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Una cara Bonita no era suficiente para ser el Dios de la belleza y la juventud

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Una cara Bonita no era suficiente para ser el Dios de la belleza y la juventud. Se necesitaba un amante de lo bueno y lo hermoso. Es por ese motivo que YoungHoon planeaba miles de formas de como escapar, pensaba los más básicos hasta los más complejos. Pero Alma era muy buena en lo que hacia, vigilar y torturar. Era como la maestra de las trampas y los escapes. ¿Como te liberas de alguien así?

-Olvidalo, solo saldrán de aquí si mi señor lo desea - admitió ella.

ChangMin negó con la cabeza ya resignado. Por otro lado, YoungHoon no sabía cómo había llegado a el infierno.

"Atraes lo que menos deseas" dicen.

Él no le gustaba aquel lugar, era muy oscuro para su estilo, solo abundaba la tristeza y el odio, sin mencionar la música de fondo que solo eran gritos y gemidos de espíritus agonizando.

- ¿Le dices 'señor' a esa bestia maligna? Debes estar loca. Suenas como una esclava y no como una Diosa - dice el Dios del viento un poco perezoso.

YoungHoon solo observaba su entorno. No encontraba algo que lo ayudara a escapar.

- Cállate, idiota. No soy esclava de nadie - protesta Alma golpeando la cabeza de su contrario.

- ¡Aah! Eres un monstruo - se queja su amigo.

La diosa se había puesto en cuclillas para encarar a ChangMin, acción que dejó ver una parte del muslo de sus blancas piernas, de allí, una llave de acero con un "cráneo" de magia negra se dejaba ver.

Lo tenía. Haría lo que mejor sabe hacer; Conquistar.

Se incorporó dispuesto a poner en marcha su plan, pero cuando iba a hablar, una voz muy familiar se escuchó de manera aleatoria en el salón.

- ChangMin, YoungHoon, mis dioses- dice la voz.

¿Pero qué estaba pasando?

Los tres quedaron boquiabiertos al ver a la pelirubia en aquel lugar.

-pero... Sol ¿qué haces aquí?- susurra YoungHoon con un hilo de voz.


 Sol ¿qué haces aquí?- susurra YoungHoon con un hilo de voz

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El mal también es hermoso.

Un claro ejemplo de aquello era SunWoo, que además de inteligente es muy apuesto. El Dios de la guerra poseía unos labios carnosos y muy provocativos para cualquier dama, y ni hablar de sus enormes ojos con mirada intensa y misteriosamente profunda. Sin embargo, su fama era mayormente atribuida a sus antecedentes. Muchos dejaron de creer en él, y hasta el momento la tercia parte de la población no lo consideran como alguien de confianza, a pesar de ser un Dios.

Claro, él no le tomaba importancia.

"Así como siempre las estrellas acompañan a la luna, mis creyentes alimentan mi ser" Solía decir.

Aún recordaba cuando casi todos le dieron la espalda. Fue en el tiempo en donde ocurrió la tragedia de la destrucción de uno de los pueblos.

- ¡SunWoo! ¡¿Que crees que haces?! ¡Ven acá y deja eso de una vez por todas! - exclama ChanHee con voz temblorosa pero fuerte mientras extendía su mano.

- ¡Aléjate New! Deja de detenerme, ya te lo he dicho. Eres un estorbo - protesta SunWoo con lágrimas en sus ojos.

Se encontraba en una roca angosta y exageradamente larga. Entre sus brazos estaba la Diosa del hogar y la fertilidad. La larga cabellera de la chica estaba enredada en las manos del chico.
A su alrededor, o el estrecho espacio que quedaba restante, las velas se derretían de manera rápido, haciendo que la cera borrara el círculo de símbolos del libro de magia negra.

-Ella no volverá.

- ¡¡Cállate!! - exclama SunWoo mojando con lágrimas la frente de su amada - Si tan solo hubiera obtenido esos cristales, tu estarías ahora conmigo, serías la reina de todo el mundo. Mi reina. Seriamos tú y yo contra la humanidad - añadió dejando un beso en sus ya fríos labios.

- ¿Estás loco? Si te quedas aquí morirás tú también. Escucha, te perdono por lo que hiciste, eso ya no tiene sentido, eres mi amigo, SunWoo. Ven, Woo - dice el rubio con voz acogedora, pero por dentro estaba ansioso de salir de aquella ruinas que anteriormente fueron un templo sagrado.

SunWoo no respondía, en cambio, se acostó junto al cadáver y le dio un abrazo. Pareciese que también quisiera irse con ella.

Se remueve un poco para buscar una mayor comodidad. De fondo la voz de ChanHee desesperado hacía eco, y el calor no tardó mucho para penetrar en su piel, decidió ignorar eso por completo. Claro, de no ser por el temblor de la piedra. Y aunque quiso moverse, este no pudo, simplemente no tenía fuerzas para hacerlo, ya nadie creía en él.

Amaba con todas sus fuerzas a esa Diosa. Fue la primera vez que hacía algo por amor. Según él.

Ahora había llegado el momento de su segundo acto.

- New, sentirás lo mismo que yo sentí - pensó en voz alta.

Apretó su puño, en el cual se encontraba una daga de doble filo. La más fina para él, y para muchos la indicada a la hora de atravesar el corazón. Solo un centímetro de su filo en la piel de un humano y es capaz de desgarrar la carne.

Caminó hacia la cama de la joven que dormía plácidamente en ella, y aunque estuviera en "el mundo de los sueños", su apariencia no era la misma de cuando la vio por primera vez. Estaba tan débil que había quedado inconsciente. Pero eso era irrelevante en estos momentos. Tenía que vengarse.

- Eres hermosa, pero tú belleza no es suficiente para detenerme - dice despertando a Sol, la cual no alcanzó a gritar, pues SunWoo había enterrado la daga en su pecho, y con la sangre que salía de su piel, hizo el símbolo de la guerra en las sabanas blancas. Su símbolo.

Miró a Sol, esta tenía la mirada desorbitada. Ya no tenía vida.



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Hola ¿qué tal? UuU

Soy una experta en matar personajes ÙuÚ jsjsjsj

THE GODz   ͟͟͞͞➳ The BoyzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora