Capitulo IV

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Despierto como cualquier día, no me siento especial a pesar de que era mi cumpleaños. Tengo algunos mensajes de familiares felicitándome por mis veintisiete años.

— ¿Hola? — contesto cuando recibo una llamada de Tom.

— ¡Feliz cumpleaños! — grita y río maravillada con este hombre.

— Gracias — murmuro risueña tirándome a la cama de espaldas.

— Estaremos todo el día juntos, ya planeé lo que haremos.

— Oh Dios — sonrío al pensar que pasaré todo el día con él.

— ¿Te llegó mi regalo?

— No pero no es necesario, Tom — abrazo mi almohada con fuerza.

— Claro que es necesario, estaré en tu casa en dos horas.

— Está bien — suspiro feliz y cortamos la llamada.

Solo han pasado las primeras horas de mi cumpleaños y ya siento que será el mejor de toda mi vida. Pero mi felicidad es interrumpida por otra llamada en mi teléfono.

— ¡Feliz cumpleaños! — gritan papá y Luis.

— Gracias — sonrío.

— Deseo que pases un excelente día, ya tienes veintisiete, mi niña — papá comienza a hablar y puedo sentir como mis ojos se cristalizan — parece ayer que te sostuve por primera vez en mis brazos y ahora estás tan lejos de mi.

— Ay, papá.

— Deja de llorar, te harás más viejo — escucho la voz lejana de Luis y río.

— Te dejaré hablar con Luis, está molestando por aquí.

— Feliz cumpleaños estúpida, no te emborraches.

— Gracias, cabeza de moco y no me digas que hacer, soy mayor que tú por once años.

Hablo unos minutos más con ellos y luego nos despedimos prometiendo que pronto estaremos juntos.
Sigue doliendo que mi madre no haya intentado saludarme aunque ya estoy acostumbrada, no es la primera vez.

Salgo de mi cama cuando el timbre de mi casa suena, me acerco a la puerta donde encuentro a una mujer de cabello afro con un gigante ramos de rosas rojas y dos bolsas blancas con papel negro saliendo de sus costados.

— ¿Olympia Minelli? — pregunta y asiento — esto es para usted.

Tomó entre la brazos el hermoso ramo y las dos bolsas de cartón.

— Firme aquí, por favor.

Firmo con rapidez para luego entrar a mi casa, sobre la isla de la cocina dejo todo.
Paso delicadamente mis dedos por las rosas, entre medio de ellas encuentro una tarjeta en color negro y con tinta plateada:

                  Feliz cumpleaños, hermosa.
                                                  — Tom H.

— Ay, Tom — niego con una sonrisa.

Coloco las rosas en un jarrón con agua y luego abro la primera bolsa blanca.

— No puede ser — abro mi boca sorprendida cuando veo el suelto vestido azul marino con detalles plateados.

Coloco la suave tela sobre mi cuerpo y sé que se me verá hermoso.

— ¿Que más compraste, Tom? Te daré un golpe cuando te vea — susurro dejando el vestido de lado.

Rompo la cinta que mantenía cerrada la segunda bolsa, encuentro dos libros de literatura clásica. ¿Como supo que me gustan estos libros?

Entre canciones y películas - Tom Hiddleston +18 [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora