La Debilidad De Iñaki (+18)

Meses de Indiferencia

EMMA

Termino de desayunar sola con unas enormes ganas de llorar pero no lo voy a hacer, no le voy a dar el gusto a este corazón sensible y débil que me toco llevar conmigo hasta que muera.
El que Iñaki se vaya a Dubái solo no es motivo para llorar o ponerme deprimida, no es como si no lo volviera a ver nunca más y tampoco como si me engañara aunque la solo idea me hace enojar y mucho.

Él es mío, solo mío...

Antes de que se levante de la mesa, sin terminar su desayuno, no cruzamos ni una maldita palabra.
El ambiente se siente tenso desde el momento en que recibio esa llamada en el hotel y no entiendo porqué, hasta se ha olvidado que mañana tenemos turno con la doctora.
Termino de desayunar y luego de dejar todo impecable de limpio subo a la habitación en busca de mi celular para avisarle a mi mamá que mañana me acompañe a la doctora, no me agrada la idea de ir sola pero si ella no puede tendré que hacerlo.

- Cuidarla por favor.- escucho que habla Iñaki antes de entrar a su despacho.

Ay sí! Quiero estar donde él este...

- Si señor.- le contesta la voz de un hombre que no conozco.

- Por tu vida que si.- vuelve a hablar mi esposo en forma de advertencia.

Dudo en entrar, no parece estar de humor pero tampoco tengo yo la culpa, además pueda que le cambie el humor con mis encantos.
Una vez que un grandulon sale de adentro decido entrar, algo nerviosa cruzo la enorme puerta encomendando mi alma a dios.

Que exagerada lo se...

Iñaki levanta su cabeza y al ver que soy yo frunce su ceño escaneandome de arriba abajo, mi corazón pide a gritos que al menos me sonría que me de señales que no esta enojado conmigo, pero no lo hace y vuelve su vista a los papeles sobre su escritorio.

¡No huyas! ¡Usa tus encantos!...

Camino hasta la silla frente a él y tomo asiento algo muy nerviosa, no me mira ni nada parecido solo firma papeles y los acomoda uno arriba del otro, tampoco se de que hablar mi mente se me congelo totalmente.
Para mi suerte el celular me suena y es una llamada de mi mamá.

- Hola mamá.- la saludo una vez que contesto.

- Hola mi niña, estaba afuera limpiando el jardín, tiene muchas flores abandonadas.- explica porqué no me atendió antes. - Dime ¿que paso?.- pregunta.

Antes de responder miro a Iñaki y este sigue con sus papales sin expresión alguna.
Mi corazón esta a punto de romper a llorar, no creo soportar su indiferencia, no cuando siempre me trato como a una reina, pero a la vez me digo a mi misma que no siempre vamos a estar pegados el uno al otro, habrá días en los que no estaremos de buen humor y eso hay que respetar.

- ¿Vendrás mañana?.- le pregunto y bajo mi rostro hacia mis piernas.

- Quería ir a la mañana pero tienes que ir a doctora, así que voy a la tarde para no molestarlos.- contesta ella.

- Necesito que vengas.- y ya otra vez me encuentro mirando a Iñaki. - ¿Me acompañarías a la doctora?.- pregunto e Iñaki deja de firmar ni bien eso sale de mi boca, pero aun no levanta su rostro, no me mira. - Te espero, el turno es a las 10 a.m.- le aviso el horario.

- ¿Porqué tu voz se oye a punto de llorar?, ¿Ha pasado algo?, ¿Iñaki no ira contigo?.- me mareo con sus preguntas. - ¡Emma!.- grita y de seguro que esta mirando el celular por si se ha dañado.

- Ven más temprano.- digo y corto la llamada.

Mantengo mi vista gacha sobre mi regazo donde aprieto el celular, mi corazón late fuerte y me cuesta respirar un poco, sin esperar nada abandono el despacho antes de romper a llorar.
A pasos ligeros camino al jardín donde el aire puro pega mi cara y dejo caer lagrimas sin sollozar, lagrimas en silencio, lagrimas para mi.