Capítulo 1: "Madre Miranda cure su pena y angustia"

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Calipso y espumoso mar, sonido envolvente mientras el agua besa suavemente la arena, ahí se encontraba una joven refrescando sus jóvenes pies en el cristalino océano. El viento chocaba en su rostro y hacía ondular y bailar las telas de su largo vestido verde; ella sujetando los pliegues para evitar que su fino ropaje tocara las frías aguas del mar negro al suroeste de Rumanía. El hermoso mar de la ciudad de Constanza, era el trapo de lágrimas de Elena, la joven pelirroja que ahogaba sus penas.

Las lágrimas caían lentamente por sus pálidas mejillas llegando hasta su pequeño mentón, el viento salado del océano secaba las lágrimas abriendo paso a nuevas que caían por sus verdosos ojos

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Las lágrimas caían lentamente por sus pálidas mejillas llegando hasta su pequeño mentón, el viento salado del océano secaba las lágrimas abriendo paso a nuevas que caían por sus verdosos ojos. Lloraba la desaparición de su abuelo.

Acababa de llegar una carta desde un pequeño pueblo en Europa del Este, lugar en donde el abuelo de Elena tallaba hermosas esculturas en madera de pino.

"Estimada familia bautista"

"Le informamos que Victorino ha estado desaparecido por 2 meses, no hemos podido dar con su paradero, estamos haciendo lo posible por encontrarlo; pero a estas alturas nos estamos rindiendo, ingresamos a su cabaña y encontramos esta dirección y su testamento dentro de las gavetas de su dormitorio. No sabemos qué hacer, pero creímos correcto dar aviso a su familia, seguiremos buscando para al menos encontrar su cuerpo y darle una sepultura"

"Les damos nuestro apoyo, si encontramos alguna pista o indicio de su paradero, daremos inmediato aviso"

"Se despide, Luiza"

"Madre Miranda cure su pena y angustia"

Sus pies estaban congelados por las frías aguas de invierno de Constanza, sus dientes chocaban y temblaban dando indicios del frío que corría por su delgado cuerpo. Secó sus lágrimas con sus mangas, retirando sus pies del agua, retrocedió, dio media vuelta pisando arena seca, recogió sus botas, antes de salir de la playa volteó, dando un último vistazo al mar, en donde disfrutaba sus veranos en compañía de su abuelo. Caminó a casa.

Cruzó el bello jardín de su patio, que ahora se veía oscuro y poco alegre, el cielo empezó a llorar junto con ella, mientras caminaba mirando el suelo veía como las lágrimas del cielo empapaban el cemento de la entrada de su casa. Entró, cerrando la puerta detrás de ella, en la sala de estar estaba su padre y su madre sentados en uno de los grandes sofás de la habitación.

- Qué bueno que regresaste, ponte junto el fuego cariño -  dijo su padre, levantándose para acercarse a ella y llevarla junto a la chimenea.

Su padre tenía el rostro hinchado, y los ojos rojizos. Llevó a Elena junto al fuego y le dijo.

- Estás helada y tu vestido está húmedo, ¿Dónde estuviste?

- Estuve en la playa - Dijo Elena -  tapándose el rostro con sus dos manos, dejándose caer sobre el pecho de su padre con un llanto desesperado.

Ya no me queda nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora