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Todo su cuerpo se mostraba brillante debido a su tan elegante atuendo, tan dorado como la luz del sol, y tan fino como el cristal del bosque helado

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Todo su cuerpo se mostraba brillante debido a su tan elegante atuendo, tan dorado como la luz del sol, y tan fino como el cristal del bosque helado. Una corona bañada en oro y forjada en el cielo decoraba su dorada cabellera. Caminaba con tranquilidad y siempre acompañado de esa hermosa y tierna sonrisa que tanto lo caracterizaba. El Dios de la luz portaba con orgullo su nombre y cargo. Era sin duda uno de los más puros y bondadosos de todos los Dioses, sin mencionar lo agradable que llegaban a ser sus conversaciones, era un don que solo él poesía. Tenía el poder de hacer sentir cómodas a las personas.
Con la frente en alto se sienta en su trono dorado, cuyo preciado lugar tiene una larga, pero interesante historia. Estaba dispuesto a darle inicio a su trabajo diario.

- Abran las puertas. Que pase el primero - ordenó con una voz suave pero autoritaria.

Aquella era otra de sus innumerables características, su voz. Nadie sabía cuál era su secreto. Todos se preguntaban cómo es que alguien se da a respetar con una voz amigable, y que al mismo tiempo diera temor.

Los encargados de cuidar el palacio acataron la orden del Dios de la Luz. Así, la primera joven ingresó con una ofrenda en sus manos, y en su rostro una expresión de preocupación.

- Mi señor, hoy le traigo mi más anhelado recuerdo - La joven se inclinó levemente indicando el respeto a su superior. Esperó a que ChanHee le diera una señal para proseguir y avanzar, este no tardó en acceder con un movimiento leve de cabeza, y esta dio tres pasos hacia adelante, dejando una bandeja con baratijas, o al menos para él los objetos de plata lo eran.

- Desearía que ilumine a mi hermano para que encuentre el camino de regreso a casa. No lo veo desde hace tres días ¿Qué debo hacer?, Mi señor - volvió a hablar la menor. Esta vez su expresión de angustia era mucho más notoria.

ChanHee analizó a la chica, tratando de pensar en una respuesta que no la lastime. Él tenía que negarse a sus suplicas, pero no encontraba las palabras correctas. Aquella chica se mostraba tan hermosa, aún con los ojos hinchados, posiblemente había llorado la noche anterior. Para ChanHee, comenzar el día con tan hermosa vista, era una bendición del Dios de dioses, aquel que reina desde lo alto.

- Sabes perfectamente que no puedo hacer eso, no está bien hacer contacto con mentes humana. Pero sí puedo mostrarte su ubicación y cómo se encuentra en estos momentos, debes estar lista para cualquier cosa - advierte el Dios de la Luz.

- Sí, por favor, con eso me conformo. Estoy lista, deseo saber su paradero - dijo. Ella sentía que en cualquier momento sus ojos iban a derretirse, en cualquier momento lloraría de la ansiedad. Hacía su mayor esfuerzo mordiendo su labio inferior. ChanHee notó aquello.

El mayor se puso de pie tomando su cetro, el cual permaneció en reposo todo este tiempo. Aquel objeto se alimentaba de luz, otorgándole a su dueño poderes que le permitían hacer su trabajo.
Iluminando el lugar, un 'holograma' de luz se apreciaba en uno de los espacios del lugar. En este se mostraba a un joven con cabello largo sentado en un rincón de solo cuatro paredes, lo que parecía ser una celda. El joven traía consigo cadenas de esclavo en las muñecas de sus manos.

La chica no pudo contener las lágrimas ni un minuto más, ahora entendía el porqué de la inesperada ausencia de su hermano mayor. Él era un prisionero.

- No puede ser, no, no. Por favor mi señor, tiene que ayudarme - suplicó ahora de rodillas. En cada mejilla había un camino de lágrimas.

ChanHee volvió a su asiento. Y aunque odiaba ver a tan atractiva humana llorar, prefería no involucrarse directamente con el problema.

- Llévensela - ordenó él desviando la mirada.

Dos de sus guardias se acercaron a la menor y tomaron de sus brazos. Sorprendida por aquello, intenta evitar que la saquen de aquella sala.
Su hermano mayor es lo único que le quedaba, de hecho es lo único que siempre tuvo de verdad. Y lo amaba como si su vida dependiera de su amor.

- por favor, mi señor - musitó la chica haciendo una pausa para tomar aire - Siempre tuve fe en usted, por eso es que he venido aquí, es lo único que me queda- añadió aun tratando de librarse de los brazos de aquellos guardianes.

Y era cierto, siempre creyó más en él que en el resto de los dioses, todas sus plegarias siempre se las dirigió a él, en el día e incluso en la noche, le hablaba a él.

- Esperen - articuló el Dios de la luz con voz suave, justo en el instante que los guardias obligaban a la chica a cruzar la enorme puerta de madera.

ChanHee volvió a levantarse y avanzó hasta donde estaba la chica. Todos los presentes habían hecho una pequeña referencia, incluso la chica, quien aún traía sus ojos tristes y mojados.

- Te ayudaré - accedió el mayor. La chica lo miró sorprendida y agradecida - a cambio, me darás un descendiente, mi pequeña sol - continuó concluyendo la oración con una sonrisa triunfante.

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Iniciamos con en Dios de la luz y del día :3

THE GODz   ͟͟͞͞➳ The BoyzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora