Viernes. Hermoso día de la semana, el preferido de la mayoría de los estudiantes, si no es que de todos.
Era tortuoso, pero glorioso a la vez. El último día de clases, cerca de los preciosos fines de semana. Muchos alumnos lo tomaban libre, en fin, no era un día muy pesado.
Shōta deseaba con toda su alma haberse quedado en casa durmiendo, es decir, haría lo mismo durante clases así que ¿Por qué no hacerlo desde la comodidad de su casa? Respuesta: Hizashi Yamada.
Su mejor amigo, e infierno personal, no había parado de mandarle mensajes y llamarlo para que su flojo ser decidiera despertarse de una buena vez por todas, arruinando los planes del pelinegro. Por una parte tenia ganas de darle una patada y regresar a su hogar, sin embargo, algo más lo animaba a ir al colegio, y ese algo tenia nombre.
Tenia curiosidad, demasiada como para ser normal.
Suspiró agotado. Necesitaba centrar sus pensamientos en otra cosa. Se sentía extraño por pensar en la persona que se le había declarado la tarde anterior; si era sincero consigo mismo, lo primero que cruzo por su mente en aquel momento fue preguntar si aquello era una broma, pero aquel par de ojos zafiro parecían tan seguros de lo que decían que simplemente se rindió.
Aún tenia sus dudas acerca de lo sucedido aquella tarde, por ejemplo, el por qué sus amigos no estaban con él o el por qué no lo habían despertado, eso lo sabría en algunos minutos.
-¡Shōta!¡Mi vagabundo amigo, por fin llegas! - fue lo primero que escucho al estar cerca de la entrada, la odiosa y chillona voz de Yamada con sus ánimos habituales. El rubio lo esperaba como de costumbre en la entrada de la escuela junto a Nerumi, su otra amiga.
Loa tres jóvenes caminaban con tranquilidad a su aula, Hizashi y Nerumi compartían una amena platica donde en ocasiones salían burlas filosas a cualquiera de los tres, con un humor pesado pero amistoso a la vez. Sin duda alguna eran un grupo extraño. Más de una vez se habían visto envueltos en extrañas situaciones, sobre todo por culpa de su hermosa amiga y el hiperactivo rubio.
Todos en la escuela se preguntaban la razón por la cual desde un inicio esos chicos eran amigos, es decir, Yamada era muy energético y revoltoso, Kayama era calmada y muy sociables, mientras que Aizawa era serio y reservado. Era una combinación muy extraña, pero que parecía funcionar, sobre todo porque todos tenían la misma lengua afilada, y solo entre ellos se entendían.
Aizawa analizaba con la mirada al par de idiotas que discutían por cualquier tontería junto a él, parecían estar del humor normal que siempre mantenían, no parecía haber nada fuera de lo normal, pero aún tenia la sensación de que algo no encajaba. Bostezo con pereza. Descubriría lo que paso luego, no era algo que realmente le importara en esos momentos.
Al llegar a su salón cada uno se dirigió a su lugar. Fue en ese momento en que su mirada se encontró con la del rubio. Si era sincero no sabía como reaccionar frente a él, era extraña aquella sensación, por un momento temía que el rubio se le acercara casualmente para hablar sobre la declaración, o que simplemente se acercara como normalmente lo hacia con sus demás compañeros, sin embargo, contrario a sus pensamientos, en cuanto el rubio reaccionó apartó rápidamente la mirada mientras un enorme sonrojo cubría su rostro. El de ojos carbón parpadeó sorprendido ¿Acaso lo estaba esquivando? Parecía más nerviosos de lo normal, incluso el chico de lentes con el que hablaba parecía estarse burlando de él. Sabía bien que la naturaleza de Yagi era nerviosa y tímida, pero no solía ser muy notorio.
Con pereza se sentó en su lugar, Hizashi parecía estar hablándole de algo, pero el de hebras azabaches no le prestaba atención realmente. Muchas preguntas se formulaban con velocidad en su cabeza, intentando unir los hilos de todos los hechos que habían pasado; su mente aún no lograba procesar el que aquel rubio que le sacaba de quicio se le haya declarado la tarde anterior. Era extraño, incluso podría decir que era irreal, parecía la historia de una película de romance adolescente, o una de aquellas historias clichés que su amiga les contaba.
Poca atención le prestaba a lo que fuera que sus profesores explicaron durante el paso de su primer módulo, su mirada se mantenía fija al frente, en donde el rubio de piel morena se encontraba. Analizándolo, buscando respuestas, lleno de curiosidad.
La escena del rubio apenado y nervioso frente a él se repetía constantemente en su cabeza, como en un bucle de tiempo, donde apreciaba con claridad cada una de las curiosas expresiones del de orbes azules. A diferencia de las anteriores interacciones que había tenido con él, las cuales eran muy contadas, el rubio no parecía un muñeco de aparador perfecto sin errores, uno que podía hacer cualquier cosa sin mucho esfuerzo. Parecía un adolescente normal. Y aquel lado de su compañero le parecía interesante.
Toshinori quería que la tierra lo tragara.
Podía sentir la mirada del azabache analizándolo, en un principio pensó que simplemente estaba exagerando, y que aquello era una ilusión de su joven mente enamorada, sin embargo, con el paso de las clases, el nerviosismo no paraba de crecer en él. Incluso podía ver a Mirai reírse disimuladamente de su situación, Toshinori no hacia más que intentar ignorar con toda su alma aquel hecho, pero por más que tratara de hacerlo, su corazón simplemente no paraba de latir con fuerza y podía sentir su rostro enrojecer en cada minuto que pasaba.
"Por favor, apiadate de mi una vez"
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Cliché
FanfictionAizawa Shōta es el chico invisible de su clase. Toshinori Yagi es el más popular de la escuela. Toshinori esta enamorado de Shōta. Shōta odia a Toshinori por su radiante presencia. ¿Existe acaso algo más cliché que su historia de amor?