A-Yuan es mi mejor regalo

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El treinta y uno de octubre es un día festivo: ¡Es Halloween! Además de ello, también es el cumpleaños de Wei Ying.

Wei Ying no solía esperar nada por su cumpleaños; cuando vivía con sus padres no había nada particular que lo hiciera especial, cuando se convirtió en un adolescente, iba a fiestas de Halloween, nunca nadie le organizó nada por su cumpleaños y desde entonces, Wei Ying nunca asumió ese día como su día especial.

El año antes de que naciera A-Yuan, conoció a Wen Qing y su cumpleaños lo pasó a su lado. No hubo felicitaciones ni comida, Wei Ying se desvivió en hacer sentir cómoda a Wen Qing. Honestamente, él ni siquiera recordaba que era su cumpleaños; fue porque Wen Qing le entregó un pequeño obsequio, una cajita sorpresa que vendían en la tienda de conveniencia donde había empezado a trabajar; fue entonces, que lo recordó. Agradeció genuinamente feliz tal detalle y Wen Qing nunca entendió por qué se había puesto tan feliz; solo era un regalo de agradecimiento ¿por qué habría de estar tan feliz por algunos caramelos baratos?

Después que A-Yuan nació, Wei Ying se sintió triste y solitario. Esta vez, no olvidó su cumpleaños, ¿cómo podría? En su mente había demasiados recuerdos y en sus brazos un niño que no llegaba al año de edad.

Wei Ying estaba agotado, A-Yuan había estado enfermo, había hecho turno doble en su trabajo de medio tiempo y había tenido una sesión de fotos.

Como A-Yuan no se sentía bien, le tomó mucho más tiempo del acostumbrado para dormirse; Wei Ying lo tuvo en brazos hasta que finalmente se durmió. A penas si había tocado bocado alguno y moría de hambre; como temía despertar a A-Yuan, no lo dejó en la cuna por lo que fue junto con él a la cocina para prepararse algo de comer.

Al abrir la nevera, la vista lo desconsoló: no había nada comestible. Wei Ying entonces recordó que había estado posponiendo hacer las compras y finalmente llegó el día en donde no tuvo nada que comer.

Afortunadamente, en la despensa había un paquete de ramen instantáneo. Lo preparó y se dispuso a comer sentado en la mesa con A-Yuan en sus brazos.

Allí, sentado en medio de la noche con un tazón de ramen caliente, Wei Ying sintió que los fideos sabían mal, el silencio de su apartamento lo aturdía y la respiración acompasada de A-Yuan no le ofrecía ninguna calma a su corazón.

Wei Ying nunca había imaginado que alguna vez estaría tan solo en el mundo, sin amigos y sin familia: sin un hogar. Una lágrima corrió por su mejilla; la limpió rápidamente y se preguntó a sí mismo ¿por qué estoy llorando?

Para empezar, había sido su decisión: caminar por un estrecho tablón de madera en la oscuridad. Bajó su mirada y sus ojos se encontraron con el rostro durmiente del bebé, su mano delineó la pequeña nariz de su hijo.

—¿Qué estoy haciendo? —preguntó en voz alta pero no obtuvo respuesta.

Las cosas que debía hacer y las cosas que quería hacer no siempre eran las mismas.

Sin embargo, al mirar aquél pequeño niño en sus brazos pensó que estaba bien si se sentía solo y sin apoyo pero sin duda, Wei Yin le daría un hogar a A-Yuan, el hogar que él nunca tuvo.

¿A quién le importa si su estrecho tablón no podía soportar a más personas? Mientras el niño que amaba con todo su corazón fuese feliz, entonces él nunca lamentaría su decisión.

—A-Yuan —Wei Ying susurró—; papi es un poco tonto y a veces se mete en problemas, pero papi te hará feliz.

Como si el bebé lo hubiese escuchado, una ligera sonrisa adornó su rostro y Wei Ying sintió ternura en lo profundo de su corazón.

Will you marry me soon? [WangXian]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora