Un mundo reinado por dioses, en donde la discordia y la codicia aparentan más fuerza que el amor y la justicia.
- Me he aburrido de aquello, los humanos son tan patéticos; viven para morir, y tratan de huir de los problemas como si pudieran escapar...
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- YoungHoon, SunWoo, ChangMin ¿Cuento con su ayuda? - cuestiona ChanHee observando a cada uno de ellos esperando una respuesta de su parte.
- ¿Entonces tu nos llamaste para buscar a un humano? Pensé que la ayuda sería para una futura lucha, no sé, ladrones o un loco psicópata obsesionado con las jovencitas - protesta SunWoo.
SunWoo, antiguo enemigo de ChanHee, Dios de la guerra, ser de carácter fuerte. En el pasado fue el protagonista de la extinción de un pueblo completo. En aquel entonces su ambición por el poder era más grande que el amor por la humanidad, la de sus propios creyentes. Arrepentido por sus acciones, fue aceptado nuevamente por el resto de los dioses y de toda la población humana. No sin antes de un castigo bien merecido, por suerte supo cómo lidiar con aquella t soportarlo.
ChanHee dejó escapar un suspiro, olvidaba lo difícil que era convencer a su amigo. - Lo es, no sé qué tan peligroso sea, pero está encadenado, significa que es un prisionero. Creen que sea...
- ¿JuYeon? - dijo ChangMin - Es difícil saberlo. Debió hacer algo malo para estar encerrado. Además, casi todos los Dioses tenemos unos que otros prisioneros ¿no es así? Ha podido ser cualquiera - cuestiona.
-¿ChangMin, acaso lo estás defendiendo? - intervino YoungHoon. Su ceño estaba ligeramente fruncido, en cualquier momento se enojaría - Te recuerdo que él es el peor Dios que haya existido jamás, tuvo la habilidad de crear otros dioses, y la que hizo no es una de nosotros. Si JuYeon tiene a aquel chico, lo siento ChanHee, pero no cuentes conmigo, no volveré a bajar al infierno- finaliza cerrando sus ojos y dejando escapar un poco de su aliento en forma de suspiro.
-No lo defiendo, y tampoco he olvidado aquello. Es sólo que me parece absurdo que JuYeon tenga a alguien encerrado y duré más de un día con vida. Además él no puede abandonar el inframundo - se defendió ChangMin con aquella tranquilidad que tanto lo caracterizaba.
SunWoo soltó una carcajada mientras que los demás compartían miradas. Jamás comprendían los ataques de risa del Dios de la guerra. A decir verdad, muchos le tenían por su peculiar comportamiento, pero para alguien que sólo conocía los conflictos era algo normal.
- Adoro ver a YoungHoon enojado - comenta SunWoo mientras volvía a reír, provocando que el resto se le uniera a él. Todos menos YoungHoon - Es fácil saber quién lo tiene ¿Cuál es el lugar más cercano a este? - añade obviado.
No cabe duda que SunWoo era muy inteligente, al ser el Dios de la guerra conocía perfectamente el campo de lucha, las estrategias, era experto es reconocer un problema (y también crearlos). Nadie más que él era el indicado para dirigir aquella "misión"
Las sonrisas victoriosas no faltaron. Ya conocían la respuesta.
Las puertas se abrieron casi de golpe, dejando ver dos figuras femeninas, una con una larga cabellera dorada y la otra con gajos negros. Ambas muy hermosas.
-Ay, no - musita ChanHee al ver aquella escena.
- ChanHee, amor. La chica de cabello de múltiples ondas, se acercó al Dios del sol tomando su rostro para dejar un beso en sus labios sin éxito alguno. Pues el mayor lo impidió.
¡Crac! Sintió como su corazón se despedazaba por milésima vez.
- Eres muy molesta- admitió ChanHee. Su mirada se posó en la chica de cabello rubio, era Sol, la pequeña chica que busca a su hermano. No dudó en dirigirse hacia ella.
El amor nunca viene solo, lo acompañan otros sentimientos, tales como el odio, la tristeza, los celos y hasta la obsesión. Y Yeriseth lo sabía muy bien, porque ese era su caso. Desde que el Dios de dioses eligió remplazar a los reyes humanos por dioses, la diosa del amor posó su mirada en el dios del sol. Ella lo llamó "Amor a primera vista". Pero él desde el principio la rechazó. No quería una relación amorosa que lo distrajera de su deber como Dios.
Es irónico viniendo de la diosa del amor.
- ¿Y quién es ella? - Pregunta Yeriseth examinando a la chica de pies a cabeza.
- Pensé que había venido contigo - Interviene YoungHoon. Este se levanta y se acerca a Sol - Bueno, no sé quién seas pero eres hasta más bonita que Yeriseth- continúa. Él sabía muy bien que estaba jugando con fuego. Para nadie es un secreto los sentimientos de Yeriseth a ChanHee.
- Oye, cuida tu boca o no tendrás descendencia - protestó la pelinegra.
ChangMin, ChanHee y SunWoo solo se limitaron a poner los ojos en blanco ya acostumbrados a esta conversación.
- Muchas gracias, mi señor. Pero no diga esas cosas, no poseo ni la mitad de la belleza de la diosa Yeriseth - responde con mucha modestia la rubia. Eso a ChanHee le gustó.
Mientras YoungHoon, Yeriseth y Sol seguían hablando, los tres restantes también hicieron lo mismo.
- ¿Por qué te empeñas tanto en ayudarla? - pregunta ChangMin dirigiéndose a ChanHee, de la misma manera captando la atención de SunWoo.
- Ella me dará un descendiente- Responde atente la curiosidad de sus amigos.
ChangMin y SunWoo solo limitaron a estudiar las expresiones del rubio, pensaban que ChanHee estaba jugando con ellos y que en cualquier momento soltaría una carcajada. Pero tratándose de él jamás pasaría algo como eso.
Después de un momento de silencio, salvo por los ruidos de fondo de una discusión entre Yeriseth y YoungHoon, SunWoo se levantó de golpe haciendo un notorio ruido que llamó la atención de todos en la sala.
-¡¿Estás loco, New?!-Protestó el dios de la guerra con una fuerte exclamación.
New, ya casi nadie lo llamaba así.
- ¿Por qué mezclarnos con los humanos? ¿Semidioses? ¿Eso es lo que deseas? Un semidiós para dirigir el sol. ¡No me jod...
La inadecuada frase de SunWoo fue interrumpida por un fuerte golpe que ChanHee le proporcionó. Tal fue la fuerza que provocó que su labio sangrara.
El rubio pasó al lado de SunWoo el cual estuvo dispuesto a atacar de vuelta, pero fueron detenidos por ChangMin y YoungHoon. Se acercó a su amada humana y tomando su mano adoptó una voz firme.
