08|Egoistas|

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Antes de haberse ido a pasar Año Nuevo con su madre en Miami, había contactado a James para que se quedara en su departamento, de modo que lo cuidaba, mas en realidad ___ solo quería que el chico permaneciera en un lugar que le permitiera estar cómodo, calientito y seguro de que no lo encontrarían.

— Oh, no es necesario que te vayas, paso bastante tiempo en el café. No es un problema para mi que te quedes.— le indicó con una sonrisa una vez había regresado.

Con aquellas palabras, Bucky pensó que lo menos que podría hacer por ella era levantarse todas las mañanas a las 5 a.m para que ella tuviera un desayuno en la mesa. Aunque, no significaba molestia alguna para él, aparte de que no podía dormir lo suficiente por sus pesadillas, le gustaba pasar tiempo con ella. Se sentía en su hogar, como si hubiera vuelto a aquella familia de clase media baja de la que había formado parte alguna vez, y para la que preparaba el desayuno cuando tenía la oportunidad.

Con el pasar de los días, ___ se había acostumbrado al sonido de la cocina y a la débil música que se colaba hasta su habitación. Y a pesar de siempre estar alerta, podía admitir con una inefable sonrisa que le agradaba la compañía de James.

— Buenos días, James.— saludó en medio de un bostezo mientras estiraba los brazos.— Diablos, ni la ducha pudo despertarme.

— Buenos días, ___.— dirigió sus esferas azules por un segundo a ella, apreciando como aparecía ya lista para ir al café.— Tal vez no estarías tan cansada si evitaras ver series hasta tan tarde.

— Está bien, mamá, tomaré en cuenta tu consejo.— respondió burlona y se acercó al chico para mirar lo que preparaba.— Pero solo si me preparas el desayuno toda la vida.

Su corazón latió más rápido de lo normal.

— No quiero volver a las manzanas, ¡grasas saturadas, hurra!

— Empezaré a hacer desayunos más saludables...— dijo mirando el tocino y huevo frito que se freían en la sartén.

— Está bien, mientras desayunemos juntos no importa que prepares.— se sentó en uno de los taburetes que permitían sentarse frente a la gran isla de cuarzo.— Es aburrido comer sola.

Simplemente se dejó caer en el taburete de la isla de cuarzo, disfrutando de los últimos minutos dentro de su hogar que le quedaban. Miró la espalda bien ejercitada de James y no pudo evitar pensar en que un hombre parcialmente desconocido se escondía en su morada. ¡Ah! no olvidar de que era un antiguo asesino, a pesar de que no lo hacía a conciencia, se había demostrado hace no más de un par de meses que aun era posible manipularlo. 

Bueno, al menos había confirmado que tenía la habilidad de recuperarse eficazmente en un menor tiempo que otros. 3-4 semanas había sido un tiempo récord sobre el tiempo que tuvo.

—___.— su llamada la despertó.— ¿Estás bien?

— Estoy bien, James.

— Bucky.— corrigió, mirándola con una media sonrisa.— Me gustaría que me llames así. Soy Bucky.

— Creo que voy a llorar.— se limpió una falsa lágrima.— ¿Eres Bucky? 

— Eso intento. 

Se miraron por largos segundos a los ojos, ella se hipnotizó en aquellos ojos océano que le había dado la confianza para llamarlo por el apodo con el que se empezaba a identificar. Él, volvió a sumergirse en esos ojos que le habían dado tranquilidad y lo refugiaban. La mano de ___ se posó sobre el rostro de él, acariciando sobre su barba de unos cuantos días, ella le había facilitado una rasuradora eléctrica y recién empezaba a comprender como funcionaba, así que no lo intentaba diariamente para mantener su integridad física. 

Good-Old fashioned lover boy [Bucky Barnes y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora