— Deberías tener más cuidado Hyeongjun. —le regañó Woobin, pasando un algodón con alcohol sobre la parte baja de la nariz de Minhee. Luego la pasó por la punta de su nariz, donde el golpe fue más fuerte y provocó un sangrado.
— ¡Lo siento, Minhee! —repitió el mencionado, viéndole con arrepentimiento. Esa era la décima vez que le pedía perdón.
Minhee creyó que ambos estaban siendo unos completos exagerados.
Y sabía que no era el único que lo creía así porque Jungmo estaba acostado sobre la cama tapándose la boca con su mano, evitando soltar una carcajada.
Cuando la noche cayó decidió que era hora de volver a casa antes de que su padre fuese por media ciudad buscándolo. (A veces solía ser un poco, demasiado, protector).
Caminaba con Jungmo hablando sobre algún anime que a ambos les gustó, cuando la pregunta de quién era Ahn Seongmin cruzó por su cabeza, siendole seguidas otras cinco preguntas más que esperaban ansiosas tener una respuesta. Mordiendo su labio inferior, se detuvo un momento, haciendo que su nuevo amigo lo hiciera también.
— ¿Puedo preguntar algo? —le preguntó, recibiendo una mirada curiosa de parte del más bajo por unos pocos centímetros y luego recibiendo un asentimiento—. En la puerta del cuarto de Hyeongjun había un cartel, o lo que era parte de un periódico, no lo sé. El punto es... ¿quién es Ahn Seongmin?
— ¿Ahn Seongmin? —Jungmo fijó su mirada en el suelo un momento antes de verlo otra vez—. Era uno de los editores del equipo de Periodismo en la escuela, nosotros también éramos parte del club así que lo conocíamos. Desapareció hace dos meses. —le dijo, volviendo a caminar.
— ¿Aún no lo encuentran? —cuestionó siguiéndole el paso.
— No. Fue extraño, desapareció de la noche a la mañana sin dejar rastro. —soltando un suspiro, lo miró—. Hay muchos rumores respecto al tema, unos aseguran que se escapó con algún novio o novia, otros dicen que lo secuestraron. La policía tampoco encontró nada en su habitación que indicara eso.
— Oh... —susurró, bajando la mirada.
Sí, eso era demasiado extraño.
A la hora de la cena, cuando estuvo sentado en la mesa con su padre, le contó al respecto. El adulto se le quedó mirando con seriedad, sabiendo muy bien lo que estaría pensando su hijo.
Minhee puchereó en su dirección, esa siendo su arma cuando su padre le negaba alguna cosa. Muchas veces logró salirse con la suya, pero ahora parecía no estarle funcionando ni un poquito.
— Minhee, si la policía no logró resolverlo menos lo harás tú. —le dijo, llevándose un trozo de carne a la boca.
— ¿Recuerdas al primo Sunghoon? Logré encontrar a su novio de la infancia para que se reencontrara con él y ahora están en pareja, puedo con esto.
— Eso no se compara a esto. Mira si te metes en una red de vende órganos.
— Estás exagerando otra vez. —respondió, rodando sus ojos—. Y no deberías bromear con algo como eso.
— No estoy bromeando, hablo en serio.
— ¡Por favor, papá! —rogó—. Si veo que está tornandose raro entonces lo dejaré en el olvido.
— Si se torna raro lo dejarás y entonces me ayudarás a arreglar esta casa de porquería. —le dijo, apuntándole con sus palillos. Minhee se rió.
— Si la abuela te escuchara... —murmuró, volviendo su atención a su comida.
La abuela japonesa era la peor pesadilla para su papá Younghoon, ella solía agarrarle de las orejas cuando Minhee era más pequeño y su padre decía groserías (sin querer) en frente suyo que, por supuesto, el menor repetía más tarde.
— Ni se te ocurra intentar usarlo en mi contra, Kim Minhee. —lo amenazó.
Minhee sonrió con maldad.
Sí, definitivamente iba a usarlo en su contra más adelante.
(......)
La hora de dormir había llegado pero Minhee no pudo pegar un ojo.
Encendió la luz y tomó su computadora entre sus manos, apoyándola en sus piernas.
Ahora el asunto del espejo quedó atrás, dándole paso a su curiosidad por saber qué le sucedió a ese chico llamado Ahn Seongmin.
Era una locura que desapareciera de la noche para la mañana, sin dejar un rastro que indicara a dónde fue, si estaba bien o... si seguía con vida.
Lo último le causó un escalofrío.
Realmente esperaba encontrar algo que diera con el paradero del chico y rogaba descubrir que sí se escapó con alguna pareja sin avisarle a sus padres. Porque si encontraba algo diferente entonces iba a llorar mucho aún si él no conociera de nada a Ahn Seongmin.
Encontró una página que, por su nombre, supo era la del club de periodismo que Jungmo le mencionó. La nota era la misma que estaba en el cuarto de Hyeongjun, el mismo título, las mismas preguntas que probablemente en su tiempo todo el mundo se hacia. Notó también que la dirección donde Ahn Seongmin vivía estaba ahí, diciendo que ese era el lugar de su desaparición.
Otra cosa que mencionaron era que, según informes de la policía, su teléfono seguía en su habitación, no lo había llevado con él. Eso guiando la investigación una vez más a un posible secuestro.
Todos parecían haber estado viviendo un partido de ping pong, puesto que las investigaciones dirigían hacia secuestro y luego hacia no-secuestro, un ida y vuelta.
Lo que llamó la atención de Minhee de la noticia, (y lo que se encargó de anotar en una libreta), fue la declaración del mejor amigo de Ahn Seongmin.
“Estaba extraño, sí. Pero... Seongmin no seria capaz de desaparecer así como así”. Decía en la nota un tal Ham Wonjin, quién supuso era el mejor amigo del chico desaparecido. “Él... estuvo obsesionado con algo las últimas semanas...”
¿Qué era ese algo? Se preguntó, mordiendo la punta de su lápiz.
Si no era un secuestro ni tampoco había escapado de casa, entonces, ¿qué había pasado con él?
Una vez más, el espejo comenzó a distorsionar su propia imagen, obteniendo su completa atención. Sus manos movieron la computadora de sus piernas, luego se paró hasta caminar y posarse delante de ese espejo.
El chico estaba ahí, parado delante suyo.
A diferencia de la primera vez, Minhee dudaba que estuviera viéndolo. Lo más seguro era que ni siquiera tuviera idea de que él estaba ahí.
Vió como acomodaba la corbata del uniforme que llevaba puesto, frunciendo un poquito sus labios de lo concentrado que estaba. De forma inesperada, una sonrisa se formó en sus labios al verlo rendirse cuando no logró acomodarla de forma correcta.
La cabecita del chico se alzó solo un poquito, ambos pares de ojos encontrándose. Su mano se alzó hasta comenzar a estirarse en su dirección y las propias manos de Minhee se volvieron dos puños a su costado, se sintió repentinamente nervioso.
— ¡Minnie, llegarás tarde, cariño!
¿Eso...?
¿Acababa de escuchar la voz de alguien ahí?
Con el corazón latiéndole acelerado en su caja torácica, observó al tal Minnie negar con su cabeza, frunciendo sus cejas. Corriendo un poquito, tomó su mochila y salió de la habitación.
La adrenalina había llenado por completo el cuerpo de Minhee, de momento creyó que él lo tocaría, que en verdad estaba viéndole a los ojos. Pero no era así. De otra forma él le hablaría, ¿cierto? Si el chico del otro lado del espejo podía verlo entonces hablarían. Y Minhee tendría las respuestas a sus dudas. Así que no, lo más seguro era que no podría verlo como él.
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MIRROR. minijeu
Fanficminhee estaba seguro de que el reflejo que le devolvía el espejo definitivamente no era el suyo. cravity ; minijeu ff !