Capítulo 1.

344 122 191
                                    

Cayó de bruces contra el suelo una vez estuvo del otro lado del portal. Nadie había visto su penosa entrada, al parecer, así que solo recogió su orgullo, sacudió el polvo de sus jeans y caminó apresuradamente para perderse entre una multitud cercana.
Había logrado pasar al otro mundo, llamado Freya, sin problema evidente, como tantas otras veces lo había hecho desde que descubrió que podía hacerlo, luego de que su propia familia la llevase a cometer actos que antes nunca se había planteado.

Fue avanzando, camuflada como alguien más en esa gran ciudad, tan exacta a la de la Tierra que causaba espanto. Ambas realidades eran completamente iguales en cuanto a personas, lugares, países… todo. Lo único que las distinguían eran los acontecimientos; es decir, ambos mundos poseían historias con pequeños desacuerdos. Incluso Mathew, el chico del pan en el pequeño pueblo donde Magna nació y creció, existía en ese otro mundo, pero siendo el chico de la leche. Así de complicado era todo.

Magna llegó a una amplia plaza, donde pudo parar unos segundos y descansar. Sacó su celular del bolsillo del pantalón y llamó apresurada a la única persona en quien podía confiar además del imbécil de Deux.

…Silencio total…

—¡Maldición! —gritó al recordar que ese celular no funcionaba en Freya, y se había olvidado el otro en su mundo, la Tierra—. ¡Me cago en todo lo que se menea!

Arrojó el aparato contra el suelo con fuerza y comenzó a caminar en círculos, pensando en una alternativa. La casa de la familia Delos se encontraba al otro extremo de la ciudad y necesitaba llegar lo antes posible.

—No dejo de sorprenderme de lo estúpida que puedes llegar a ser…

Hoy no estoy de humor, Oshanta. Mejor sigue calladito, ¿ok? —replicó a su voz interior.

Oshanta, cuando quería, podía ser una verdadera molestia para Magna. Era un alma que compartía recipiente con ella desde hacía varios años, consumiendo poco a poco su propia alma. Había aprendido a lidiar con eso, ya que no le quedaba más opción que ser “la típica heroína de los libros, con poderes especiales y una misión importante en la vida”. La diferencia de su pensamiento con la realidad era que ella no tenía otra misión que mantener su culo a salvo de quienes la estaban persiguiendo.

Oshanta al parecer no estaba de humor ese día, ya que se limitó a decirle un cariñoso “púdrete” a su compañera, para luego no hablar más en todo el día. Así era siempre, se limitaba a decir pequeñas frases, alertarla sobre algo o discutir con ella cuando le venía en gana. Menudo dios el que tenía dentro, así de aburrido debía ser realmente.

Magna decidió que no debía quedarse parada mucho tiempo ahí. La única familia que residía en el país eran los Delos, pero no podía arriesgarse a que algún miembro de alguna familia diferente tuviese la suerte de cruzarse en su camino de causalidad… y ella creía mucho en las casualidades, principalmente en las malas.

Cruzó la plaza de forma apresurada mientras metía sus manos en todos los bolsillos de su ropa, incluso en su sostén, rezando por encontrar algún billete para poder coger un taxi. Suspiró aliviada cuando encontró uno arrugado, besándolo como si fuese el último (aunque en realidad sí lo era).

 Suspiró aliviada cuando encontró uno arrugado, besándolo como si fuese el último (aunque en realidad sí lo era)

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
DESCENSO (FINALIZADA).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora