Isabella está dispuesta a despedirse del amor que siente por su mejor amigo, todo sea por la felicidad de él; ha quedado claro que Harry no siente nada por ella y aunque ha pasado toda la vida dándole su corazón, pareciera que Isabella nunca será su...
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Camino de un lado a otro por la habitación y detecto como mi mejor amiga me observa ir de aquí para allá. La sonrisa en su rostro es enorme y sé que está divertida con la situación.
— Es solo Harry, Isabella — dice
— ¡Exacto! ¡Es Harry, Gemma! ¡Tú hermano!
— ¡Con quien tendrás una cita esta noche! — canturrea emocionada
— ¿Es normal sentirme así de nerviosa? — pregunto
— No, quiero decir, llevan una eternidad conociéndose — ríe — Pero creo que es válido que te sientas así
— No me estás ayudando ¿sabes? — frunzo el ceño pero no tardo en unirme a sus sonrisas
— Eres una enamoradiza de primera, Isabella — me molesta y se pone de pie para abrazarme y las dos nos reímos por sus palabras — Anda, vamos a escoger algo para que uses esta noche
El sábado había llegado con demasiada lentitud, pues al ser un día tan deseado para mí, el tiempo esta vez no había jugado a mi favor.
Hoy era mi cita con Harry y tal como me lo había dicho por teléfono unas horas antes, visitaríamos la Galería Nacional, el primer museo que visitamos juntos al llegar a la ciudad, después iríamos a cenar y más tarde pasearíamos por la ciudad.
Me parecía la mejor cita de todos los tiempos.
Sabiendo que debo lucir lo más presentable y deseando dejar impresionado a mi mejor amigo, Gemma me ayuda a buscar en mi armario algo adecuado para usar y encontramos la ropa que queda perfecta para la ocasión.
El reloj marca las 5:00 p.m. y me alegro al notar que justo cuando alguien toca mi puerta, yo me encuentro preparada; mi vestimenta, mi cabello y mi maquillaje están en su lugar y cuando Gemma abre la puerta por mí, los nervios me recorren cuando escucho la voz ronca de Harry al fondo.
— ¡Isabella! ¡Ya llegó tu enamorado! — grita mi mejor amiga y no puedo evitar rodar los ojos ante sus palabras
Tomo mi bolso del tocador y asegurándome de que llevo lo necesario, salgo de mi habitación y camino hasta la entrada, donde se encuentran los dos hermanos.
Parece que ninguno se da cuenta de mi presencia a pesar del sonido de mis zapatos chocando con la madera del suelo, pues cuando llego a ellos, observo que Gemma está acomodando la chaqueta de Harry y le habla en susurros.
— La lástimas y me olvido por completo de que eres mi hermano ¿me oíste? No dudaré en cortarte los testículos — dice mi mejor amiga
— ¿Y si ella es quien me lastima? — Harry la reta
— Me voy a poner de pie y le voy a aplaudir — sonríe como respuesta
