Capítulo VI

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Cecilia:

—¿Por qué estás tan nerviosa? —me pregunta mi prima mientras caminamos por el parque.

Despego la vista de la pantalla de mi celular para fijarla en ella, aunque ya no me presta atención, ahora solo la tiene para Javier que está sentado junto con Alex en un banco a varios metros de nosotras.

No tengo deseos de estar a una distancia poco prudencial de Alex, pero no le puede decir que no a mi prima. Se la ve tan feliz con Javier que no pude negarme.

—Es que hace tres horas que no responde mis mensajes ¿y si no viene? —le contesto.

No sé si es una buena idea tener a Alex y a Armando tan cerca uno del otro pero quiero pasar más tiempo con mi novio y es algo a lo que no voy a renunciar por nada.

—Te preocupas demasiado por todo, si no viene, se pierde la oportunidad de estar contigo —su intento de tranquilizarme no funciona en lo absoluto.

Cuando llegamos hacia donde están los chicos Mónica se sienta al lado de su novio. Después de que se saludan se funden en un efusivo beso, de seguro sienten como si no existiera más nadie en el mundo.

Mi mirada se encuentra con la de Alex que intercambia la suya entre la pareja y yo. Me pregunto ¿el sería capaz de estar así conmigo, con todos viéndonos, si fuera su novia?

Me golpeo mentalmente.

¡¿Qué hago pensado yo en eso?! ¡Tengo novio!

—Suéltala que es asmática —bromea Alex mientras reviso nuevamente mi teléfono.
Nada. Ni una señal de vida.

—Él es mi tanque de oxígeno —responde mi prima sonrojándose.

Se ven tan tiernos.

—¿Quieres otro aerosol? —le pregunta Javier con una enorme sonrisa y ella asiente aun sonrojada y mordiéndose levemente el labio.

Busco en Whatsapp el contacto de Armando y le escribo:

¿No vas a venir?

Te estoy esperando en el parque.

Me muerdo la lengua y vuelvo a escribir:

¿Pasó algo? ¿Por qué no me contestas?

—¿Por qué no te sientas Bella sin la bestia? —me pregunta Alex, ya que no he hecho ni el amago de sentarme.

Estoy tensa, parada como estatua en mi sitio. No me apetece estar cerca de Alex, el sabor de sus labios sigue en los míos aun, así como algunas de las sensaciones que me provocó.

—Estoy esperando a mi novio —sueno cortante, indicándole que se calle con la mirada.

Pero Alex es el rey de los que nunca se callan.

—Tu novio nunca está contigo.

—Siempre está conmigo pero eso no es de tu incumbencia —lo fulmino con la mirada, pero ni siquiera se inmuta ante eso.

—Él nunca está contigo y si lo está solo te besa y te toquetea —dice molesto.

¿Quién se cree que es? ¿Qué derecho tiene el de decirme todo eso cunado el hace exactamente lo mismo con casi todo el alumnado femenino de la escuela?

Además, ese no es su maldito problema.

—¿Qué haces observándome? A ti no te importa lo que haga o lo que deje de hacer con mi novio, yo sé lo que hago y es mi relación, no la tuya. Ve a cuidar de tu vida que yo cuido la mía.

No caeré en tu labiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora