Uno

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Decir que Damián estaba temblando por dentro era poco, como había terminado él un hacker informático en una prisión de máxima seguridad y para colmo en la celda de quién mandaba allí dentro y sabía que debía ganarse su respeto porque era la única forma de sobrevivir ahí dentro, era su única oportunidad de llegar a su juicio en una pieza. Si Monzón quería que lamiera el piso con su lengua debería hacerlo.

Hizo su mejor intento por no demostrar su nerviosismo, puso su mejor cara de nada esperando que la inspección del otro recluso terminará.

— Ecko, este está bueno eh — él otro sonrió de costado y lo inspeccionó de arriba a abajo para asentir en afirmación — espero que nos dure y no como el último.

¿El último? Pensó LaFuente, ¿qué le había sucedido? ¿Cómo había terminado? ¿Él lo había terminado?

— Mira flaco, vamos a dejar un par de cosas bien claritas para que no la cagues después — le dió una palmadita — acá dentro hay reglas que seguir y yo soy quien las pone, yo elijo quien sobrevive y quién no acá. Depende de vos si sobrevivís o no — se alejo y fue a su cama — Papi vos explícale cuáles son.

Damián se habían mantenido exactamente en el mismo lugar que el oficial Ribba lo dejo, no quería dar ningún paso en falso.

— Regla 1: Nunca pero nunca contradigas a Lit o la vas a pasar feo, se hace lo que él quiere como él quiera lo más rápido posible.
Regla 2: Nunca lo llames por su nombre, no a menos que te dé permiso.
Regla 3: Si necesitas algo venís conmigo si yo no puedo resolverlo entonces vas a ir con Lit.
Regla 4: Todo lo que veas acá dentro no existe, absolutamente nada de lo que escuches si yo o él nos enteramos que alguien más sabe que pasa en la celda — señaló su cuello e hizo el gesto de cortarlo — ¿Entendiste mi rey?

Para ese momento Spallatti fue acercándose más y más al rostro de LaFuente quedando nariz con nariz, sus respiraciones se entremezclan, una mirada aterrada contra una dominante. La tensión podía sentirte en el ambiente y Mauro Monzón sonreía desde su cama porque sabía que pronto tendría su propio y exclusivo show privado.

Dam asintió y luego emitió un débil sí, era imposible no sentirse vulnerable en la situación que se encontraban.

— Ahora hace lo que quieras y no jodas.

Damián comenzó a tender las sábanas de la que sería su nueva cama por un tiempo y cuando intento acostarse una mano lo detuvo.

— ¿Acaso yo te di permiso para que te acoste' ahí? — hablo Lit.

— No...

— Mejor no señor.

— N...No señor — la voz le tembló — ¿Puedo acostarme a dormir?

Mauro negó.

— No podés, no hasta que te lo ganes.

— ¿Y... Y qué querés que haga?

— La verdad es que por acá no viene nadie nuevo hace mucho tiempo y sería muy pero muy interesante probar estos — delineó sus labios con el pulgar — si, sería muy épico sentirlos rodear mi chota y llenar tu boquita. Pero considerando que yo consigo mis servicios cuando quiero y que hoy me va más un espectáculo voy a dejar que Ecko te rompa la boca y si él dice que hiciste un buen trabajo puedo considerar que duermas ahí — señaló la cama — así que si yo fuera vos le pondría entusiasmo.

Spallatti sonrió y se bajó su pantalón, al parecer no llevaba un bóxer debajo.

— De rodillas — Dam se arrodillo, no había alternativa, él no tenía el porte atlético para encarar a alguien, tal vez a Lit logrará ganarle por su altura pero a Ecko definitivamente no, debía someterse. Tenía que hacer lo que ellos deseaban para sobrevivir ahí adentro.

Se humedeció los labios y puso manos a la obra. Paso su lengua sobre la punta del glande y dibujo círculos en él, jugo con el prepucio tirandolo hacia arriba y hacia abajo .
Deslizó su lengua por la vena que se marcaba por el pene.

Ignacio se había sentado sobre la cama que sería de Damián, estaba disfrutándolo, ese chico estaba haciéndolo bien con Mauro era rudo y salvaje y este pibe se tomaba su tiempo y se esmeraba en complacerlo.

Dam cambio su enfoque, dejo de jugar con su pene para comenzar a trabajar con sus testículos cuando creyó que lo había torturado lo suficiente aumento sus movimientos al punto que Spallatti decidió tomar el control para apresurar las cosas, embistiendo su boca tocando la campanilla en su garganta creando el reflejo de náuseas en el nuevo.

Ecko se vino dentro de su boca, Damián intento tragar todo lo que pudo pero un poco escapó por su comisura creando que un hilo blanco chorreara por ellos. Spallatti quedó satisfecho y agotado, se acostó en la cama de LaFuente.

El nuevo quedó de rodillas, tratando de recuperar el aire, esperando la aprobación lo que él no vio fue que Mauro imitó los movimientos que el había sobre la pija del mayor sobre la suya propia para imagínarse lo que sería sentir esa boca sobre la suya propia y definitivamente quería que este chico nuevo le durará porque parecía valer la pena.

Mauro habló.

— Te ganaste tu cama LaFuente, podés dormir ahí pero creo que Ecko está cómodo así que te toca compartir.

A Dam no le importaba, las últimas 36 horas no había dormido, estaba agotado, no importaba ya si tenía que dormir en el piso así que se acostó en el pedazo que Spallatti dejo libre y se acomodó. No sé espero que Matías lo reclamará de forma que lo abrazará y lo pusiera contra su pecho medio dormido.

Nada de lo que venía era capaz de imagínarse.

Nada de lo que venía era capaz de imagínarse

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PIOTRKÓW || Damlitcko [COMPLETA Y EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora