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Sin duda alguna la reunión estaba siendo un desastre, como había temido, sin embargo, no era un desastre fuera de lo común para el trio de idiotas que eran ellos.

- ¡En tu cara Hizashi! Shōta me contó primero a mí que a ti- se jactó mientras sonreía con suficiencia.

El blondo pareció enrabietarse ante la declaración del más alto – ¡Pero yo supe los detalles mucho antes que tú! - contraatacó tras unos segundos, logrando que el contrario dejara de sonreír.

Shōta observaba a sus amigos discutir desde su cocina.

Shirakumo y Hizashi aparecieron en su departamento temprano por la mañana, despertando a su anfitrión antes de lo acordado. Aizawa agradecía haber arreglado su casa la tarde anterior en caso de que sus mejores amigos se les ocurriera algo como eso.

Ambos chicos comenzaron su escandalo desde el momento en el que pusieron un pie dentro de su residencia, y al parecer les pareció una buena idea hablar de sus problemas amoroso mientras caminaban a su destino, al final aquello había terminado en la tonta pelea en la que se encontraban ahora.

Poco después de que sus escandalosos amigos llegaran, se vio obligado a preparar algo para que ambos dejaran de molestarlo, justo por ello es que ahora se encontraba en su cocina preparando algo sencillo para los tres. Diablos, se había olvidado de comprar comida.

-Entonces Shōta- habló Shirakumo luego de un corto periodo de silencio en su casa, literalmente corto pues tras 7 segundos de silencio Yamada encendió la televisión – ¿Quién es el chico afortunado? – preguntó coqueto.

El azabache se acercó abochornado a sus amigos que continuaban molestándolo; dejando los tres platos de omurice en la pequeña mesa de la sala, los tres se sentaron alrededor de esta.

- ¡Es este chico! – respondió emocionado el blondo mientras colocaba su teléfono a mitad de la mesa. En la pantalla de este se mostraba una fotografía del chico blondo de tez morena junto al chico de cabellera verdosa. Si Shōta no recordaba mal, aquella foto fue de la vez que salieron con el grupo de amigos de Yagi, justo cuando estaban recorriendo una tienda de ropa a petición de Nerumi. Ambos amigos se encontraban pegados uno al otro, viendo un suéter largo crema mientras hablaban de algo entre murmuros y sonreían con comodidad.

Su mirada carbón cuestionó a los olivos de su amigo, el cual simplemente se alzó de hombros restándole importancia.

-Es el más alto de los dos- aclaró Shōta con algo de vergüenza al notar el rostro de confusión del de cabellera de nube.

Oboro pareció analizar la foto durante un rato mientras comía su omurice, buscando algo o pensando en otra cosa, realmente ellos no lo tenían muy claro, así que lo dejaron divagar en sus teorías mientras terminaban su desayuno.

-Qué extraño- murmuró para sí mismo el chico, dejando intrigados a sus amigos.

- ¿Qué sucede? – preguntó Yamada luego de notar que su amigo no diría nada más.

-Esos dos parecen muy unidos, casi como si estuvieran pegados por un chicle- mencionó, provocando una carcajada en el de lentes. El chico lo cuestionó con la mirada, confundido.

-Has dado justo en el clavo my dear friend- canturreó Hizashi.

- ¿Son muy cercanos? – preguntó.

-Ese par nunca se separa- explicó el blondo. Shōta comenzó a sentirse algo incómodo por el tema, se removió un tanto inquieto en su lugar, buscando una posición más cómoda. Al parecer era momento de comenzar con las explicaciones para Oboro.

Hizashi comenzó a relatar con una voz que buscaba ser enigmática pero que solo causaba gracia en sus amigos –En la escuela son conocidos como "el dúo de chicle", nadie se atreve a separarlos, ni siquiera los profesores. Siempre están trabajando juntos y para cualquier lado que vayan van los dos- Shirakumo entendió el porqué de la risa y de la incomodidad que comenzaba a presentar el chico a su lado –Incluso el día después de que se le declarara a Shō, huyó de él, pero se llevó a su amigo- señaló con sus palillos al chico de lentes de la foto –Y ese día cuando salimos todos juntos ellos nunca se separaron. Incluso cuando traté de llevarlo conmigo para dejar a solas a Shō y a Yagi ¡Él se cruzó en mi camino y no me dejó acercarme a Sasaki! ¿Puedes creerlo? – exclamó indignado.

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