Un mundo reinado por dioses, en donde la discordia y la codicia aparentan más fuerza que el amor y la justicia.
- Me he aburrido de aquello, los humanos son tan patéticos; viven para morir, y tratan de huir de los problemas como si pudieran escapar...
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La cabaña se veía deteriorada, y el hecho de estar oculta entre los árboles la hacía aún más sospechosa y espeluznante, sin embargo, pensar en entrar en un lugar como ese le daba emoción. Kevin, Moon y Yeriseth se encontraban petrificados observando la entrada la cual llamaba mucho la atención por las luces de adentro, se veía muy natural y hermosa, casi como una fantasía.
—Los estuve esperando— se escuchó decir de una niña de cabellera negra con ojos blancos, de su cabeza caían alambres con piedras preciosas, se dice que aquellos accesorios son obras de hadas, sin embargo nunca nadie las ha visto, sus piernas y brazos estaban ocultas con vendaje, y vestía de un traje negrp muy parecido al de los monjes, sus pies estaban descalzos y se veían un poco maltratados, pero su piel era tan hermosa como ella, brillaba de lo saludable que era.
— Niña ¿Estás perdida? Yo te ayudaré, no te preocupes — Ofrece un Kevin preocupado. Moon se lleva la mano a su boca conteniendo su risa, pero luego se acercó a la niña de ojos blancos.
— Mi Dios, ella es Enigma, es la bruja que vive en este bosque, es muy poderosa, así que no la hagas enojar, necesitamos de ella— Dice Moon en un susurro quien sabía que Kevin podría decir algo descortés o fuera de lugar puesto a que él llevaba bastante tiempo sin convivir con....con nadie más que Moon.
Al Dios del hielo se le encendieron las mejillas, así mismo apartó la mirada apenado.
Enigma sonríe entrando a su hogar con un "siganme".
El olor era empalagosamente fuerte, como si intentaran ocultar algún olor no deseado. Los cristales colgaban de cualquier reliquia que decorara el lugar. Gárgolas despedazadas, armas con formas extrañas, animales disecados, frascos clasificados por tamaños y colores, muebles de cuero y talismanes eran algunas de las cosas que ocupaban la habitación dónde se encontraban.
— Tuve la oportunidad de hablar con la Diosa Alma una vez — comenta la niña de ojos blancos — vino en busca de información sobre mi fallecida amiga bruja, no le dije lo que ella quería, y como consecuencia obtuve esto — dice para luego bajar su capucha dejando ver la parte trasera de su cuello, cuyo color y textura eran muy fuertes, la había quemado.
— ¿Cómo pudo hacerle eso a una pequeña niña? — interroga Kevin negando con la cabeza en un gesto de desaprobación.
— Mi Dios, tengo más de 40 años — la pequeña "niña" en realidad era una mujer mayor, pero le gustaba jugar con la magia blanca a su favor. "La edad es mental" Solía decir.
Yeriseth, tan sorprendida como Kevin, abre los ojos hasta más no poder, así mismo se acerca a Enigma y la sujeta de los hombros — ¡Por favor, necesito tu secreto, yo quiero, no, necesito saber cómo mantenerme hermosa por toda la eternidad!
Enigma abre sus ojos sorprendida, quizás porque la misma Diosa del amor le estaba pidiendo consejos ¿no tendría que ser al contrario? Aún así relaja su semblante y decide contestarle — Mi Diosa, usted no lo necesita, aunque tenga mucho tiempo estando aquí, sigue siendo joven y también es inmortal, tiene todo lo que necesita.
