Día Cuarenta: Trabajo de Ninja

5.1K 644 192
                                    

Esta historia esta dedicada a yatamomo-san

¡Muchas gracias por apoyar esta historia!

...

¿Por qué hice eso?...

...Me involucré demasiado...

¿Esto podrá afectar al futuro?... Sobre todo a los enemigos que ven el pasado...

...¿Qué haré?...

Es tan cómodo aquí...

Me levanté de golpe de la bañera, tosiendo y respirando con algo de dificultad.

- O-otra vez...- Murmuré agrarrandome con fuerza de los bordes de la tina y acomodandome mejor.

Golpeé los azulejos celeste claros de la pared con frustración. Sin importarme el dolor creciente de mis nudillos apoyé mi cabeza.

Mordí con fuerza mis labios temblorosos.

El aire se escapaba cada vez rápido y era obligado a tomar bocanadas de aire.

- Boruto,¿Ya estás despierto?- abrí los ojos de golpe a escuchar la voz de Hinata.

Aclaré un poco mi garganta antes de contestar que sí y que ya bajaba.

Salí de la bañera lentamente.
Me eché la toalla encima de los hombros.

El sabor de hierro se hizo presente en mi boca, detuve mi andar para mirarme al espejo.

Mis ojeras más marcadas que antes y eso que ni siquiera había llegado lo peor.

Observé como la sangre bajaba del labio inferior hasta el mentón.

Cerré los ojos con cansancio. Abrí el grifo del lavamanos y me limpié.

-Que maravilloso es tener chakra- Murmuré antes de salir del lugar con las heridas curadas.Y las ojeras cubiertas por una fina capa de corrector.

Di un rápido vistazo a la habitación. Esto tampoco me gustaba. Pero es lo menos que podía conservar por Boruto.

Deslice mi dedo por las esquinas de los muebles admirando todo en el lugar en que habían sido puestas por su dueño.

Mi vista se desvió a las fotografías que tenía de su familia, la casa estaba llena de ellas.

Me senté en la cama algo aturdida.

- Siento quitarte tu lugar...- Susurré cubriéndome más con la toalla

Limpié con el dorso de mi mano las lágrimas que amenazaban con salir.

Observé al mueble al lado de la cama como si fuera lo más interesante del mundo y me perdía en mi mente de nuevo y de nuevo;nuevo...

Estiré mi brazo de golpe y abrí un cajón el cual estaba hasta al tope de los juegos que solía usar su dueño.

El tenia tantas cosas, ¿era infeliz como yo?

Comencé a colocarme la ropa.

...Tenía todo menos el padre que quería. Es como si no tuviera uno.

Abróche los botones de la camisa de un blanco pulcro.

...Y no solo lo hacía sufrir solo a él sino a su madre y hermana.

Ajusté la corbata roja y me coloqué el chaleco negro.

... Tal vez a los dos nos tocó sufrir en silencio...

¿SOY BORUTO?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora