Jueves 22 de diciembre de 1921, Félix ingresaba al almacén de los Tsuguri, en el centro de París. Los nipones comercializaba las más bellas telas que llenaban los estantes de su negocio; el local contaba con un aparador de madera de cedro y, al fondo del mostrador, se encontraban materiales adicionales que las cousettes utilizaban para sus creaciones.
En la caja registradora estaba el padre de Kagami, el señor Tsuguri era un hombre muy serio y poco afectivo con su esposa e hija. Pero con sus clientes era un mar de atenciones. Tomoe Tsuguri era la encargada de cortar las telas, pese a su discapacidad visual, la mujer había desarrollado una destreza impresionante; mediendo la tela sobre el metro que estaba pegado en el mostrador y con precisión cortaba la medida solicitada.
Kagami se encargaba de atender a las clientes, ayudando a seleccionar las telas según sus necesidades y recomendando uno que otro accesorio para completar el trabajo.
—Enseguida lo atiendo—dijo la de ojos marrones con voz amable, cuando vio al fotógrafo pasearse entre las telas para caballero.
Félix inclinó levemente su cabeza, confirmando que esperaría. Él sabía que Kagami era amable porque estaba en la tienda; de haber estado en otro lugar, la joven se portaría tan grosera como siempre.
Las intenciones del fotógrafo al acudir al lugar eran cruciales para su plan, más ahora que Adrien se había marchado a su acostumbrado viaje en compañía de Luka. Graham necesitaba con urgencia mover las piezas para que su plan resultara, todo, antes del retorno de su primo al año siguiente.
—¿Es todo, Señora Marianne? —consultó la nipona, cargando los rollos de tela que iba colocar en la mesa de trabajo de su madre—Nos acaban de llegar unos botones muy hermosos ¿le gustaría verlos mientras espera? —la campanilla del local sonó, anunciando el ingresó de un nuevo cliente, seguido de un grito.
—¡Buenas tardes! —pronunció a viva voz una eufórica Alya, siendo acompañada de una avergonzada azabache—vamos, entra.
—Alya, que el ajuste a mi gabardina saliera bien, fue cuestión de suerte. No creo que necesite aprender...
—¡Chica, tienes talento! Te regalaron esa gabardina usada, la cual era de una tipa muy gorda—explicaba la de ojos ámbar, mientras tironeaba del brazo de la ojiazul para adentrarla al local— y tú la redujiste a tu tamaño ¡se te ve increíble! —alabó la morena el resultado final que, Marinette había logrado con la prenda de color celeste—muero por ver lo que hiciste con las otras cosas que te regaló la madre de la tal Sabrina—continuo la de ojos ambar, mencionando a la que era la mejor amiga de Chloe, o más bien, la sirvienta de guante blanco de la rubia—te juro que un libro de costura te vendrá de maravilla.
—Insisto, no es necesario...
—Marinette, estas a unos meses de ver a tu amado de nuevo. Si aprendes a coser, podrás hacer ropa bonita para impresionarlo—la ojiazul se mordió el labio inferior. No podía decirle a su amiga que, su príncipe le conocía usando un elegante vestido rojo, perteneciente a la guardiana de la primavera, peor aún; que se había enamorado de un chico al que solo había visto por 4 horas, divididas en 4 años—Podemos ver la sección de telas con descuen...—la sugerencia de Alya quedo a medias, cuando la nipona menor se situó frente a ellas.
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FLM +18 Felinette// Adrinette (EN HIATUS POR EDICIÓN)
FanficFélix es un fotógrafo amante del espiritismo y lo paranormal, cosas que está muy de moda en los locos años 20's. Su curiosidad es insaciable, por ello investiga algunos casos que captan su atención. Un día buscando a su primo para que lo acompañe a...