Pelear por lo que vale la pena

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Gibrain no comprendía qué era lo que sucedía en ese momento, hasta que su mozo de cuadras le informó.
-Mi señor, su oponente es nada más y nada menos que el príncipe Iriender Marts, heredero de Saris.
Gibrain casi deja caer la espada. Jamás imaginó que el muchacho flacucho, hostil, frío, sarcástico y callado tuviera las agallas para enfrentar a su prometido en una justa.

-¿Pelearas?, Angus se acercó hasta el flanco del caballo para hablar con su rey y amigo, Gibrain levantó la visera de su yelmo haciendo sonar la horquilla pivotante.
-No me queda de otra, aquí el chiquillo es como cualquier otro hombre que busca morir, Angus miraba el penacho de cola de caballo que se ondeaba orgulloso en la coronilla del casco de Iriender, -No lo sé Gibrain, es solo un muchacho y tú eres muy diestro en la pelea, Angus miraba inseguro al príncipe que estaba totalmente cubierto.
Gibrain también miró a Iriender, que con actitud desafiante observaba a Gibrain, mientras el general de los soldados de Gideon le aconsejaba.

Una espada bastarda colgaba en el cinto del muchacho que a simple vista parecía más joven que sus veinte años.
-Parece un niño, Gibrain, Angus miraba preocupado al muchachito que orgulloso e inflexible los retaba con su actitud.
Gibrain ajustó más las riendas del caballo, -no puedo negarle lo que él mismo busca, Gibrain espoleó su caballo hasta estar cerca del príncipe, quitándose el casco se mostró frente a frente, -escucha muchacho, esto no tiene porqué ser así, no sé qué quieras demostrar o a quién, el penacho del casco era movido por el viento dándole al joven príncipe la apariencia de un guerrero épico, Iriender se levantó la visera y abrió la careta, -no todos peleamos por cosas vanas, yo pelearé por algo que valga la pena, Iriender se despidió con un sentimiento de cabeza y se alejó a galope, Gibrain miró al joven admitiendo cierta admiración.

Ambos hombres azuzaron a sus caballos y se dirigieron cerca de la arena.
El general de la tropa Víctor Calmes susurró en el oído de Iriender, -recuerda que todos tenemos un punto débil que queremos proteger, observa y golpea. La lanza le fue entregada a Iriender quien la revisó, pasando la mano descubierta por el guante y al sentir la irregularidad llamó a Víctor, -esta punta está truqueda, Víctor comprobó el estado de la misma y vio hacia el palco del rey el cual lo miró desafiante, Víctor negó con la cabeza y le dio una lanza permitida al joven príncipe.
-Eres más honorable Irien, no caigas, que tu momento es este y si llegaras a morir, que sea peleando, dando una buena batalla..
Angus de lejos observaba la escena sin perderse ningún detalle, intuyendo lo que acababa de suceder.

Los cuernos sonaron dando paso al estridente sonido de los cascos de caballo chocando en la arena, los golpes eran pesados y no había duda de que los dos hombres luchaban por vencer.
Gibrain tiraba golpes a los costados de Irien, mientras que el príncipe observó hasta hallar su objetivo...
Un certero golpe y derribó sin contemplación a Gibrain, quien adolorido cayó, no sin antes clavar parte su lanza debajo de la gola dando en el cuello de Iriender, el movimiento fue más accidental que estratégico, pero hizo un daño.
El joven príncipe se mantuvo en pie mientras él sentía la sangre mojar su pechera protectora y su camisa. Pero no caería.
El público gemía, rechiflaba y festejaba a su príncipe, ajenos a que este se desangraba en el más estoico silencio, mientras que el rey molesto observaba como este había sido herido y seguía de pie.
Gibrain había sido golpeado en la cabeza protegida por el yelmo con una pesada lanza, provocándole un fuerte dolor que no pondría en peligro su vida.
Hasta en eso Iriender fue amable.
Acercándose hasta el palco en donde estaba la nobleza se sacó el yelmo, su corto cabello estaba pegado a su rostro sudado y rojo, su respiración era agitada, sentía frío, pero no caería delante de su padre.

-Has ganado de forma justa Iriender hijo de Alana de Leporem, pide tu premio.
Angus ayudaba a levantar al rey dragón del suelo, para que ambos pudieran acercarse hasta escuchar la petición del joven hombre, -quiero poder irme de aquí, sin casarme con él, Ireinder tembloroso señaló a Gibrain quien por primera vez se sintió humillado, ¡que corta memoria tenía el rey dragón!. Estaba siendo repudiado delante de todos, por primera vez vio al que creía un mocoso como un hombre cabal, uno que estaba herido pero se mantenía en pie, pidiendo ser libre. Y nunca va a existir algo más noble y digno de pelear que la libertad.

-Voy a dimitir de tu pedido, no podrás irte.
Los murmullos inconformes se escuchaban, Iriender se sintió morir, había peleado para nada.

-Cuidado su majestad interrumpió Gibrain, usted dio su palabra, "soldado que gane la justa podrá pedir lo que quiera", Gideon miraba con odio a los dos hombres, pero el ejercito de Devasting estaba listo, esos hombres atacarían a la menor provocación, una sonrisa de lado y el nervio de la mejilla brincandole le hizo saber a Iriender que su padre no lo haría fácil, pero su miedo era mayor.
Iriender miró a Gibrain y a Angus, y asintió en agradecimiento, Víctor Calmes sostuvo a Iriender que palidecía por la pérdida continua de sangre, mientras un paje estaba a su lado ondeando el estandarte de los Leporem, dejando claro que ambos hombres repudiaban su relación sanguínea.
-Vete Gibrain Devasting, llévate de mi vista a tu prometido y lo que hagas con él no es mi problema.
Iriender apretó la mandíbula, no saldría como un hombre libre y autónomo, sino como un trofeo ganado en una justa, pero en este caso era un premio no deseado.
Iriender miró con infinito odio a Gibrain, quien lo ignoró.

-Te doy mi palabra de que saldré con este hombre de tu reino y no volverás a escuchar de mí.
Pero a cambio quiero una muy buena dote, Gideon apretó los puños, -¿cómo te atreves? Gritó el rey desde su palco, Ferguein miraba asustado la escena, Gibrain solo levantó la lanza que Irinder había cambiado, la cual Angus había recuperado.
Gideon Marts no necesitó más explicación.
Mientras recogen sus cosas tus soldados y tu prepararé la dote, Gideon Miró a Iriender, -te irás con él ahora mismo y saldrás solo, Víctor Calmes quiso intervenir pero Iriender apretó su hombro, -no lo hagas, protege a la gente, quédate aquí. Víctor sintió su corazón de padre ser rasgado, pero era lo correcto, ya que solo era cuestión de tiempo para que el Reino de Saris se derrumbe.
-Como ordene mi señor.

Las tropas de Gibrain Devasting se preparaban para irse. Angus vigilaba que no sea tomado algo ajeno y que todo fuera dejado en el estado que se encontró.

-¿Te llevarás al príncipe?, preguntó Angus a su señor que preparaba los dragones para que estos caminen sin emprender el vuelo y asustar a los animales y pobladores.
-Me lo llevaré, Angus asintió, eso era lo correcto.

Cuando las hadas digan mi nombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora