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Toshinori no podía dejar de temblar por culpa del nerviosismo que sentía en esos momentos. No se explicaba la razón del peso de aquella mirada carbón sobre él, bueno, tal vez era a causa de la confesión del día anterior, pero aún así no le parecía coherente ¡Se suponía que el pelinegro no lo vería ni en pintura luego de lo sucedido! Es decir ¿Quién mantendría su atención puesta en la persona que rechazó? No lo había hecho aún, pero era algo seguro.

Miles de ideas cruzaban a gran velocidad por su cabeza Poner atención a clases como un buen estudiantes? Por favor, eso no era de importancia en esos momentos. Su cerebro estaba apunto de entrar en un colapso, poco le faltaba para salir corriendo del lugar.

Observó un trozo de papel deslizarse por su pupitre; Mirai mantenía su vista fija en el pizarron mientras señalaba el papel que le acababa de pasar, y dudoso lo extendió para leer su contenido.

"En donde quedo todo tu coraje de ayer All Might"

El rubio casi se atraganta con su propia saliva, y con algo de indignación miró el rostro burlón de su mejor amigo "¿En serio?" pensó incrédulo.

Sentía con mayor intensidad aquella mirada puesta en su espalda, tragó saliva con dificultad. Podía sentir un leve picor en sus ojos, uno que avisaba la proximidad de su llanto ¿Acaso era normal llorar tanto? No estaba seguro.

Miraba impaciente el reloj que se encontraba sobre la pizarra, como si mantener la vista fija en él aumentara la rapidez con la que pasa el tiempo. Faltan solo diez minutos, diez malditos minutos que parecían una hora.

Estaba tentado a mirar detrás de él, tenía curiosidad de la expresión que tendría Aizawa ¿Estaría molesto? ¿Acaso lo miraría con pena? ¿Apartaría la mirada si se encontrara con la suya? ¿Debía dejar de pensar en eso antes de salir corriendo? Su mente dejaba de pensar con claridad en esos momentos. No estaba acostumbrado a tener la atención del pelinegro sobre él. Estaba acostumbrado a ser él quien se mantuviera atento a los movimientos del contrario, no lo contrario; si hubiera sabido que esto pasaría le hubiera rogado a Nana por quedarse en casa ese día. Preferiría los regaños de Sorahiko que aquella sensación de asfixia.

Maldita sea su naturaleza tímida y nerviosa.

Y como si el mundo volviera a apiadarse de su pobre alma, el timbre sonó anunciando el final del primer periodo de clases. Como si se tratara de salvar su vida, y realmente lo pensaba de esa manera, tomó su desayuno y el brazo de su mejor amigo para salir huyendo del lugar como alma que se lleva el diablo.





-Wow Toshinori, has evolucionado a Flash hoy, debo felicitarte

-¡Ten piedad de mi Mirari!

El rubio lloriqueaba a la par que comía su desayuno. En serio había llegado a su limite en aquel momento.

-Incluso pareces fuente de lágrimas. Deberías intentar calmarte un poco, al rato no quiero que estés llorando en la casa o juro que te dejo afuera.

Toshinori hizo un puchero en protesta.

Mirai no podía evitar la tentación de molestar a Yagi, era demasiado expresivo y eso no hacia mas que darle un toque cómico a cada uno de sus colapsos emocionales. Tal vez no era lo correcto teniendo en cuenta que su mejor amigo estaba apunto de tirarse de la azotea, pero hey, nadie dijo que era perfecto. Toshinori sabía a lo que se atenía al tenerlo como mejor amigo.

Ahora, tomando con seriedad el asunto, era extraño el comportamiento del pelinegro. Aizawa se caracterizaba por aquella mirada pesada dirigida a su rubio amigo, se notaba desde lejos que simplemente no lo soportaba, pero al parecer a Yagi este hecho nunca se le presento.

Sin embargo la mirada que mantuvo durante el periodo de clases había sido diferente al que común mente tenía, había logrado vislumbrar aquel brillo de genuina curiosidad en medio de la oscuridad de su pupila, como si buscara descifrar lo que realmente era lo que Toshinori buscaba expresarle.

Un recuerdo grato para su mente; nunca olvidaría la expresión de confusión que tuvo cuando vio salir corriendo a su tímido y tonto amigo.

Mirai suspiro. Por más que quisiera, analizar la situación actual del rubio era complicado, y muy cansado.

-¿Qué sucede?

El de hebras verdes dirigió una mirada cargada de frustración hacia el frente. Con lo idiota que era su amigo, si aquel chico no hacia mas que ilusionarlo, lo más seguro es que no saldría de su habitación hasta quedar como una fruta deshidratada, sus ganas de vivir estarían en el centro de la tierra y su alma ya se encontraría camino a una mejor vida.

El corazón de Yagi era débil y noble, se atrevía a decir que era la persona más pura que podía existir; y si algo sabía bien del rubio, es que aquel pequeño romance que estaba viviendo en esos momentos no era tan pequeño como se quería convencer; estaba entregando todo su corazón en bandeja de plata. Y si Aizawa no lo rechazaba sin mayor rodeo, las ilusiones de Toshinori serian más grandes que el universo mismo.

Necesitaría la ayuda de Naomasa.

-¡Mirai!- el rubio lo llamó alargando la ultima vocal de su nombre -¡No me ignores por favor, prometo dejar de llorar! ¡Pero no me ignores!

El antes nombrado vio con gracia a su compañero.

-Tu y yo sabemos que es más seguro que primero Enji admite en voz alta  que es tu amigo antes de que tu dejes de llorar.

-¡Oye!

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