𝑺𝒆𝒎𝒑𝒓𝒆 𝒗𝒐𝒍𝒗𝒆𝒓𝒆𝒊 𝒄𝒐𝒏𝒕𝒊𝒈𝒐

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⛺️Campamento cercano a la Sombra, Kribirsk Ravka Oriental

Pov Alexandria

Estoy sentada en el centro de la carpa aquí es donde se ubican todos los no grisha de alto rango, no he tocado mi comida el apetito se fue desde el momento en que supe que cruzaría la Sombra ¿estaba aterrada?,claro que lo estaba el hecho de haberla cruzado cuando tenía nieve hace no me hacía temerle menos, fui la sobreviviente número cinco 
de veinte personas que abordaban el esquife, trato de pensar en lo positivo de este viaje me consuela el hecho de que volveré a ver a Kaz Rietveld rezarle a todos los santos sirvió de algo instintivamente lleve mi mano al collar, reviso meticulosamente el relicario de cuervo, era lo único que había logrado conservar de casa. Hubiera seguido un rato observándolo de no ser por la conmoción que se hacía en la fila de comida, asome mi cabeza y logre ver a Alina salir rápidamente de la carpa busque a Mal con la mirada nuestros ojos conectaron no hubo que decir nada más, rápidamente nos dirigimos a la salida no sin antes encargarme de algo o más bien alguien.

—Idiota—fue lo único que gesticule cuando pase cerca que quien servía la comida. —¿Sabes a dónde fue? —pregunté una vez que alcancé a Mal, había olvidado lo rápido que era.

—Debe de estar en su lugar—se encogió de hombros.

—Por su lugar supongo que te refieres a la tienda de cartógrafos—pregunte mientras me giraba y encaraba una ceja.

—Vamos, La Subcomandante Alexandría no sabes cuál es lugar favorito de Alina —expreso burlándose. —Hagamos esto más interesante busquemos comida en las tiendas grisha y hacemos una pequeña cena de despedida con Alina, como en los viejos tiempos.

—¿Despedida? creí que volveríamos sanos y salvos o es acaso que Mal Orestev ha perdido la fe—era mi turno de burlarme.

—Muy graciosa, entonces Subcomandante acepta el reto—gustosa tome su mano cerrando el trato—Mismas reglas que en el orfanato de acuerdo.

aun sostenía su mano cuando lo jale hacia mi quedando a escasos centímetros, susurre peligrosamente cerca de sus labios—Que el mejor gane—no le di tiempo de reaccionar a mi acción cuando decidí tirarlo para comenzar a correr.

—Alex!! Qué demonios?—expreso desde el suelo.

tenía un poco de ventaja decidí gírame y responderle—Vamos Oretsev me hare vieja en lo que decides levantarte!!—volví a emprender mi recorrido riendo, esto era lo que extrañaba.

Recorrí unas cuantas carpas de grisha ninguna me convencía del todo estaba decidida a volver, cuando vi la oportunidad perfecta, era la carpa de aquella grisha que veía a Oretsev como si fuera comida. Camine para acercarme y entrar por la parte trasera, levante la carpa lo suficiente para poder entra cuando alguien me robo mi oportunidad.

—Oretsev por todos los santos esta es mi carpa, largó! —la palabra furiosa estaba corta con lo que sentía en este momento hacia el rastreador.

—Alex ve a buscar otra carpa me hare viejo si sigues ahí parada— y sin más jalo la tela de la carpa que sostenía y entro dejándome afuera, sin carpa y sin comida.

—Bien quédate con la carpa yo buscare...—mis palabras quedaron en el aire cuando todo el lugar se llenó de grishas entrando y saliendo de sus carpas para para tocar su magia, bufe y gire mi cuerpo dispuesta a buscar una, de hecho quince pasos después casi en las sombras se encontraba una carpa negra no tendrías que ser muy inteligente para saber a quién le pertenecía, tenía dos opciones la primera regresar y dejar a Mal ganar o entra a la carpa.

Ya a dentro a decir verdad me sorprendió un poco creía que habría planos regados por todas partes o incluso encontrar todo sucio y para mi sorpresa fue todo lo contrario recorrí la carpa por completo, después de examinarla decidí llevarme unos dulces que estaban en la mesa; estaba por irme hasta que algo llamo mi atención en el librero, era un libro realmente viejo y grande estaba segura de que ya lo había visto en algún lado, decidí tomarlo para comprobar. Deje el libro sobre la mesa, mis dedos hicieron un recorrido de él, acoplándose a su textura,  abrí el libro justo antes de la mitad, estaba en Ravkano antiguo solo logre entender al menso cuatro palabras El forjador de huesos
Ahora más intrigada gire unas cuantas hojas más hasta que lo encontré tres dibujos, cada uno de ellos representa los cuentos más famosos de Ravka,
El ciervo de Morozova
El Rusalye
y
El Firebird.
Pase mis dedos por cada uno ellos y una pequeña risa nostálgica salió, recordé como era todo antes en el Orfanato cuando Alina nos leía sin falta cada noche estos cuentos, no había que preocuparnos por cruzar la Sombra. Un ruido dentro de la carpa me regreso de mi pequeño viaje, deje el libro como estaba para salir los más rápido. Una vez estando fuera me dirigí hacia el punto en donde vería a Mal no tarde mucho en llegar.

—Creo que ya sabemos quién gano—se mofo de mí.

—¿Sí? entraste a esa tienda grisha solo por fruta? —me robo la oportunidad de entrar a esa tienda solo por fruta.

—Bien, sorpréndeme ¿Qué robaste tu? —saque el plato lleno de dulces, la cara de Mal fue todo un poema.

—¿De dónde los sacaste? —apunte mi dedo hacia la tienda donde hace unos instantes me encontraba no espere más y comencé a caminar.

—La tienda del General enserio? —me reprocho, doble mi cara para contestarle sin embrago comenzó a hablar de nuevo—¿Qué hubiera pasado si te encontraba? —interrogo

—Mal me vez aquí eso significa que no me vio y si lo hubiera era hecho dudo mucho que me alcanzara, es el general debe de tener que, unos 50 años tan solo de salir de la tienda las rodillas lo comenzarían a matar—una carcajada salió de nuestros labios.

—Bien chica suicida, mientras tú te divertías en la carpa del oscuro yo encontré a nuestra querida cartógrafa—jalo de mi posando su brazo sobre mis hombros —Ven, vamos por ella—y sin más comenzamos a dirigirnos por la cartógrafa

                                        *

—Te encontramos —hablo Mal por los dos, la menor de nuestro grupo levanto la mirada y nos regaló una sonrisa, había estado llorando.

—Siempre lo hacen no sé cómo —contesto

—Bueno es que lo haces fácil —asentí

—No me digan mentiras—solté una risa

—Bueno tenemos algo para ti—hablé por primera vez, puse el recipiente de dulces a su lado mientras Mal hacia lo mismo con su fruta.

—Donde lo consiguieron—nos regaló una sonrisa

—Lo robamos —hablamos los dos al mismo tiempo

—¿De una tienda grisha? —cuestiono

—Creí que iría a prisión, pero me gane una invitación para acostarme con una grisha—soltó el mediano de los tres.

—¿Te acotaste con una grisha? —inquirí con duda —Creí que yo tenía instintos suicidas. —

—No me coste con una grisha, solo coqueteé con ella o ella coqueteo conmigo—lo observé con una ceja alzada—Las grishas me asustan ¿Sí? —  

—¿Vieron al teniente? —nos preguntó la cartógrafa, yo simplemente baje la mirada y me limite a asentir —¿Y? —deje que Mal hablara el tenía más opciones, como huir con ella mi caso era diferente yo debía y quería cruzarla.

—Bueno resulta me nos necesitan. Así que...— dejo las palabras en el aire no había más que explicar.

—Podría dispararles en el pie—sugirió mi compañera y soltamos una risa por su comentario.

—Eres terrible en eso — conteste riéndome, nuestras risas aumentaron más, conforme fueron bajando el silencio prospero.

—No lo hagan—pidió.

—Bueno ordenes son ordenes—contestó Mal

—Si algo falla regresen, ya sufrieron mucho por eso

—Siempre volveremos a ti, es una promesa Alina—contesté

—Lo prometo—fue el turno de Mal —Pero primero, iré a apostar a Ketterdam —reímos todos como si el hecho de cruzar pasar a segundo plano.

—Sin nosotras—golpe su hombre juguetonamente; dirigí, mi vista hacia Alina— Te escribiremos.

𝐒𝐡𝐚𝐝𝐨𝐰𝐒𝐭𝐚𝐫 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora