El heraldo llegó primero a Saris, llevando la amarga noticia de la muerte del rey.
Ferguein sintió que su mundo se derrumbaba, su seguridad, su posición, su vida ahora eran inciertas.
No tardó mucho cuando las tropas llegaron.
Con ellas arribó el cuerpo del rey, recostado en una carreta tirada por seis caballos imponentes, el inerte cuerpo estaba cubierto con la capa de Iriender y el emblema de Leporem, un claro mensaje de quien había tomado la vida del rey.
Ferguein bajó las escaleras de piedra, sentía su cuerpo temblar, era cierto, su amado rey estaba muerto y él no era el siguiente sucesor legítimo al trono, lo era Iriender, su odiado primo.
Suponía de manera correcta que las tropas seguramente ya le habían jurado lealtad al nuevo rey de Saris.
-¡Noooooo!, ¡mi señor!, densas lágrimas corrían por las morenas mejillas. El alarido de Ferguein era desgarrador, no había algo hermoso en su rostro contrito por el duelo.
-Mi señor, un soldado que iba al frente de la carreta saludó a Ferguein, esta vez no hubo título honorífico para el joven hombre, Ferguein llegó hasta el cuerpo de su extinto amante y lo destapó, el sollozo fue atroz, -¡mi señor, no me dejes!, ese llanto y esa súplica eran las más honestas que el exótico hombre podía decir.
Los soldados pararon frente al castillo y de inmediato el nuevo general interino organizó a sus hombres para preparar el funeral.
-Mi señor, necesitamos lavar el cuerpo y vestirle, Ferguein reaccionó.
Era tradición que en el funeral real, el cuerpo del rey sea lavado y vestido con sus ropas de gala, labor que quedaba a cargo de su persona más cercana.
-Empiecen a desvestirle, yo traeré su ropa y seré yo quien le lave, la voz de Ferguein era monótona, sin vida, el general asintió. Cubetas con agua perfumada fueron llevadas hasta él, mientras tres hombres desvestían al monarca.
Confundido Ferguein se dirigió hasta los aposentos del que en vida fuera su amante y de su baúl sacó el mejor traje de Gideon. Ferguein aspiró el aroma débil del rey y el llanto otra vez se apoderó de él.
Una joven sirvienta llegó junto a él para sacarlo de su estupor.
-Mi señor, le esperan para el lavatorio.
El hermoso hombre se limpió las lágrimas.
Tocaría por última vez el cuerpo del hombre que tanto amó.Despacio bajó con toda la solemnidad y dignidad que pudo reunir, y entregó las ropas, con delicadeza tomó el trapo mojado y empezó a lavar el cuerpo del rey, pasando por las dos enormes heridas que dejaban ver carne y hueso.
-¡Maldito seas Iriender de Leporem, maldito seas por haberme arrebatado a mi rey!. Ferguein descontrolado se abrazó al frío y tieso cuerpo de Gideon.
El joven hombre besó los ya morados labios y acarició la fría y pálida piel mientras gritaba desesperado.
Una vez limpio el cuerpo de todo rastro de sangre, el rey Gideon Marts fue vestido con las mejores y más imponentes galas, en su mano llevaba sus guantes y su espada que le acompañó hasta su última batalla.
La pira funeraria fue puesta.
Ferguein subió los escalones de sus aposentos y se vistió de riguroso negro.
Pero bajó una espada que el rey le había regalado.Al regresar a la planta baja, vio a los soldados franquear la puerta, Iriender estaba cerca, lo sabía porque la pira no podía ser prendida hasta que el vencedor llegase.
La mano de Ferguein fue hasta la empuñadura de la espada oculta.
-Mi señor, el rey Iriender de Leporem ha llegado, Ferguein sintió su sangre hervir.
Cuerpos vestidos con armaduras hicieron sonar el castillo, Ferguein vio a Iriender, vestido con su armadura de caballero, la misma con la que había peleado en la justa, a su lado estaba Gibrain Devasting.-¿Te atreves a reclamar un trono después de haber matado a tu rey y padre?, la furiosa voz de Ferguein estalló entre las piedras del salón.
Iriender llevaba su casco en la mano y daba instrucciones para que polemistis su caballo y Tine su dragón, así también como los caballos y los dragones de la tropa de Gibrain fueran atendidos.
Al escuchar la despectiva y ácida voz de su primo, Iriender volteó a ver. El muchacho que bajaba por las escaleras tenía la mirada desenfocada por la furia.
-Siempre me quisiste muerto Ferguein, te aseguraste de que yo sufriera cada día mientras estabas aquí, yo solo soy el instrumento que pagará conforme has hecho conmigo y con la gente del reino.
Ferguein airado miró a Gibrain que en silencio observaba todo, pero su mano tocaba el hombro de Iriender.
-¿Dejarás que te chupe la polla cuando te cases con este insípido rey?, la sonrisa viperina junto con las palabras hirientes llegaron hasta Gibrain, mientras Ferguein señalaba a Iriender, como si tuviera poder para juzgar.-Eres hermoso, muy hermoso, entiendo al rey Gideon que te procuró en todo, pero a diferencia de él, yo no estoy ciego, he visto a la persona que eres, y creo que el difunto rey y tú son iguales, dijo Gibrain.
Ferguein furioso sacó su espada, rápido la guardia del ahora rey Iriender detuvo a Ferguein, -¡te odio Iriender! Y no dejaré que tomes el poder del reino.
Iriender subiendo rápido las escaleras se plantó cerca de su primo para hacerle frente, -soy bueno en combate cuerpo a cuerpo tú decides cómo morir, con honor peleando por tu inexistente derecho o con justicia encerrado para siempre en el calabozo.
Ferguein tragó en seco, habría un juicio en donde él con seguridad no saldría bien librado.
-Prefiero pelear y asegurar mi muerte, dijo el hermoso hombre levantando el rostro en un gesto desafiante.Iriender sonrió con malicia.
-Entonces me aseguraré que tu muerte sea lenta, como dije, el justo pago.
Iriender subió las escaleras mientras Gibrain observaba la escena y se pateaba los huevos mentalmente, cuestionando ¿cómo había creído que Ferguein era mejor que Iriender?.
La pira funeraria estaba dispuesta ya. El cuerpo del rey fue colocado hasta arriba de esta. Todo el reino había salido a presenciar el momento.Iriender estaba al frente en un lugar reservado para el heredero. Con una antorcha en su mano, fue él quien prendió fuego al cuerpo.
-Que tu alma sea valuada, que tu pago te espere en el lugar a donde vayas.
Yo seré quien ahora en tu lugar trate de ganar honor y traer el bien al reino, por mi causa tu nombre será olvidado.
Con esas palabras Iriender prendió la pira la cual de inmediato se transformó en lenguas de fuego.Muchas horas después el cuerpo seguía ardiendo, pero ya era solo unos huesos muy carbonizados crepitaban en la soledad.
-Te espera mucho trabajo, dijo Gibrain mientras galopaba junto a Iriender quien revisaba la parte más pobre del reino.
Los pobladores apenas vieron al muy joven y nuevo rey, lanzaron gritos y rechiflas.
-¡Salve el rey Iriender de Leporem!
Las mujeres gritaban y los hombres hacían una reverencia a su paso.
Iriender sonrió al rey Gibrain, -será un honor servir a mi reino y ayudar a esta gente, respondió iriender con total convicción.
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Cuando las hadas digan mi nombre
FantasyIriender Marts es un príncipe descendiente se las hadas. un chico de apariencia común el cual es ignorado por su padre, pero es prometido convenientemente en matrimonio con Gibrain Devasting, líder de un reino poderoso y diestro en él manejo de drag...