Capítulo dos

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Doug, el hijo de Tontín miraba a Evie como si estuviera hechizado. Ella se acerco a él, sonriendo coqueta.

—Evie, hija de la Reina Malvada.

Los observe con los ojos entre abiertos.

—En cuanto a sus clases, puse algunos requisitos. Historia de leñadores y piratas. La seguridad del internet y Bondad correctiva inicial.

—Déjame adivinar —hablo Mal. —¿Nueva clase?

Doug asintió con la cabeza. Mal subió las escaleras, seguida por los chicos. Me quede mirando las paredes, eran tan simples y aburridas.

—Sus habitaciones esta por allá —señaló Doug.

Salté detrás de las chicas, Mal comentaba las cosas que le parecían horrorosas a Evie.

—Vaya, ¡Este dormitorio es muy...!

—Asqueroso —interrumpió Mal.

—¡Hermoso! —salté de emoción.

—Tienes razón, es muy asqueroso —sabía que estaba de acuerdo conmigo al ver la habitación con brillos en los ojos.

—Voy a necesitar mucho filtro solar —comentó Mal. —Evie.

Me senté en una cama, era cómoda, no había rastro de polvo y manchas. Me quede varios minutos acostada en la cama hasta que vi a Evie acomodar unas cosas, entonces saqué las mías y las acomode.

Después de acomodar mis cosas las chicas sugirieron ir al dormitorio de los chicos. Ella salieron del dormitorio.

—Esperen —murmuré.

Observe la espada de mí padre, no podía pasear por el colegio con una espada. Sería un escandalo, uno agradable.

Silenciosamente nos escabullimos hasta donde debían estar los dormitorios de caballeros

—Asombroso —me acerqué a los chicos para jugar con los videosjuegos.

—¡Chicos! —gritó mal. —¿Tengo que recordarles por que estamos aquí?

Hice un gesto pensativo.

—¡Hada Madrina, blah, blah, blah! ¡Varita mágica, blah, blah! —contestó Jay.

Solté una risa, me daba gracia pero al parecer a Mal no le parecía gracioso.

—Es nuestra única oportunidad de mostrarle a nuestros padres quienes somos —ella tocó mi largo cabello negro con mechas blancas. —Demostrar que somos malvados, violentos, despiadados y crueles, ¿si?

—Estarán orgullosos de lo malvados que llegaremos a ser.

Mal me sonrió, complacida.

—Evie, el espejo.

—Espejito, espejito en la...en mis dedos, la varita del Hada Madrina...quiero —un destello salió del espejo casi dejándome sin vista.

—¡Ahí esta! —señalo una imagen.

—Aleja la imagen —habló Carlos.

—Espejo magico, no tan cerca —pidió Evie. —Más cerca, más carca, más cerca...

Esto es eterno.

—¿Puedo ir a jugar? —preguntó Carlos. —Estoy en el nivel tres.

—Te acompaño —me levante de un saltó.

—Esta en el museo.

—¿Esta lejos? —pregunté, no quería ir tan lejos con mis tacones dorados.

SHAN YU [#1] Ben BeastDonde viven las historias. Descúbrelo ahora