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- Sé que soy el Dios del inframundo - Juyeon escupe sangre ya bastante agitado, y continúa hablando - Pero... antes de ser nombrado como tal, yo sufrí como no tienes idea.

- Resentimiento, ¿jamás vas a superar aquello? Actuamos de acuerdo a la ley - Chanhee se encontraba en las mismas condiciones que Juyeon - Leyes, reglas, normas ¿cuándo vas a entender? No teníamos opción- se defendió.

- ¿Eso? Claro que me dolió, pero no fue todo. Rechazar es fácil, pero ser el rechazado no lo es. En el Palacio celestial, pese a que no tenía poderes, por lo menos tenía luz, existía el día, la naturaleza era amigable, no habían seres queriendo cenar tu carne, no había soledad - A medida que iba hablando su rostro ardía de enojo, y sus lágrimas estaban amenazando con salir. Como pudo se puso de pie, pero aún se mantenía cabizbajo - Cuando llegué, intenté escapar, pero estaba encadenado al infierno, no sabía usar mis poderes, sentí frío... Hasta que él me habló...

- ¿Él? - Cuestiona el Dios de la luz con curiosidad.

- Sombra -Responde a su pregunta - Él si estuvo para mi, me enseñó a defenderme, me dio su poder.

- Juyeon, es un demonio ¿cómo pudiste confiar en él?

- ¿Y? ¿que perdería? Ya no me quedaba nada. A medida que me iba enseñando, me gané el respeto de todos los demonios en el infierno, y de muchos humamos, tuve que adaptarme para poder apoderarme de todo el inframundo, y así fue, a tal punto de ser nombrado el Dios del infierno.

- Que buena manera de justificar todo el mal que has hecho - Dice Chanhee con evidente sarcasmo.

- Lo dices porque tú no viviste mis experiencias, por eso soy más fuerte que tú, durante estos años no he tenido una vida de oro, sólo de destrucción, ¡por eso estoy acostumbrado a ocasionar el caos! - Dicho esto, la batalla continua.

Las calles del pueblo se tornaron carmesí. En cada esquina, en cada callejón, en cada calle, había alguien moribundo o sin vida. Los soldados que quedaban en pie eran pocos, a decir verdad, muy pronto sería aniquilados la mitad de ellos, y luego seguirían con los civiles.

- Lo siento, Chanhee, acabaré con esto - Juyeon hace aparecer su cetro, el cual tenía de protagonistas las rocas del destino, diamantes luminosos, estaban activados para matar a Chanhee. Le esperaba un mal destino, una muerte dolorosa.

- Por todo el mal que me han causado - Susurra el pelinegro cerrando sus ojos, casi como plegarias hacia él mismo.

Chanhee cae rendido, y cierra sus ojos enfrentando su destino. Lo que más le dolía era haber perdido a tanta gente, a Sol, a Sunwoo, a Haknyeon, a muchos humanos... o al primero que perdió, a Juyeon. Un inútil, eso se sentía. Sin mencionar que acababa de llevar a muchos hombres a su muerte.

《Los demonios deben de estar celebrando con el festín de almas》

-Alma...
-Mi Diosa - mucita un Juyeon desconcertado. Alma se interponía en el ataque, extendiendo sus largas extremidades en señal de protección hacia el Dios de cabellos dorados - ¿Alma? ¿Qué crees que haces?

- No puedes hacer eso. ¡Ya basta! ¡Estoy cansada de todo!- Exclama ya con lágrimas en sus ojos - Chanhee, te amo. Todo este tiempo que estuviste con la humana, yo estuve muy celosa ¿Cómo era posible que ella me ganara?

《¿Que ella que? 》 piensa Juyeon muy confundido.

Chanhee se encontraba tan confundido como el contrario.

- ¿Qué dices?...- pregunta el Dios de la luz sin entender lo que pasaba.

Juyeon solo se mantiene en silencio escuchando las palabras de Alma, que por alguna razón no le agradaban, le dolía.

THE GODz   ͟͟͞͞➳ The BoyzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora