Capítulo ocho

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Los chicos miraron a Maléfica, preguntándose porque se había transformado en una pequeña lagartija. El Hada Madrina despertó de su trance, acercándose a ellos.

—¿Que le paso? —preguntó Jay.

—No tengo idea —contestó la pelimorada.

—¿Tu hiciste eso? —preguntó Evie.

—No, no, no, no —interrumpió el Hada Madrina. —Tu madre lo hizo. Se encogió al tamaño de su corazón. Asi que esta muy...pequeña.

—¿Sera pequeña para siempre? —preguntó Mal.

—Bueno, para siempre es un largo tiempo. Tu sabes amar, ella lo hará.

—Evidentemente esto es tuyo —Mal le devolvió la varita al Hada Madrina.

—Evidentemente esto...te pertenece a ti.

Mal sonrió. Se puso la pulsera en su muñeca.

—Todos han aprobado con diez la clase de bondad. ¡Bibidi babibi bú!

La felicidad que sentían los tres se desvaneció al ver a Carlos llorar. Todos se descongelaron. Ben observo confundido a los chicos de la Isla de los perdidos, hasta que sus ojos se quedaron en Rhiannon.

Evie corrió hasta Carlos, seguida por Mal y Jay.

—¿Que le sucede? —preguntó Evie asustada.

—Maléfica la hechizo —contesto Carlos.

—¿Puede hacer algo? —preguntó Mal, observando al Hada Madrina.

—¡Bibidi babidi bú!

No había pasado nada. Rhiannon seguía en suelo, como si estuviera durmiendo.

—¿Que sucede? —preguntó Ben, tomando las manos de Rhiannon, estaban frías.

—Maléfica uso un hechizo para duerma hasta la muerte.

—Ella se equivocó, pero no merece morir —habló Carlos. —No es mala, ella se dio cuenta que no lo era.

—Primavera, ¿no puedes hacer nada? —preguntó Will mirando al hada. —Cuando Maléfica hechizo a Aurora, usaste otro hechizo.

—Amor verdadero... —Mal le sonrió.

—Dulce niña, si por ese desdichado embrujo dormirás, despertarás con el calor de un beso de amor verdadero —apuntó su corazón.

—Pero, no sabemos quien es su amor verdadero —recordó Carlos.

—Ben —el chico miró a Evie. —Debes besarla.

—No...estoy seguro...de ser su amor verdadero.

—¡Bésala y compruébalo! —exclamó Will.

Ben tenía miedo, miedo de que Rhiannon no despertará. Se acerco lentamente a ella hasta cortar la distancia, presionando sus labios sobre los de ella con delicadeza.

Se separo al no sentir calidez en su cuerpo, estaba helada, sus seguían cerrados y su temperatura empeoraba.

Los presentes bajaron la cabeza. Ella había muerto. Lo único que quedaba era dejarla en un ataúd de cristal y esperar a que la despierte su verdadero amor.

—Lo siento...

—¡Rhiannon! —Ben se acercó a ella rápidamente para atrapar sus labios, besándola con desesperación.

—¿Ben? —preguntó Rhiannon, confundida.

—Te amo, Rhiannon —la abrazó con delicadeza, como si fuera a romperla.

—Te amo, Ben.

Rhiannon se sintió nerviosa al ver tantas personas mirándola. Sus ojos de detuvieron en sus amigos, ellos le sonreían. Ella se acerco lentamente a ellos con una sonrisa tímida.

—Lo siento —jugó con un mechón de su cabello. —No quise hacerles daño, lo siento, Jay.

—Estamos a mano —la chica lo miró confundida. —Uno de tus golpes debía dolerme algún día.

Ellos rieron para después acercarse para abrazarla entre todos.

—Lo siento, Rhiannon —le dijo la pelimorada. —Por subestimarte todo el tiempo.

—No importa ahora.

La chica de ojos avellanas sonrió al ver a Will, este le sonrió para después darle un abrazo.

—Entonces, ¿Mal debe lidiar con tu hermano? —le preguntó ella.

—Chad debe lidiar con idea de que amo a Mal y la verá todo el tiempo en mi castillo.

—¿Tu castillo?

—Me corresponde, soy el primogénito.

—Heredero y sabe bailar, buen partido —le dijo Rhiannon mirando a Mal.

—No importa el dinero —dijo Evie, su brazo estaba unido con el de Doug.

—No importa el dinero —repitió Rhiannon con una sonrisa. —Solo el amor.

—Yo te amo, pero ahora estás en serios problemas jovencita —reprochó el Hada Madrina mirando a Jane.

—No sea dura con Jane —interrumpió Mal. —Yo fui quien puso esas ideas locas en su cabeza. Y tu eres maravillosa, no solo en tu interior. Tu mamá tienen razón.

—Creo que tengo mucha suerte porque es mi mamá —dijo Jane.

—Tienes suerte de tener una madre, Jane —sonrió Rhiannon.

—Tenemos suerte porque te tenemos —hablo Carlos abrazandola. —Cuidaremos a Chico, juntos.

—¿Podemos adoptar un dalmata? —preguntó Rhiannon emocionada.

—Algún día —contesto Carlos.

—¡Hey! —exclamó Mal mirando a un mayordomo. —Cuidado, es mi madre.

Rhiannon se acercó a la pelimorada, en sus manos tenía a Maléfica en forma de un lagarto, dentro de un cristal.

—¡Que comience la fiesta ya! —exclamó Jay.

Rhiannon se tropezó frente a Ben, el la tomó de las manos.

—Nunca te dejaré caer.

—¿Me dejarás cuando te de pisotones? —Will rio, pero remplazó su risa por una tos. La pelimorada le había dado un golpe.

—No te dejaré aunque me des pisotones.

—¡Muéstrale lo que te enseñe! —Mal le dio otro golpe. —¡Ay! Me duele, amor.

El ahora Rey y su novia rieron, ambos se unieron a los demás para bailar. Como había dicho Rhiannon, su historia recién comenzaba. No era la villana, pero era la protagonista del cuento y estaba feliz, no estaba segura si duraría para siempre, pero estaba feliz en el presente.

SHAN YU [#1] Ben BeastDonde viven las historias. Descúbrelo ahora