(10) ¡Vaya borrachera la de Helena, ve doble!

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«Sí, como muchas veces ocurría, el proceso se frustraba, se alzaba ante mí un obstáculo infranqueable en lugar del vasto desenlace esperado (

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«Sí, como muchas veces ocurría, el proceso se frustraba, se alzaba ante mí un obstáculo infranqueable en lugar del vasto desenlace esperado (...) ¿Cómo nombrar ese sentimiento exclusivo? (...) se trataba de odio, ciertamente, hacia el que estaba a mi lado, pero por supuesto independiente de los sentimientos que experimentaba por él. Un odio, con todo, que en aquel momento me embargaba tan completamente como un metal fundido se adhiere a su molde».

La vida sexual de Catherine M., Catherine Millet.[*]

   Helena se miró en el espejo del vestíbulo de la cafetería.El pelo estaba en su sitio. La vestimenta, un traje con chaqueta y pantalón muy sexy, color campiña inglesa. Poco maquillaje: no lo necesitaba, sólo lo imprescindible para resaltar los ojos verde claro y la redondez de los labios.

ᅳ«¡Genial!»  ᅳpensóᅳ  . «Se ven tentadores. ¿Conseguiré que Jean Joseph hoy me dé un beso?»

  Todo perfecto. La imagen que pretendía dar: femenina, creativa y desamparada. Ensayó una mirada implorante, triste, perdida.

ᅳ«¡Pobre! Soy una náufraga en París».

  Conseguía el efecto deseado. Se alisó la ropa y traspasó el área de acceso. Vio a Jean Joseph sentado en una silla, en la mesa del fondo. La miró al entrar, como catalogándola, pero apartó la vista, al final, sin hacerle caso.

ᅳ«Ya empezamos, otra vez con los juegos»  ᅳ se dijo.

  Suspiró y se acercó a él. Vio que tenía un casco de moto colgando del asiento. ¡Qué extraño!

ᅳ¿Sigues enfadado?  ᅳle preguntó, sentándose enfrente.

Pardon?  ᅳla miró, sorprendido.

ᅳ«¡Doctor Jekill y Mister Hyde al mismo tiempo! Será por el cambio de perfume».

  Cada vez que utilizaba la otra fragancia, L'Homme, de Yves Saint Laurent, perdía la memoria.

ᅳ«Quizás se echa siempre tanta cantidad encima para recordar quién es»  ᅳconsideró, deslumbrada por su atractivo-. «Aunque ahora lo lleva normal».

ᅳ¿Tan pronto me has olvidado? Soy la pelirroja de los mensajes eróticos. Mucho gusto  ᅳy le tendió la mano, con ironía.

ᅳ¡Ah! ¡Madamoiselle «me desmayé en la biblioteca» y «cuidado con la capa de ozono»  ᅳexclamó, apretándosela con desparpajo y lanzando una carcajada.

ᅳSiempre pensé que algunos psicólogos eran raritos... No me equivocaba.

ᅳNo soy psicólogo.

ᅳExactamente, lo que estaba diciendo. Y hasta sé cómo se llama, trastorno de identidad disociativa, antes se le decía personalidad múltiple... ¿Vio qué informada estoy desde que lo conocí a usted?

Enemigo Público Nº 1. GANADORA DE LOS PREMIOS WATTYS 2015.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora