Capítulo 11.

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La Tierra
Múnich, Alemania

—¿No piensas volver a Argentina, cierto?

—Todavía me quedan demasiados asuntos por atender acá antes de volver. No puedo retomar mis obligaciones allá hasta entonces.

—Bueno... podemos pasar un buen rato mientras tanto.

Él comenzó a caminar en círculos, pensando sin prestarle atención a su compañera. Ella solo lo observaba sentada mientras bebía un sorbo de su copa de champagne, esperando respuesta de su parte. Había hecho de todo por gustarle, a pesar de la diferencia de edad, de la inmortalidad de él comparada con su propia vulnerabilidad, y del helado temperamento que siempre caracterizó al argentino regio y frío del que había estado enamorada por tanto tiempo.

—Solo espero que haya conseguido traerla —pensó él en voz alta—. Todo puede fallar incluso si llego a predecirlo.

—Y yo espero que se muera de una puta vez —respondió ella con su voz cargada de veneno y odio—. Esa imbécil solo causa problemas.

—Problemas tendrás conmigo si vuelves a decir algo así, Jaen.

Le dirigió una gélida mirada de desaprobación, dejando a la joven sola al tiempo en que cruzaba la estancia y cerraba de un portazo, alejándose de ahí para no perder los estribos.

Podría ser un "hombre de las nieves" por fuera, pero su sangre latina era caliente como lava y explosiva a niveles peligrosos, por lo cual debía controlar todo el tiempo su temperamento y aparentar su serenidad y seriedad características. Sin embargo, no le era demasiado difícil llegar al límite teniendo cerca a Jaen Seintherre.

Esa chica había tocado un tema muy sensible, y es que todo lo referente a Magna Lahen le llegaba de una forma muy profunda. No era amor, o eso creía, sino más bien una culpa en extremo grande, ya que no fue lo suficientemente valiente para asumir una responsabilidad que le fue concebida, y terminó repercutiendo en una joven niña en el otro mundo.

Él había sido el recipiente elegido para albergar a Oshanta, hacía varias décadas, cuando Daulla, líder de los Therres, vislumbró las posibilidades. Pero, contra todo pronóstico, como recipiente llegó a tener una grieta, y el alma terca de la deidad, siguió vagando sin rumbo, renuente a ser poseído hasta que él mismo quisiese.

Magna, por otra parte, era la hija más joven, y la líder menos experimentada. Sin embargo, un accidente ocurrido a la hora de los experimentos y rituales para ser ella la contenedora de Oshanta, que terminó por hacerle perder la memoria, y con ello, el puesto de representante de su propia familia.

Perdió su divinidad, su inmortalidad, su poder y su libertad. Se convirtió en una humana común con un futuro desgarrador y sin un pasado claro, todo por culpa de la incompetencia de él cuando le había tocado asumir el rol.

Ni siquiera él o Daulla habían podido prever ese giro de acontecimientos, y fue una gran sorpresa cuando los propios Lahen, engañados por los Souls, decidieron que debían aprisionar a Magna, su ex representante, y sub deidad que les debía controlar.

Por esa razón, los Therres mandaron a Deux, aún joven y obediente, a abrir un portal que la trajera a la Tierra, y así las 6ta y 7ma familia podrían ocuparse de ella hasta la hora del Descenso.

Pero quién diría que la Magna que los seis hermanos conocían tan bien terminaría volviéndose una niña tan vulnerable, que crecía con los años como una humana común, mientras su carácter se iba formando al punto de volverse la joven de veintiséis años, alocada, dramática, cínica y rebelde que era en la actualidad.

Y él, por más que intentó protegerla, abandonando sus obligaciones en su país para vivir junto a Daulla y los Therres en Alemania, no fue capaz de hacer entrar en razón a su hermana pequeña, la Lahen. Mucho menos pudo devolverle sus recuerdos o hacer el pacto con Oshanta para hacer el cambio de recipiente por segunda vez.

DESCENSO (FINALIZADA).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora