Félix es un fotógrafo amante del espiritismo y lo paranormal, cosas que está muy de moda en los locos años 20's. Su curiosidad es insaciable, por ello investiga algunos casos que captan su atención. Un día buscando a su primo para que lo acompañe a...
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Félix le sacó el vestido a Marinette. Dejando a la joven cubierta con una anticuada camisola y pantaletas; el fotógrafo, sin embargo, se centró en cómo se marcaba la silueta de La Dama de la Creación.
— Je voulais être avec toi depuis longtemps. Queria estar contigo, desde hace mucho—confesó, extasiado al tener entre sus manos, a un ser sobrenatural, digno de toda admiración. Cuyo recipiente, era una joven humilde e ingenua.
—También es mi deseo—expresó la ilusionada jovenzuela.
Félix la besó vehemente y sus manos acariciaron su espalda baja, apegándola más a él. Metió una de sus manos bajo la camisola, rosando uno de los suaves senos; apartó sus labios de ella y de inmediato, comenzó a succionar por sobre la tela, el marcado pezón.
—Más despacio, Félix—Suplicó. Marinette que se removió incomoda. Las atenciones de su príncipe eran diferentes a las que le brindó, en La Tierra de los Miraculous. Pero no sabía explicar la razón, de sentirse de nuevo así.
—Perdona, es qué eres tan hermosa que no pude resistir mis impulsos—Félix, se reprendió así mismo, por no medirse. Un paso en falso y quedaría al descubierto. Si bien recordaba, Adrien había tenido su primera vez con ella. Tenía que actuar acorde a la inexperiencia de un novicio—No disponemos de mucho tiempo, por eso me dejé llevar—Sin poder evitarlo, su pene palpito bajó la intimidad de ella.
Pero en lugar de un jadeo, ella soltó una risita traviesa, que incomodó a Félix.
—Me has hecho cosquillas—dijo con diversión—Esto tiene pinta de desplazar a la pedorreta que hiciste en mi abdomen.
Félix se quedó perplejo con el ridículo comentario ¿Por qué alguien haría bobadas mientras coge? Se cuestionó.
—Ma coccinelle, en ese tiempo eras inexpertos—Sus palabras tenían el objetivo de indagar más, para avanzar o se le iría el tiempo de las manos y necesitaba hundirse en ella.
Tantas semanas sin sexo, lo tenía cómo a una bestia sin sentido común.
—Fue lindo, entregarme a ti y tú a mí. Siendo inexpertos y disfrutando el momento.
—Pero ahora ma coccinelle, te invitó a jugar un nuevo juego—Improvisó, ajeno a cuánto tiempo había transcurrido con tanta palabrería—Qué el gato se divierta junto al ratón, antes que la ama de llaves venga.
Marinette rio, por la ocurrencia, consiente del momento y el reducido tiempo. Esto era algo nuevo para ambos y quería disfrutarlo cómo la primera vez.
—Saca tus garras gatito. Tú llevas las reglas del juego—Ella se bajó y le dio la espalda a Félix—Déjame darte ventaja—Tentó, cómo las protagonistas de los indecorosos libros, que su amiga le prestó para ilustrarse. Marinette se sacó la camisola, ante la mirada ansiosa de su asaltante—Ganamos, si no nos descubren—Bajó la pantaleta, dejando a la vista su trasero y su intimidad. Gracias a las caricias y besos, ella estaba mojada; además que, al estar presente el riesgo de ser descubiertos, había un deseo que la estimulaba.
