Capítulo 8.

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Freya
Washington, EE. UU
 
 
—Viane es creación de Oshanta —soltó Sansa como si nada.

—¿Cómo…? —preguntó Ohanna entonando la voz por la sorpresa.

—Lo que escuchaste. Es su creación.

Ohanna se recostó más al gran asiento, devolviéndole el papel a su madre y apretando sus sienes para calmar el repentino dolor de cabeza que le había producido todo aquello. Y aún era el comienzo; había mucho más.

—Te contaré todo lo que se puede saber, querida Ohanna —le dijo Viane en tono cariñoso—. Tú eres la segunda portadora de nuestra familia, así que también debes conocer ya un poco de la historia que nos envuelve.

»… Oshanta fue el inicio y el fin de todo. Es aquello que muchos han considerado por siglos como un Dios, sin saber que no es más que el primer ser vivo en el universo. Los inicios de su conducta fueron meramente puros instintos; poco más que lo que deseaba hacer en el momento en que quería hacerlo. Él nació en la Tierra y de ustedes, los humanos, se nutrió una vez que aparecieron.

—Es decir, que al igual que el humano de hoy día fue la evolución de la especie durante miles o millones de años, ¿Oshanta también “evolucionó”? —preguntó Ohanna, intentando procesar y analizar cada detalle.

»… Oshanta no es una especie, como ustedes. Él es una entidad independiente, que solo ha ido engrandeciéndose con el paso del tiempo. Podemos decir que nuestra máxima deidad, es el ser más sabio del universo.

La joven rió ante eso último, al recordar los múltiples berrinches de Magna a diario por culpa de él. Podía ser un ente supremo todopoderoso y lo que quisiese, pero en el interior de su amiga, era considerado poco más que una molestia.

—Perdón —se disculpó con Viane por interrumpirla—, continúa.

La representante agarró nuevamente su taza de té, tomando un sorbo y poniéndola nuevamente en la mesilla central. Cruzó un pie por encima del otro y acomodó su codo en su rodilla, aguantando el rostro con su mano en una pose inclinada hacia delante. Se veía muy madura y sexy sentada así.

—Lo importante aquí es cómo un ser de luz cualquiera pudo materializarse a gracia de los humanos. Y cómo logró aprender de ellos y amarlos a un nivel compulsivo. Era la viva referencia de un niño pequeño con cachorro nuevo.

—Salta a lo importante, Viane —le regañó Sansa—. Estás metiéndole mucha información innecesaria a mi hija en la cabeza.

La acusada asintió, cambiando de pierna y optando la misma posición de antes.

»… Freya surgió producto de ese amor por los humanos, Ohanna. No es un mundo paralelo como es considerado, es un pedazo de la misma Tierra materializado por él para hacerle un semejante. Los conceptos parecieran ser lo mismo, pero difieren mucho. Y es por eso que llega aquí la interrogante de quiénes somos nosotros y porqué no podemos atravesar por los portales que creamos.

—Es aquí donde ya estoy perdida —confesó Ohanna con una risilla nerviosa—. ¿Me repites todo desde el inicio?

—Organízate, Ohanna —le dijo su madre, dándole por detrás de la cabeza con la mano para reprenderla—. Esto es algo importante.

—¡Ey! —se quejó—. Eso duele, mala madre. Estoy enfocada, pero hay mucho que digerir aquí.

—No le agredas, Sansa. Yo no te eduqué para que fueses una mujer impulsiva y agresiva.

—Mil disculpas, Viane —le dijo Sansa, inclinando el rostro hacia abajo en señal de respeto—. Ahora, continuemos con esto.

Ohanna se paró del sofá, algo incómoda ya por haber pasado tanto tiempo sentada en una misma posición. Caminó lentamente hasta la pared trasera donde estaba el cuadro que escondía la caja fuerte, rozándolo curiosa con las yemas de sus dedos. Viane continuó su historia entonces.

DESCENSO (FINALIZADA).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora