Capítulo veintiuno

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Sabía que Mal estaba alterada, por eso decidí no decir nada y seguirla. Se que ella intentaba hacer lo mejor, ser novia de Will la hacía importante en las decisiones. Ella no quiso ser dama de la corte, pero se sentía obligaba a pensar lo mejor para el reino.

—Uma, Uma, espera —pidió Mal. —Por favor, alto. Tienes que ayudarme. Lo lograremos si lo hacemos juntas.

Estaba desesperada, Uma lo había notado.

—Te abandonaron todos, ¿cierto? —la miró seriamente. —Bien.

—Ben encontró bondad en ti —dijo Mal. —y hoy, Uma, yo también la vi. Te preocupas por todos, y Auradon necesita que lo salves. Ayúdanos, por favor.

—Lindas palabras, sí —dijo Harry. —Pero ella cambio de opinión.

—Rhiannon, ayúdame —me pidió Mal.

—Tu causaste todo esto, Mal —dijo Uma. —Intenta resolverlo.

—¡Mal, ayúdame! —gritó Celia a lo alto del castillo.

—Sí, salva a tu amiguita —gritó Audrey.

Me aparté de Mal al ver sus ojos brillar, se había convertido en un dragón. Voló a lo alto del castillo, escupiendo fuego contra los rayos de Audrey.

—No logrará nada sin la brasa —¿Uma?

—¡Ayúdame, Mal!

Sentí impotencia al ver como un rayo atacaba a Mal. No podía hacer nada, era una simple mortal.

—Hay que hacer esto juntas, así somos más fuertes. Aquí estoy, Mal —le dijo Uma.

Baje de las escaleras, tropezándome en el camino.

—Que tu poder despierte, enciéndete, yo te acompaño. —conjuró Uma. —Encuentra tu poder y enciéndete.

La brasa brilló. Hubo un choqué de poder, el del cetro y la brasa. Un brilló azul hizo explosión, Mal había vencido a Audrey.

Sentí unos músculos abrazarme.

—¿Cuando te volviste fuerte? —pregunté.

—Siempre lo fui.

—Si fueras pinocho te hubiera crecido la nariz.

Les di una sonrisa antes de adentrarme al bosque. Intenté recordar el camino, pero parecía que caminaba por el mismo lugar. Terminé confundida.

—Rhiannon...

—¡Keiro! —lo abracé con fuerza. —Creí que serías de piedra para siempre.

—Sabía que buscarías una solución.

—No hice nada, Keiro. Pensé en dejar sus estatuas en un jardín y dejarles flores.

—Estamos bien, no somos de piedra —puso sus manos en mis hombro. —Si no fuiste tu, ¿quien fue?

—Mal lo hizo con la brasa, con ayuda del colgante de Uma —contesté. —No pude hacer nada, solo fue expectante. Porque no tengo magia, solo se mover una espada.

—Eres más eso. Que seamos simples mortales no son hace mejor o peor que los que poseen magia.

—¿Donde esta Ben?

—En la casa de Evie con Merlín —tocó mi muñeca, donde estaba la pulsera. —Hable con él.

—¿Hablaste con Ben?

—Sobre ti, le aclaré las cosas.

—Suena amenazante.

—Le hice entender que tenía tu amor y eso no es poco, ese pequeño con tus ojos es prueba de un felices para siempre.

SHAN YU [#1] Ben BeastDonde viven las historias. Descúbrelo ahora