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-Toshi- la voz del peliverde lo llamó – Shōta y yo tardaremos un rato en terminar la limpieza, creo que será mejor si nos esperas en la entrada- pidió con pesadez.

-Hoy hay más trabajo del normal ¿Verdad? - respondió con lastima por sus amigos.

-Si- el tono de voz de Aizawa fue pesado al responder –Todo por culpa de la clase de artes y los estúpidos de nuestros compañeros que no pueden recortar sin hacer un completo desastre en el salón- el ceño fruncido en el suave rostro del pelinegro demostraba lo furioso que estaba por eso. Toshinori rio nervioso.

La última clase de ese día había sido artes. El profesor al parecer buscaba cambiar la rutina de la clase, y en esta ocasión decidió que sería una buena opción utilizar recortes para crear un dibujo, si bien la clase había sido bastante entretenida, todos en el salón parecían ser un desastre a la hora de recortar, muchos dejaron un montón de papeles regados por todos lados. No supondría un problema normalmente, pues normalmente al terminar la sesión de artes todos recogían el desastre que provocaban, pero al parecer hoy decidieron dejarles el trabajo a los responsables de la limpieza. Vaya problema.

Sus dos amigos se veían realmente enojados por este hecho, principalmente porque ellos eran los responsables, pero no había mucho que pudieran hacer, sus compañeros huyeron en cuanto el timbre sonó.

Ambos chicos llevaban quejándose desde que el salón quedó casi vacío, los únicos que demostraron ser personas responsables y educadas fueron sus amigos, Ken y Anakuro, ellos se encargaron de recoger la poca basura que habían dejado por el suelo, incluso amablemente se habían ofrecido para ayudarlos con la limpieza al igual que él, pero aquel obstinado par se negó a pesar de la insistencia de los tres, por lo que ambos chicos terminaron abandonando el lugar rehusándose un poco a ello.

"Son tan buenas personas. Desearía que los bastados de mis amigos fueran tan siquiera una pisca de amables como ellos" fue el comentario que soltó conmovido Aizawa, provocando una risa en Mirari y él.

Era verdad, el par de amigos desastrosos del pelinegro en vez de tan siquiera recoger el enorme desastre que dejaron, solo se burlaron del más bajo y se fueron huyendo en cuanto Aizawa les respondió, dispuesto a darle un buen golpe a ambos.

Luego de eso, las quejas sobre el resto de su clase continuaron, sobre todo al par de amigos de Aizawa, el pelinegro no paraba de soltar amenazas en contra de ellos, provocando un leve escalofría al par de amigos, sin duda alguna algo que no debían hacer era enfadar al chico, era algo que deseaban no presenciar.

-Les deseo suerte entonces- fue lo último que dijo antes de dejar al par con todo el trabajo que tenían. Se sentía culpable por no poder ayudarlos, pero sabía bien que si seguía insistiendo Mirai terminaría golpeándolo por ser un pesado, como en muchas ocasiones había hecho. Su amor era algo doloroso.

Suspiró desanimado. No había nada que realmente pudiera hacer en esos momentos, todas las novelas que había comprado ya las había leído, así que tal vez terminaría por darle una vuelta a la biblioteca, tal vez encontraba algo interesante que leer.

Envió un corto mensaje de texto a Sasaki para avisarle y sin ningún pendiente más, se dirigió alegre a la biblioteca.

Su mente divagaba entre distintos pensamientos al azar mientras caminaba por los solitarios vacíos de su escuela, prestando poca atención a su entorno y provocando que en varias ocasiones terminara por tropezarse, a pesar de eso, aquella boba sonrisa que solía tener no se borró.

Los recuerdos de la tarde anterior eran como una clase de escudo que protegía su estado de ánimo. No importaba cuantos murmuros sobre su reciente relación con Aizawa o su relación con Mirai -de los cuales ya se había acostumbrado-, no había nada que borrara la alegría que sentía en esos momentos. Normalmente hubiera estado huyendo de las miradas de los demás por culpa de su ansiedad, pero en esta ocasión no fue así. La imagen de Aizawa durmiendo regresó a su mente, provocando un suave sonrojo en sus mejillas.

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