Capítulo 10

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Quince días. Esos días eran en total la cantidad de tiempo que llevaba en ese lugar. O al menos aquel era el conteo que él llevaba anotando en su calendario desde que se dió cuenta de que esa no era su realidad.

Si era sincero, hubieron veces donde extrañó en demasía a su padre, aún si en esa realidad paralela él tenía a su madre. De alguna manera le hubiese encantado tenerlos a ambos en un mismo tiempo, en un mismo lugar. Porque, muy en el fondo, deseaba tener esa familia completa que nunca tuvo. Luego, cuando asistía a clases, observaba la sonrisa radiante que Seongmin le brindaba, como sus piernas corrían instintivamente en su dirección y se colgaba de su cuerpo, actuando como si llevaran sin verse una eternidad, solo quería quedarse ahí. Quería mantener su nariz posada en la cabellera negra de Seongmin, oliendo ese dulce aroma que desprendía, no queriendo separarse de su lado por ningún motivo.

Y era extraño.

Minhee sentía tanto cariño hacia Seongmin que a veces le asustaba, puesto que apenas llevaban quince días estando juntos, hablando o simplemente compartiendo el rato uno con el otro. No consideraba ese sentimiento como uno amoroso, al menos no por el momento, creía que era más bien uno amistoso o tal vez un poco más allá. Lo adoraba por completo, moría de ternura cuando sonreía en grande enseñándole sus dientecitos de conejito, la forma en que sus ojitos brillaban cada que Minhee le regalaba helado de menta y no podía evitar sonreír como un tonto cada que lo escuchaba quejarse porque según él era muy pequeño y eso no era algo lindo.

Aquello último fue algo que Minhee debió de discutirle, a él le parecía sumamente lindo lo pequeñito que podría llegar a verse. Y, además, también amaba fingir burlarse de él por ello solo para verlo sonrojarse de la molestia. Era demasiado adorable.

— ¡Podríamos hacer una maratón de Marvel! —escuchar la voz cargada de entusiasmo del pelinegro cada que hablaba de algo que le gustaba era otra cosa que Minhee aprendió a querer de él. Siempre lo escuchaba atento, observando con dulzura sus ojitos brillantes—. ¿Tu madre no se molestará si voy a tu casa, cierto? —cuestionó después.

— No lo creo. —respondió rápidamente—. Estoy seguro de que estará feliz de conocerte. Te adorará tanto como yo. —estirando su brazo, logró pellizcar suavemente la nariz del menor, haciendo que éste la arrugara un poquito.

— Extraño al Minhee tímido... —murmuró Seongmin, tocándose la nariz. Minhee simplemente rió, volviendo a darle un pellizco—. ¡Ya!

— Bien, bien. No lo volveré a hacer. —dijo, sonriéndole—. Será mejor que nos vayamos antes de que el timbre suene.

— Yap, sí.

Ambos caminaron juntos planeando la pijamada que tendrían el sábado en la noche, con Seongmin aún poquito preocupado sobre la reacción que tendría la madre de Minhee al tenerlo allí, pese a que habían acordado que el castaño le hablaría al respecto para que no se llevara ninguna sorpresa.

A mitad de camino debieron separarse, puesto que Seongmin debía ir a buscar un libro para un trabajo, mientras Minhee decidió ir al baño porque necesitaba anotar algunas cosas en el block de notas de su teléfono —o el teléfono del Minhee de esa realidad—. Eran cosas vagas, como cambios que notaba cuando caminaba por la calle en dirección a su escuela. Habían pequeñas cosas que diferenciaban esta realidad con la otra, por ejemplo, ese día él había visto a Hyeongjun en los pasillos y también a Jungmo, pero ellos parecían ser dos completos desconocidos allí.

Woobin de vez en cuando se acercaba a un chico que iba al mismo año que Hyeongjun, sabía que éste chico era amigo del pelirojo que en esa realidad tenía un tono castaño, tenía la seguridad de que ellos dos de alguna manera mantenían una conexión, pero no tenía idea de cuál era. Sin embargo el rubio no se acercaba a los otros dos, y otra cosa que le llamó la atención era que él seguía prácticamente igual a la otra realidad, no había ningún cambio físico en él, mucho menos uno mental. Porque Woobin sabía quien era él, de dónde venía y tal vez mucho más que no quería decirle.

MIRROR.          minijeuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora