Dos

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Los primeros días allí dentro habían sido abrumadores, sentía como todas las miradas estaban fijas en él. Podía sentir la tensión en el aire y como está podía romperse en cualquier momento.

Cuando iba al comedor, cuando iba por los pasillos, cuando iba por cualquier lado sentía que en un segundo alguno de ellos podría matarlo solo que aún no lo hacían porque compartía celda con quién novia todas las piezas allí adentro ¿y si a alguno no le importaba las consecuencias?

Ese día finalmente llegó.

Comenzó durante el almuerzo, lo hacía en solitario sabía que debía aliarse con alguien para preservar su identidad pero aún no hallaba en quien debería intentar confiar.

Cómo si los otros reclusos no lo pusieran sumamente nervioso, los guardias de seguridad lo hacían aún más. El régimen disciplinario que se aplicaba allí riguroso, no sé aceptaban las faltas de respeto, el mal comportamiento, las "pandillas" internas. En todo momento se controlaba que no hubiera más de 5 hombres reunidos entre si con el fin de evitar problemas.

Tenían un control estricto sobre sus actividades, salían de la habitación solo para desayunar, almorzar y cenar. Tenían permiso solo de una hora por día al patio y solo si habían acatado al pie de la letra cada una de las reglas.

Si los hacía enojar simplemente te enviaban a aislamiento y los rumores decían que no era como en cualquier prisión sino que era extremo.

Lit Killah y Ecko parecían ser la excepción a toda regla, no usaban el uniforme naranja, no eran bien portados. Hacían lo que querían, cuándo querían y cómo querían.

Sus miedos comenzaron a hacerse realidad la primer semana ahí dentro.

Comenzó en el comedor, estaba sentado desayunando cuando un recluso paso por su lado y volcó su bandeja derramando toda la sopa hirviendo sobre el pecho de LaFuente. Dolía como el maldito infierno, ardía y sentía como su piel se derretía pero no dijo nada. Agachó su mirada y volvió a su celda.

No sin antes pagar el precio para dormir sobre una cama.

Intento conciliar el sueño pero le era imposible gracias al dolor. Obviamente como le advirtieron no habría cambio de uniforme, debía ir y lavarlo por sus propios medios pero ¿cómo usabas algo que se había quemado?

Había visto a varios reclusos ensuciarse y a las horas aparecer con algo limpio, ¿cómo lo conseguían? ¿Cuál era el costo? Sabía que aunque no le gustará iba a tener que pagarlo.

Al día siguiente llegó la tan ansiada ducha semanal que les permitan tener, aunque no iba a poder disfrutar el agua caliente por su quemadura.

Disfruto lo que su dolor le permitió, cerro los ojos y por un momento olvidó dónde se encontraba hasta que la cruda realidad se hizo presente.

Un hombre viejo y gordo, con muchos tatuajes y cicatrices en el cuerpo se metió dentro de la ducha. De un empujón lo hizo arrodillarse en el suelo y comenzó a follar su boca de manera brusca y dolorosa. Él no quería eso, se sentía humillado, utilizado, se sentía como si fuese un animal.

El viejo se entretuvo un buen rato con su boca y en un momento abrió el agua caliente agravando aún más el estado de su pecho.

Quería llorar.

Quería dormir.

Dormir para siempre.

Quería dejar de sentir humillado e inútil.

La cárcel le estaba rompiendo la poca salud mental que le quedaba.

¿Y todo por qué? Por ayudar a un maldito gánster.

— Creo que ya tuve suficiente de este conejito, ahora date la vuelta — Dam obedeció y un par de lágrimas se le escaparon entre las gotas de agua que caían de la regadera — Que bien me la estoy pasando.

Comenzó a masajear su cola y sintió como un dedo era apoyado en su entrada pero todo paso en un segundo.

Spallatti y Monzón aparecieron allí dentro, el más alto tiro al hombre al suelo y comenzó a golpearlo hasta que le desfiguró su cara.

Damián no podía coordinar sus ideas, Mauro cerro el agua caliente y al ver el pecho abrió la fría para aligerar la quemadura.

Después de un rato lo llevaron a su celda y lo recostaron, Dam estaba tan en shock que no se percató que era la cama de Lit y no la suya.

En su cabeza solo se repetía una cosa, Mauro y Matías le habían dado la opción de elegir dormir en el piso o chuparles la pija para obtener lo que querían. Le dieron una opción, el decidió si quería degradarse como persona o no pero ese hijo de puta lo hizo escoria en segundos, decidió por él, le saco la capacidad de decidir, se la arrebato.

Mauro miró a Ecko y este veía el pecho de su compañero.

— ¿Lo querés para vos no — habló Lit sabiendo lo que respondería.

— Sí, ¿puedo? — Matías sonrió lo más inocente que puedo — Creo que tiene algo que no estamos viendo, estuvo calladito toda la semana, no se quejo. Todos los que tuvimos al segundo día se quebraron o revelaron y este no, en realidad creo que eso significa que está más cuerdo que muchos otros acá dentro. Quiero saber más de él.

Mauro le dió un gran beso.

— Lo que mi chiquito quiera lo va a tener. Pero ¿sabes que va a tener que ganarse las cosas no?— Spallatti sonrió y le devolvió la muestra de amor.

Eran una pareja allí adentro, ambos sabían que se mantenían cuerdos el uno al otro al estar encerrados durante tanto tiempo. Sabían que si lograban salir él otro dejaría de existir y no era porque no se querían sino porque así era la vida del delincuente.

Un guardia se acerco y le tendió un frasco, Lit rápidamente puso su contenido sobre la quemadura y Dan volvió en si por el alivio que la crema le dio.

— Gracias — murmuró muy despacio.

— Me debes una rey, pero te la voy a cobrar cuando estés mejor — le guiño un ojo y se acostó a su lado. Dam tembló — Tranquilo, aunque sea un grandísimo hijo de puta jamás te tocaría si vos me decís que no, es algo de lo que estoy orgulloso es que nunca obligue a nadie y todo lo hicieron por elección propia.

LaFuente se relajo un poco y ahora fue el turno de Matías de acostarse a su lado.

— Dormite papi, que tuviste un días largo. Ya te vamos a cobrar esto.

Dam pensó ¿qué era lo que iban a querer? ¿Por qué lo habían protegido? Si todos los rumores decían que a la única persona que Monzón había protegido alguna vez fue Spallatti.

¿Por qué lo eligieron a él?

¿Por qué lo eligieron a él?

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PIOTRKÓW || Damlitcko [COMPLETA Y EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora