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Kevin siempre fue de eso que se preocupan de una manera muy extremista cuando algo le salía mal, y precisamente en estos momentos la comisura de sus labios tenían un rastro de sangre

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Kevin siempre fue de eso que se preocupan de una manera muy extremista cuando algo le salía mal, y precisamente en estos momentos la comisura de sus labios tenían un rastro de sangre. Él se auto hería cuando se sentía ancioso. 

Aunque tuviera mucho tiempo en esto de ser un dios, él no se sentía muy bien del todo, se llamaba a sí mismo un fracasado, y solía pensar que hasta un humano haría mejor su trabajo. Claro, no lo podía decir en voz alta porque estaría desafiando la voluntad del Dios de dioses. 

Luces terrible  — le dijo Hyunjae.

Kevin había viajado al sur en cuanto se enteró que el otro cristal lo habían robado. La responsabilidad caía sobre ellos por ley, de manera indirecta, pero así hera.

 — No quiero defraudar a la humanidad, y la verdad es que ya lo he hecho. Si me alimentara de sus oraciones y ofrendas, en estos momentos estuviera muerto  — afirma Kevin.

Los Dioses guardianes, como Hyunjae y Kevin, al no recibir ningún tipo de comunicación con los humanos, se alimentaban de su propia energía, es decir, nunca se debilitaba por el abandono de los terrícolas, su salud mental y física no dependían de ellos. En cierto punto es ventajoso, debido a que no tienen que esperar nada de nadie. Pero lo malo es que si no descansan su cuerpo pagará las consecuencias en heridas muy severas.

 — Pienso lo mismo, pero no hay caso. Ya no podemos evitar aquello, pero si podemos enmendar nuestro error; descubriendo a la responsable — asegura el Dios del fuego con la frente en alto — En cuanto a ese chico le he intentado sacar todo lo que pude, pero al parecer no habla  — continúa refiriéndose a su prisionero, YunHo.

 — Esto es frustrante, la única prueba que tenemos no habla. Bueno, de hecho son dos, pero la otra no sirve de nada — informa el Dios del hielo.

 — ¿Y cuál es la otra?

 — Encontré un pedazo de tela entre los cristales de los árboles. No sé a quién pertenece, pero sí puedo asegurar que es del intruso por la forma en la que mis lobos le ladraban.

Kevin notó como su amigo adaptaba la típica postura de pensador. Quizás él si pueda pensar en algo sin dar tantas vueltas.

 — ¿Puedo verlo?  — pregunta Hyunjae refiriéndose a la tela.

Kevin buscó entre su abrigo de piel de oso, que permanecía en el espaldar de la silla, allí no necesitaba una prenda como esa. Finalmente encontró el objetivo lo entregó a Hyunjae.
   Este era de color verde y la textura era aterciopelada, como una rosa. Pero no era para nada familiar para ninguno de los dos.

Y nuevamente habían llegado al inicio, a nada.

No hay caso, no podemos resolver todo eso aquí sentados, necesitamos de los demás. Ayer hablé con Moon y nos ayudará — confiesa Hyunjae.

A Kevin se le iluminaron los ojos al escuchar aquel nombre. Con sólo pensar en ella hacia que sus labios tomaran forma y sonreiera.

— Hermosa — susurra él imaginándose a su querida diosa.

— ¿Disculpa? — pregunta un Hyunjae confundido — No me digas que...

Kevin esperaba a que el contrario terminara su oración, pero él se dio cuenta del mensaje.

Oh, no, no, es sólo una amiga. Tengo un gran aprecio por ella, es la única que me acompaña en las noches solitarias. Bueno, ella y mis bebés — Responde haciendo referencia a sus lobos.

Su amigo dejó escapar una pequeña risita.

Kevin sintió que aún no perdía el toque en cuanto a socializar. Al estar encerrado mucho tiempo en el norte, hablar con otros le resultaba un poco difícil, son muchas personalidades que no comprendía del todo. Y tanto él como Hyunjae era casi unos ermitaños.

¿Puedo ver al prisionero? Quizás pueda sacarle algo — Sugiere Kevin.

Créeme, él no dirá una sola palabra, no puede hablar.

— ¿Dices que es mudo? — Cuestiona el Dios del hielo con una expresión de confusión y sorpresa al mismo tiempo. Pero todo se aclara al ver a el contrario asentir con la cabeza —Oh. Aún así quisiera verlo.

Ambos se despegaron de los sillones para luego caminar sobre los pasillos, los cuales se iluminaban por la poca luz natural que se filtraba por los calados de las paredes. La estructura de aquel lugar era similar a la suya, a primera vista era tan simple como un cubo de arena, pero la verdad es que en su interior era muy compleja. Tenían pasajes secretos y miles de puertas, algunas habitaciones vacías y otras con objetos básicos. Era todo un laberinto,  algunas puertas te llevaban a otras. Ambas fortalezas fueron construidas para jugar con la mente de los intrusos. 

Después de haber pasado varios pasillos, los dioses del fuego y hielo descendían por unas escaleras no muy profundas. Abajo, en lo que parecía ser el calabozo, se encontraba el chico prisionero. Parecería que dormía, su rostros estaba sucio y en sus mejillas se podían ver rastros de lágrimas. Por supuesto que a Kevin no le agradó aquella imagen. No podía imaginarse estar en su lugar y no sentirse mal, de ser por él lo dejaría irse, pero tenía que respetar la voluntad de su amigo.

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Estaré actualizando más seguido. Posiblemente no me quede mucho tiempo en un futuro y no quisiera abandonar esta historia.
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THE GODz   ͟͟͞͞➳ The BoyzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora