Isabella está dispuesta a despedirse del amor que siente por su mejor amigo, todo sea por la felicidad de él; ha quedado claro que Harry no siente nada por ella y aunque ha pasado toda la vida dándole su corazón, pareciera que Isabella nunca será su...
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A comparación de los demás, me encontraba callada, tratando de ponerle orden a mis pensamientos e intentando no emitir alguna palabra al respecto.
Gemma estaba más que molesta con su hermano, Niall parecía decepcionado, los demás confundidos y yo solo existía, pues no me atrevía a juzgar las decisiones de Harry tomando en cuenta que yo estuve en algo similar.
A este punto, la relación de mi mejor amigo con su esposa pendía de un hilo.
Había días donde se les veía bien, donde se notaba que ambos intentaban sacar adelante su matrimonio; se podía percibir su empeño por volver a lo de antes, a la relación sacada de un cuento donde todo era perfección y amor, incluso, supe que Harry había propuesto tomar terapia de pareja, pero su esposa sólo se negó y aparentemente, llamó a sus problemas como algo momentáneo.
Hubo momentos en los que llegué a creer que lo estaban logrando, que realmente estaba funcionando su estrategia de salir a cenar y hacer todo aquello que solían hacer cuando sólo tenían su noviazgo.
Pero aparentemente, las excusas de Paige volvieron y los constantes enojos de Harry también, por lo que con el paso de los días, regresaron a la monotonía y aun peor, a discutir frente a nosotros.
Había perdido la cuenta de las veces en las que Niall y Liam trataban de calmar la situación mientras yo sujetaba fuertemente la mano de Gemma para evitar que se metiera en discusiones ajenas.
Incluso, una vez más, Paige había arrematado conmigo una noche en el bar cuando estaba pasada de copas, culpándome de que Harry pasara la mayor parte del tiempo conmigo cuando, en realidad, era ella la que se alejaba de su esposo todo el tiempo.
Trataba de involucrarme lo menos posible en sus asuntos y todas aquellas veces en las que Harry se quejaba conmigo de su matrimonio, me limitaba a asentir, a negar, a decir unas cuantas palabras de aliento y, si estaba en mis manos, a dar algún consejo.
No defendía a Harry y mucho menos a ella.
— Harry, tenemos que irnos, por favor — suplico en una oración pero no recibo la respuesta que quiero
— Isabella, ven y toma un trago conmigo — dice mi mejor amigo de una manera muy alegre desde el sofá en el que está sentado
— Tomaremos un trago después ¿de acuerdo? Necesito llevarte a tu departamento y...
— ¡No! Yo quiero estar contigo, no quiero estar solo
— No vas a estar solo, Paige debe estar esperándote y...
— ¿A quién le importa Paige? — dice amargamente pero después, suelta una gran carcajada
— A ti, es tu esposa y no tengo idea de que mierda está ocurriendo con ustedes, pero por favor, no hagas esto más difícil
