Capitulo 5
— Tenes que ganarte su confianza, hacerlos creer todo sin que haya una pizca de duda. Es fundamental para que lo logremos.
Matías Spallatti había crecido como un niño feliz, rodeado de amor y la calidez de una familia. Sus padres aunque estuvieran divorciados desde que él era un bebe siempre habían hecho lo mejor para hacerlos feliz junto con su hermano mayor: Marcos.
Los hermanos Spallatti al llevarse solo un año de diferencia eran inseparables, Matías al crecer era un poco introvertido y Marcos hablaba hasta por los codos, se complementaban. Tenían una conexión que muchos hermanos jamás lograban pero ellos, la tuvieron desde que nacieron incluso mucha gente creía que eran mellizos por cómo se trataban y se entendían.
Ignacio era un muchacho feliz de doce años, conociendo su identidad al entrar a la adolescencia junto a su hermano hasta que una noche todo cambio, esa fue la noche que él cambio y jamás volvió a ser el mismo.
Se encontraban en la canchita de futbol jugando un partido con todos los pibes del barrio, el equipo que ganaba se pagaba la gaseosa. Marcos soñaba con convertirse en el futuro goleador de Boca Juniors y realmente tenía talento, jugaba en el club del barrio y los reclutadores ya le habían hecho el ojo para llevarlo más alto y potenciar su carrera.
Todo pasó muy rápido, demasiado aunque para todos ellos fue eterno, primero oyeron los gritos, las puteadas, el sonido de un motor acelerando, gente corriendo para todos lados y después se escucho: pum, pum, pum. Nunca pudo saber cuántas veces escucho ese ruido, nunca pudo quitárselo de la cabeza, nunca iba a olvidar ese día. Recordaba perfectamente a Marcos gritarle:
— ¡CORRE! ¡ESCONDETE! Te... — jamás supo que fue lo que su hermano iba a decirle porque un tiro dio en su frente, vio como sus ojos desenfocaron, abrió su boca y su cuerpo cayo como si fuera una bolsa de papa sobre el pasto. La bala le arrebato la vida en un segundo, su mejor amigo, su confidente, su compañero de crimen estaba muerto. No iba a verlo más, no iba a escucharlo más, no iban a mandarse más cagadas juntos, no se iba a enamorar, ni siquiera había besado a nadie, no terminaría la escuela, no cumpliría su sueño.
Esa noche todo en él se rompió en mil pedazos, le habían robado a su hermano de la forma más cruel y dolorosa que podía existir. Ese día Matías Spallatti dejo de ser él mismo, su corazón se marchito y solo pudo volverse más y más negro al pasar los años.
Un año más tarde sus padres ya no sabían qué hacer con el joven, se escapaba, no tenía sentido de supervivencia metiéndose en problemas casi todos los días. Lo habían echado de las últimas tres escuelas y ya ninguna quería tomarlo. Sus opciones se agotaban, ¿qué podían hacer si su hijo había perdido el respeto por la vida? Eso y el dolor de haber perdido al otro de forma trágica.
Después de dejar definitivamente el secundario conoció a Neo, el líder de la pandilla de su barrio y como sus padres lo habían echado de casa decidió que ya no tenía nada, absolutamente nada que perder así que acepto su oferta de unirse a la Young Golden para hacerlo debía completar su primera misión.
El día llego, del lado izquierdo llevaba una navaja y del derecho de su cadera una calibre 23, respiro hondo y entro. Neo iba con él pero era su obligación llevar a cabo todo el trabajo.
— No quiero que nadie se mueva — agarro al empleado de la tienda y le apunto en la cabeza, por una milésima de segundo vino a su cabeza la muerte de su hermano pero la borro rápidamente — Si lo hacen ¡muere! ¿Entendido? Todos al piso y tiran los celulares.
Los clientes y los demás empleados hicieron lo pedido, excepto una mujer embarazada que no entrego el celular esperanzada de que se distrajeran y poder llamar a emergencias. Matías saco todo el dinero de la caja fuerte y de la caja grande juntando alrededor de dos mil dólares. Creyendo que todo bien se preparo para volver al auto que tenían esperando fuera pero fue cuando Neo noto que la mujer tenía el teléfono en su oreja.
Le dio una patada en la mano tirando su celular muy lejos y rompiéndole la muñeca con esta acción, la señora comenzó a hiperventilar y agarrarse el vientre pidiendo piedad por su bebe pero ya era demasiado tarde a lo lejos podía escucharse las sirenas.
— Mata el bebé — fueron las palabras del cabecilla de la operación.
— ¡Por favor! ¡por favor mi bebe no! ¡Él es inocente, no...
— ¡MI HERMANO TAMBIEN ERA INOCENTE! — grito Matías y no dudo, no tembló, no tuvo remordimiento alguno por lo que iba a hacer disparo directamente al vientre. La clienta pego un grito de dolor y la sangre comenzó a brotar incontrolablemente.
— Hora de irnos.
Salieron corrieron, subiendo al auto y huyendo por segundos de que la policía los atrapara. Neo miro a Spallatti y había tenido muchos reclutas que se habían acobardado cuando les pedía que mataran a alguien o que lo hacían y después se convertían en una bola de nervios paranoicos que creían que la policía los agarraría en cualquier momento volviéndose inservibles pero este pibe no, no lo hacía. Estaba sentado a su lado, sin temblar, sin quejarse, exactamente igual que antes de cumplir con su tarea.
Estaba seguro, este era uno bueno y él lo iba a convertir en el mejor incluso sospechaba que podía volverlo su sucesor.
— Ecko, así te va a conocer el mundo. Tenes talento pibe.
Ese fue el comienzo de Ecko, se convirtió en la mano derecha de Neo. Lo entreno al punto que era el mejor torturando gente, hacia confesar hasta aquel que decir ser la persona más fiel del mundo. Sus métodos eran atroces pues había dejado de sentir remordimiento mucho tiempo atrás, ya no creía en las personas, ya no confiaba en nadie y el dolor, el dolor era lo único que le causaba placer.
Esto debía salir ayer y pensé que iba a tardar mas en terminarlo pero aca lo tienen. Ahora ya sabemos porque Matías se convirtió en Ecko pero ¿qué lo habrá hecho terminar preso? ¿Cuál será la historia de Lit?
¡Nos vemos el domingo!
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PIOTRKÓW || Damlitcko [COMPLETA Y EN EDICIÓN]
Fiksi PenggemarLa prisión de Piotrków aloja a los reclusos más peligrosos del país. Con un régimen de disciplina y rehabilitación fuera de lo común busca que los reclusos no reincidan una vez fuera de ella. Aunque, dentro de ella muchas cosas pueden esconderse...