Llegué a mi habitación intentado contenerme, pero en cuanto abrí la puerta me derrumbé. No podía controlarme, mis manos, piernas y todo el cuerpo temblaban, las lágrimas recorrían mis mejillas y... Estaba harta de sentirme así, de no tener resultados, de que solo pudiera despreciarme a mi misma.
Me albergaba la tristeza de estar sola, cuando estoy acompañada la de no ser suficiente, la culpabilidad de la muerte de mi madre. Quería gritar... Y en realidad lo hice sin darme cuenta.
Empecé por voltear la cama, tirar la ropa que me dejaban cada mañana en la mesa de noche, patear las paredes y por último arañar mis piernas hasta dejarlas como juguete de gato.
Gritaba, lloraba, pataleaba, harta de todo. Nunca me había sentido tan vacía, tan herida, tan en el precipicio... Y ahí es cuando lo supe. Abrí la puerta, sortee a varios enfermeros que al verme supieron en que estado me encontraba.
Subí corriendo las escaleras hasta llegar a la azotea. Me acerqué tanto al borde que tuve miedo de caer... Esas fueron las palabras claves que hicieron una alarma en mi cabeza, vine a suicidarme, pero tengo miedo de caer.
Los enfermeros se acercaban como quien se acerca a un animal peligro, aún en la orilla me di la vuelta y allí estaba Dashk, con horror en su rostro por verme en ese estado. Tuve miedo de nuevo, de espantarlo, pero me arme de valor y grite:
—¡Quiero vivir! —Sonreí con lágrimas aún en mis ojos.
Él se acercó poco a poco junto a los enfermeros.
—Me alegro de eso, de verdad, pero, ¿Puedes bajar? —su voz me dió ternura, sonaba realmente asustado de que algo me sucediera.
Giré la vista hacia el vacío y me dió una sensación de vértigo en el estómago, por un momento casi pierdo el equilibrio pero unas manos fuertes me mantuvieron firme y ayudaron a bajar, bajo conmigo en brazos hasta estar dentro del edificio de nuevo y allí me dejó en el piso.
Los enfermeros se dieron cuenta de que no era uno de ellos y pidieron amablemente que saliera de las instalaciones, antes de irse me depósito un suave beso en los labios, con cautela de no romper ninguna regla o hacerme daño de alguna manera, yo solo asentí hacia el cuando giro a verme de nuevo antes de salir.
Me guiaron escoltada hasta mi habitación que aún estaba revuelta y me dejaron allí encerrada, pude escuchar como cerraban con llave antes de irse.
Me senté en la cama sintiéndome por fin un poco más aliviada, no diré que estoy bien, que mágicamente la depresión y ansiedad dejaron mi cuerpo, pero si puedo decir que no quiero morir. Hay algo en Dashk que me da vida.
Acomodé la cama y me acosté para descansar un poco, cuando la noche cayó escuché unos enfermeros entrar por la puerta, sin decirme nada me sacaron nuevamente y me llevaron a la oficina que bastante bien conozco. El doctor me hizo sentarme en el sofá dónde más temprano tuve la sesión extraña con Luca, todo parece lejano, otro día, otra semana, otro año.
Sus manos estaban acomodadas en el escritorio y me observaba fijamente, un largo suspiro salió de sus labios antes de hablar.
—Entonces tu misma te hiciste eso —Señalo con el bolígrafo las heridas de mis piernas.
No lo había notado pero se veian bastante profundas. Asentí con la cabeza.
—Y quisiste saltar de la azotea del edificio ¿No es así?
Volví a asentir.
—¿Qué te hizo cambiar de opinión de no saltar? —pregunto intrigado.
Reflexione un poco antes de hablar, tenía que organizar mis pensamientos.
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Un Poco Más Que Amigos
Romance¿Se puede no enamorarse de alguien con quién compartes la cama? ¿Seguro que todo esto es más que un simple juego? La vida de Violet no es más que una simple mierda, un padre abusivo, una madre sumisa y un exnovio patán... Hasta que Dashk aparece par...