Se escuchaban las aves cantar, un rayo de sol pegaba en el rostro de la hermosa pelirroja. La despertó. Miró a su alrededor y procesó lo que había pasado anoche.
- ¿Fue un sueño? – Pensó
Revisó debajo de su almohada y encontró el testamento de su abuelo.
- No fue un sueño – Susurró.
Se levantó de la cama y abrió su ventana, miró el cielo y dio un suspiro de aire fresco. Esa mañana fue emocionalmente diferente a las otras, ella estaba feliz. Caminó hacia su toca discos y lo encendió, bailó delicadamente con la música, las cortinas flameaban dulcemente con el viento del exterior. Con una danza elegante entró al baño y se aseó, desnuda y limpia danzó hacia su clóset, buscó el mejor de sus vestidos. Se paró frente al espejo y peinó su largo cabello anaranjado. Tocaron a la puerta.
- Pase – Dijo Elena con una voz fina y melodiosa, como si estuviera cantando.
Era su padre.
- Buenos días, te levantaste temprano – Dijo el hombre sentándose en la cama
- Buen día, hoy es un día hermoso – Respondió Elena.
- Supongo que ya lo sabes – Dijo el hombre mirando el suelo.
Elena se acercó a él y lo abrazó, Albert le devolvió el abrazo sollozando.
- Gracias – Le susurró Elena
- Dale las gracias a tu madre, ella me hizo abrir los ojos. Ya eres una mujer, debes comenzar a vivir. Tu abuelo te dejó todos sus bienes, estarás bien por un tiempo, además...
- Podré descubrir que fue lo que realmente le pasó – Interrumpió Elena.
- Escríbeme, ¿Si? – Dijo su padre, dándole un beso en la frente.
- No lo olvidaré – Dijo Elena acurrucándose en los brazos de su padre como una niña.
- ¿Qué le dirás a Henry? – Dijo Albert, subiendo una ceja.
- Papá, apenas salí con él ayer, no es que tengamos un compromiso – Dijo Elena dando carcajadas.
Su padre la miró sonriendo, ambos se quedaron abrazados.
- Te amo, hija – Dijo Albert acariciando el cabello de Elena
- Y yo a ti, papá.
Se escuchó una voz a la distancia.
- ¡Yo también quiero un abrazo! – Dijo Jocelyn acercándose a ambos para cubrirlos con sus brazos
Elena recibió el abrazo de su madre, el número de abrazos de ambas eran contados con los dedos.
- Gracias, papás – Dijo en voz alta Elena.
Elena empezó a empacar ese mismo día, mientras antes terminara, más rápido estaría alejándose de casa. Ella estaba satisfecha, feliz, emocionada, poco a poco los muebles de su habitación empezaron a quedar vacíos.
- Recuerdo como si fuera ayer cuando vine a trabajar a esta casa – Se escuchó una voz
Elena volteó y vio a la pequeña anciana que se acercaba a ella.
- Estabas pequeña, te convertiste en una hermosa mujer y ahora te vas de casa – Dijo la mujer tomando las manos de Elena para cubrirlas con las suyas.
- Siempre estaré pensando en ti, mamá – Le dijo Elena a la anciana
- Yo también pensaré en ti, cariño – Dijo la mujer abrazando a la muchacha
ESTÁS LEYENDO
Ya no me queda nada
FanficLa hermosa pelirroja subió a la cima del árbol, ella no sabía que a lo lejos un muchacho la estaba observando...