𝗔𝗣𝗢𝗟𝗢𝗚𝗜𝗭𝗘 - 𝗡𝗢𝗠𝗜𝗡

f o u r

Jaemin no sabía cuánto odiaba limpiar hasta que lo castigaron limpiando la lechuzeria. Además ni siquiera era su culpa, era de su mejor amigo Donghyuck. Porque Jaemin no había perdido el juicio como para lanzar un ingrediente incorrecto a un caldero de otro estudiante y para ser más específico el del mismísimo Renjun. 

Jaemin no aguantaba los sermones que Renjun usualmente le daba por juntarse con Donghyuck, menos quería escucharlo enojado por arruinarle la clase.

El profesor conociendo lo bueno que Jaemin era en pociones no debería haberlo castigado, pero teniendo la prueba del delito en sus manos no había tenido otra opción que encubrir a su amigo Donghyuck, porque este ya tenía un montón de reportes.

—¡Mira, tampoco está tan mal! Si imaginas que no huele tan feo, te hará el trabajo más fácil. —dijo Donghyuck mientras limpiaba una parte de la lechuzeria.

—No quiero torturar a mi imaginación con este olor, gracias. —mencionó Jaemin con evidente sarcasmo.—Estamos aquí por tu culpa.

—No fue mi culpa, no pensaba dañar la poción de Renjun. —dijo Hyuck tratando de sonar sincero.

—Claro, te creo. ¿Por que tú nunca lo molestarías? —exclamó sarcásticamente Jaemin. —Si no te conociera tan bien, diría que él te gusta.

Donghyuck al escuchar eso, se tropezó con la cubeta de agua. Jaemin se enderezó y lo miró sorprendido.

—Es mi imaginación o estoy viendo al poderoso Lee Donghyuck nervioso. —dijo Jaemin divertido.—Eso no lo vi venir.

—Él no me gusta. —dijo Hyuck con firmeza, aunque parecía más un comentario para si mismo que para su amigo.

—Si te gusta ve por él, tigre. —exclamó con ánimo Jaemin. —Ve por él.

Donghyuck ignoró a Jaemin y continuó ayudándolo a limpiar. Aunque él no fue castigado, la culpabilidad lo invadió y no quiso dejarle todo el castigo a su mejor amigo.

—Iré a la cocina y buscaré algo de beber, vuelvo enseguida. —exclamó Donghyuck antes de partir y dejar solo a Jaemin con el montón de lechuzas que habían en el momento.

—Amigas, al parecer quedamos solo nosotros. No me vayan a picotear y si lo hacen, que no sea en el rostro, por favor. —le pidió Jaemin a las lechuzas que lo miraban con sus ojos muy abiertos expectantes.

Ya habían terminado de limpiar y ahora faltaba alimentarlas. Jaemin a estas alturas ya estaba agotado. Tenía un ensayo de sesenta centímetros de pergamino de Defensa contra las artes oscuras que debia entregar al día siguiente y aún no lo había comenzado a redactar.

De pronto, escuchó a sus espaldas los sonidos de alguien que subía por las escaleras.

—Que bueno que volviste Hyuck, estoy agotado, no doy más, ¿Que traj...—dijo Jaemin, pero sé interrumpió cuando giró y vio quién era.

—Tú aquí. —dijo con desagrado Jeno.

—Mmm si, estoy terminando un castigo. Ya me voy. —dijo Jaemin haciendo un ademan de irse.

El castaño estaba muy cansado y lo que menos quería era comenzar una discusión que no tenía inicio ni fin.

—No.—dijo Jeno seriamente.—Haré esto rápido.

Él se acercó a una de las lechuzas y le dio una carta. Jaemin no quiso seguir observando y siguió en lo suyo. Tan solo unos minutos después, Jeno le habló a Jaemin y este se sorprendió.

—¿Tratas a las lechuzas igual que a las personas o no están a tu nivel? —dijo Jeno con malicia.

Jaemin supuso que era un comentario con una indirecta que no comprendía del todo.