Cecilia:
Tomo aire antes de entrar sin tocar en el cuarto de mi prima. Ella me mira sorprendida, mientras el peine se le cae de las manos. Seguro que la asusté. Mientras recoge el peine yo me siento en el borde de su cama.
––¿Sigues molesta? ––pregunta desenredando su pelo después de haber recogido el peine.
No estoy molesta, aunque llegué a estarlo en un punto. Parece que ella hace de todo para acabar mi relación con Armando. Sé que él no le agrada, pero debería no entrometerse en esto.
Amo que se preocupe por mí, pero esta no es la manera adecuada, no vigilando a Armando para que al mínimo movimiento extraño, me lo vengan a decir a mí.
Sé que Armando se equivocó, pero yo igual lo he hecho, así que no tengo derecho a no perdonarlo. No soy hipócrita.
Alex me ha hecho cometer muchos errores.
Alex.
Él siempre se mete en mi cabeza, es peor que la consciencia. La culpa que siento por traicionar a Armando y este fuego que siento cada vez que Alex me toca, están acabando conmigo.
––No. No puedo estar molesta contigo ––levanto la mirada del suelo y fuerzo una sonrisa––. Porque sé que si dijiste eso es porque lo creías y no querías que continuara en una relación engañada, pero tienes que entender que eso fue producto de tu imaginación y…
––Ahora crees que tengo alucinaciones ––frunce los labios––. Pensé que confiabas más en mí.
Confío en ella, solo que no quiero decirle lo que de verdad está detrás de mi decisión. La decepcionaría.
––Y lo hago pero tienes que entender de que lo que viste fue idea tuya —digo nerviosa mientras hago puños en la falda de mi vestido dorado.
––Yo sé lo que vi ––replica molesta.
––No quiero seguir discutiendo de esto. No quiero estar mal contigo ––suspiro––. Solo quiero que esta noche todo este bien.
Ella musita algo que no logro a comprender cuando tocan la puerta.
—Mónica, hay un muchacho en la sala.
—¿No es Javier? —pregunta Mónica dejándose el pelo suelto.
—Creo que se llama Alex —me tenso—. Es muy simpático.
No puedo creer que ya Alex se haya ganado a mi tía. Qué clase de labia.
—Dile que ya vamos.
Mi tía antes de irse nos dice que estamos muy lindas. Cuando se marcha, Mónica me mira por unos segundos. Antes de que logre preguntarle a que se debe esa mirada, deja de mirarme para echarse perfume.
Poso mi vista en la puerta abierta de su closet, donde tiene pegada una foto de cuando éramos niñas.
Sonrío con nostalgia. La pasamos bien esos años. Mi prima parece más mi hermana que mi prima, por eso no quiero decepcionarla. No me gusta las miradas que me da cuando lo está.—Vámonos —dice dirigiéndose a la puerta.
Me levanto y salgo detrás de ella del cuarto. Caminamos por el pasillo, desde donde puedo escuchar las voces de mi tía y de Alex.
—¿Eres amigo de Mónica y de Cecilia?
—Es el mejor amigo de Javier —intercede mi prima cuando llegamos a la sala.
—Auch —dice Alex colocándose la mano en la parte izquierda del pecho—. Me hieres. ¿No me consideras tu amigo?
—No he dicho ninguna mentira. ¿No eres el mejor amigo de mi novio?
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No caeré en tu labia
Teen FictionCada vez que me acostaba en mi cama, con una pierna encima de la otra y me ponía a leer un libro, fantaseaba con que alguna vez me pasara algo similar a los romances de los protagonistas. Sonreía cuando me imaginaba enamorándome del típico chico mal...