(5) Sueño premonitorio: Los cuervos de Stratford-upton-Avon

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«Hay grandes similitudes estructurales entre las situaciones vividas y las imaginadas, aunque yo nunca haya intentado, deliberadamente, reproducir estas últimas en la vida, y aunque mis vivencias hayan alimentado muy poco mis ensueños

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«Hay grandes similitudes estructurales entre las situaciones vividas y las imaginadas, aunque yo nunca haya intentado, deliberadamente, reproducir estas últimas en la vida, y aunque mis vivencias hayan alimentado muy poco mis ensueños. Tal vez deba contentarme con la conclusión de que los fantasmas forjados desde la infancia me han preparado para una gran diversidad de experiencias. Como nunca me avergoncé de esos fantasmas, como no los rechazaba, sino que, por el contrario, siempre los renovaba y enriquecía, no han constituido una oposición a la realidad, sino más bien una especie de rejilla a través de la cual determinadas circunstancias de la vida que otras personas habrían considerado estrafalarias a mí me parecían normales».

"La vida sexual de Catherine M." Catherine Millet [*].

  El microbús se detiene. Los pasajeros se recrean con el paisaje. Frente a ellos, una vía estrecha, semejante a una cobra capelo real, inicia el recorrido por la campiña. A los costados: murallas de rocas salientes, cuyas puntas parecen tentáculos rígidos, al cernirse sobre el vehículo. Debajo, muchos metros más abajo del acantilado y hacia el borde derecho, la rompiente espumosa del mar.

ᅳTranquilos, está todo controlado. Este trayecto lo hacemos varias veces cada jornada —dice el guía del autobús—. No os preocupéis. Sólo ajustad vuestros cinturones, por favor, suelen haber pozos de aire por aquí, os ruego que estéis atentos... Ya veréis el sitio, es único... Unos metros más adelante el camino se ensancha y la ruta es más fácil. Sólo hace falta práctica. La próxima vez será mucho más sencillo. Hay que trabajar la ruta. Trabajo, trabajo, mucho trabajo.

  Helena obedece y se coloca el cinturón. Observa los rostros confusos, algunos atemorizados, de sus acompañantes, ocho hombres y ocho mujeres. La chica no entiende por qué. Uno de ellos parece darse cuenta y se dirige a ella.

ᅳEs que nunca pensé que tuviera que venir a los cuarenta. Un accidente. ¿Y tú?

ᅳYo soy una intrusa —sonríe Helena—. Voy y vengo. Cualquier día los vuelvo locos.

ᅳUna intrusa no —la corrige el guía, sonriendo—. Una invitada Vip... Más que una invitada, según el jefe, eres una de los nuestros.

ᅳ¿El jefe? —pregunta el hombre.

ᅳEl jefe de nuestra empresa de autobuses —contesta él—. Si miran por ahí podrán observar la mayor reserva de elefantes marinos, delfines y libros antiguos de toda Europa.

  El ambiente, igual que siempre, la relaja y le proporciona energía extra. Además, confía en la profesionalidad de Valentín, el guía turístico. Es muy competente. Al girar la cabeza ve tres delfines saltando, con siete libros en la boca. Parecen las Crónicas de Narnia. Un elefante marino, con gafas, lee El sueño del celta, de Mario Vargas Llosa.

«La pesadilla del celta» —debería llamarse, piensa ella.

  Le gustaría encontrase con Leopoldo II de Bélgica[i] durante el recorrido, para plantarle a la cara unas cuantas verdades.

Enemigo Público Nº 1. GANADORA DE LOS PREMIOS WATTYS 2015.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora