estación de policía, lo sabía porque lo escuchó marcharse, su mente era una gran tormenta de emociones, estaba triste y preocupado por Stiles, enojado por todo lo que sentía por Kate Argent, confundido por sus habilidades fallando y con miedo, si Stiles hubiese muerto, hasta ahí habría llegado el pelinegro, no podía permitir que algo malo le sucediese a Stiles otra vez.
No necesitó pedir permiso para ingresar a la habitación, simplemente se escabulló al interior sin ser visto, el personal médico tenía mejores cosas que preocuparse por la vigilancia de una sola habitación, cerró la puerta tras de si, un nudo se formó en su garganta al ver al castaño, con su piel ligeramente grisácea, la pierna elevada y los múltiples cables conectados a su cuerpo.
Era una imagen difícil de digerir para él, no pudo evitarlo, el recuerdo del sufrimiento de su familia lo asaltó sin piedad, provocándole un dolor en el pecho que fácilmente podría matar a una persona. Se sentó en el borde de la cama, admirando la imagen del chico, limpió las lágrimas que comenzaron a brotar de los ojos de este, con una delicadeza envidiable, ver a Stiles de esa forma le estaba provocando muchas cosas, incitándolo a perder el control una vez más.
-¿Acaso quieres matarme? – respondió con tristeza el castaño – a diferencia de ti, yo no tengo súper poderes que me impidan morirme de corazón roto – trató de burlarse para romper el silencio.
-Stiles… - susurró Derek acariciando el rostro del chico – lo siento mucho.
-Hey, esta bien, estoy vivo – respondió con una sonrisa, sin embargo las emociones de Derek amenazaban con provocarle otro episodio de tristeza agónica.
-No pude protegerte – respondió Derek con lágrimas recorriendo sus mejillas – fallé.
-Nada de esto fue culpa tuya, fue un accidente – trató de reconfortarlo – no podrías haberlo previsto, ni siquiera yo lo vi venir, pero me salvaste y eso es algo que siempre voy a agradecerte.
A pesar del dolor que le provocaba moverse no dudo en acercarse a Hale y envolverlo en un fuerte abrazo, dejando que las emociones del otro le rompiesen esa barrera sarcástica que le impedía quebrarse ante él, quizás las emociones no le pertenecían a él… Pero encarnaba el dolor como si fuera propio, una sensación de relajación inundó su cuerpo, repentinamente el dolor ya no era tan fuerte, se sentía ligero.
-Deja de hacer eso – respondió con suavidad – te haces daño.
-Me merezco esto y más – respondió el chico con voz entrecortada, Stiles se separó de él y podía ver como en la piel del muchacho se notaban sus venas ennegrecidas por todo el dolor que le quito, había leído un poco de ello en aquella enciclopedia que le prestó su jefe, sabía que Derek podía hacer eso y mucho más, pero si abusaba de ello podría provocarle su muerte, era un arma de doble filo.
-Viniste – respondió el castaño soltándose del agarre de Derek, suspirando de alivio al ver como sus venas poco a poco dejaban de ser visibles.
-Perdí el control, necesitaba estar lejos, tranquilizarme – Stiles asintió, y le indicó que se acercara un poco más.
-Gracias por todo – respondió con una voz inyectada de paz – te debo una.
-Te traje esto, pensé que te gustarían – le extendió el ramo de flores con una vergüenza cargada de ternura, Stiles sonrió al ver ese lado de Derek, pocas veces podía ver al chico de esta forma.
-Adoro las flores – respondió el castaño con una sonrisa – son de mis cosas favoritas, gracias por esto.
-Te prometo que de ahora en adelante no voy a dejarte solo – mencionó Derek con firmeza.
-Tranquilo lobito, recuerda las reglas – respondió Stiles.
-Hablo en serio, tonto, no puedo dejar que algo como esto vuelva a pasarte, no me lo perdonaría nunca – sus ojos tenían esa chispa de furia y culpa que le removía las entrañas al Stilinski menor.
-No volverá a pasar, te lo prometo Derek – lo miró directamente a los ojos, estar cerca del pelinegro le estaba provocando muchas cosas, se sentía envuelto en un abrazo cálido y deseado, vulnerable y desnudo ante él.
Derek acarició el mentón de Stiles sintiendo escalofríos ante el roce con la piel del castaño, era una sensación agradable, se sentía en paz por una sola vez desde que perdió todo, no quería deshacer tan preciado momento, todo estaba bien, realmente quería hacerlo y sabía que Stiles quería lo mismo, sus ojos miel se lo pedían, acercó su rostro con lentitud, con toda la tranquilidad del mundo se dedicó a besar esos labios rojizos, sintiendo esa oleada de calidez recorrer cada parte de su cuerpo, era una sensación más que agradable, se sentía completo y lleno de dicha, todo en él le gritaba que no perdería el control, que estaba seguro con él.
Por primera vez desde que sabía de su lazo, no lo veía como una carga.

I'll Hold Your Hand (Sterek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora