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♡∙ 𝘀𝗼𝗺𝗲𝘁𝗵𝗶𝗻𝗴 𝘁𝗼 𝘁𝗲𝗹𝗹 𝘆𝗼𝘂 ∙♡
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Las cosas con Noah iban bien, para mi sorpresa; hablábamos todos los días la mayoría del tiempo, claramente había momentos donde él no podía o yo no podía, cada uno tiene sus responsabilidades y comprendemos eso. Yo con los exámenes o proyectos de la universidad y él con los de la empresa.

Faltaba un mes para terminar mi carrera, el tiempo pasó volando, aunque me sirvió hacer homologación de materias; una vez graduada, retomaría mi puesto en la empresa de papá y así, ahorrar para viajar como se debe.

— Nena. –mamá me sacó de los pensamientos.

— ¿Sí, mamá? –la miré.

— ¿Terminaste las cosas de la universidad?

— Sí, ¿necesitas algo?

— Sí, bueno, tu papá más que nadie. Ven, te comentamos. –hizo un gesto con su mano para que la siguiera.

Esto es extraño, un tanto. Obviamente se trata de algo serio, si no lo fuese pues me lo hubiese dicho enseguida ¿no? Sin más, la seguí hasta llegar a la sala principal donde se encontraba mi papá sentado con su computadora en las piernas. Al notar nuestra presencia alzó su mirada hacia nosotras.

— Allí están mis preciosas mujeres. –sonrió ampliamente.

— Hola papi. – me senté a su lado y dejé un beso en su mejilla– Cuéntame, ¿en qué soy buena?

— Prácticamente en todo, mi bebé. –lo miré con incredulidad– Es cierto, lo sabes, pero necesito tu ayuda, sí.

— Claro, dime, ya me empiezo a preocupar.

— Oh no, no, nada de eso. Es algo de la empresa ¿sí? –asentí para que continuara– Hemos decidido invertir en una franquicia y por lo tanto necesitamos un representante. En la empresa contamos con tremendo personal, todo capacitados y muy estrategas, hicimos una convocatoria y tenemos algunos candidatos...

— Entonces quieren que los ayude a escoger el candidato, supongo. –reí.

Mis padres se miraron por segundos y rieron. — Eh, no. –ladeé mi cabeza sin comprender– De hecho, queremos que seas tú la representante de esta nueva asociación.

— ¿Qué? –mi reacción pareció ser demasiado chistosa para ellos porque soltaron carcajadas– Es broma, ¿no? Por eso se ríen.

— No, mi niña, no es broma. Creemos firmemente que la mejor candidata para ello eres tú; es que mírate, tú tienes conocimientos de la empresa, este nuevo puesto es perfecto para que apliques lo aprendido en la universidad y realmente queremos que seas tú, alguien de nuestra total confianza y sangre, quien esté al mando. –expresó mi papá.

— Lo sé, yo entiendo su punto, pero ¿y si no logro realmente compaginar con el otro gerente?

— No tienes que preocuparte por ello, ya lo conoces. –mamá me miró con mucha tranquilidad y calidez.

— Y... ¿quién es?

— Mmm, no te diremos. Será sorpresa.

— ¿Y dónde está la franquicia? ¿aquí? –papá negó.

— Ven, te explicaré unas cosas y luego te diré dónde está. No tienes por qué preocuparte, en serio, será pan comido para ti; no es como si no hubieses hecho antes ¿no?

Asentí. Me acomodé mejor para poder ver la pantalla de la computadora y prestar atención cómodamente a lo que papá me explicaba. A medida que él avanzaba mostrándome los objetivos, las cifras y las bases de inicio, confirmaba que sí sería pan comido para mí; lo que aprendí me servirá demasiado, sin duda. Al llegar a la parte de proyectos, una idea se me vino a la cabeza inmediatamente.

— Papá, papá, espera. He comprendido pero esta parte... ¿Es posible que los gerentes lideren algún proyecto o estrictamente deben ser los empleados? –me miró con intriga y sin parecer comprender a dónde quería llegar con esa pregunta– Es que, en la universidad debo presentar un proyecto... Ya lo tengo avanzado, te lo puedo mostrar si quieres, pero siento que la franquicia puede ser el perfecto escenario para realizarlo.

— Mm, ¿puedes mostrármelo ya? Así lo evaluamos y puedo comentarlo con el otro gerente.

Asentí y fui por mi computadora. La ansiedad y emoción invadió mi cuerpo por completo; estaba a una respuesta de realmente tomar la decisión de si aceptar o no la propuesta de mi padre. Bajé las escaleras de dos en dos sin importar caerme o hacerme algún daño.

— Aquí está. –le pasé la computadora– Tenía esta presentación hecha, quise adelantarme para luego no estar corriendo al final del semestre, tú sabes, nada de estrés. –papá rió y empezó a mirar detalladamente lo que había preparado, su semblante se puso serio y por momentos miraba lejos como si tratara de calcular o imaginar cosas– ¿y bien? ¿qué te va pareciendo?

Alzó su mando con la palma abierta dándome a entender que no había terminado, cerró sus ojos y echó su cabeza hacia atrás. — Listo. –lo miré expectante– ¿Cómo lograste llegar a la conclusión de que sería bueno para realizarlo con la nueva franquicia?

Su pregunta me tomó por sorpresa. — Bueno, yo simplemente observé este gráfico junto con las cifras de esta diapositiva– señalé ambas computadoras— sacando un promedio y el conjunto de ambos, entonces recordé que mi proyecto sería perfecto para lograr dicho objetivo y obtener estas cifras a futuro. –él asintió lentamente, como digiriendo la información.

— ¿Amor, puedes venir? –dijo papá en voz alta.

Escuché los pasos de mamá y la vi acercarse a nosotros. — Dime, cariño, ¿qué ocurre? –dijo secándose las manos y sentándose en un sillón frente a nosotros.

— Papi, sabes que me estás asustando ¿verdad? –asintió rápidamente con diversión.

— Amor, tenemos a una hija brillante. –mamá y yo nos miramos sin comprender– Danie ha encontrado la solución que estábamos buscando desde inicio de mes. Dimos a luz a una niña cerebro. Oh, es que hubieses escuchado cómo me explicó que su proyecto encajaría perfecto con la franquicia, ¡sin duda es la indicada para esto! –dejó las computadoras de lado, se inclinó y besó mi cabeza para seguido levantarse e ir a besar a mamá– Estoy demasiado feliz.

— Nunca dudamos de ti, hija. Estamos orgullosos y no te imaginas cuánto; llevábamos mucho buscando la manera de lograr ese objetivo –abrí mi boca para decir algo, pero mamá se adelantó– y antes de que digas "¿por qué no lo eliminaron si no tenían nada seguro?" pues porque hay que tener ambición y visión a futuro. Intentaríamos lo que fuera para lograrlo.

— Y mira, quién imaginó que en esa cabecita tuya estaba la respuesta.

— Confieso estar sorprendida. –reí.

— Nosotros igual.

Reímos todos al unísono; seguimos hablando de cosas respecto al cargo hasta que estuvo la cena, el ambiente que invadía la casa era demasiado agradable y eso me llenaba de mucha felicidad. Simplemente llenaba mi corazón.





editado: 24.11.2021

𝗜'𝗠 𝗕𝗔𝗖𝗞  ›  𝗻𝗼𝗮𝗵 𝗯𝗲𝗰𝗸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora