Forastera | Kimetsu no yaiba |

Capítulo 5

-Al atardecer de un sol naranja.~ - tarareaba y movía mi cabeza de un lado a otro, al ritmo del cover que alguna vez me hizo querer matarme de lo hermoso que es.- Fuera de las sombras y bailando.~

Me encontraba sentada, de piernas cruzadas, en el porche de la finca mariposa. Los tonos naranjas y rojizos decoraban el cielo, y la brisa refrescante hacía más cómodo y relajante el ambiente; dándole un toque mágico a la canción que estaba cantando.

-No hay que despedirnos ni alejarnos.~- el viento sopló, moviendo los mechones castaños de mi cabello húmedo.- Ahí solo estás tú... en un recuerdo hermoso, forever young.~

Después de la charla que tuve con Kanae, habíamos vuelto a la sala de entrenamiento donde solo me dijo en que consistiría el ejercicio que me enseñaría. Literalmente me dijo que me enseñaría a respirar.

No le dije algo como "creo que eso ya lo hago, desde que nací si no me equivoco" porque la cara que puse lo dijo por mí sin la necesidad de abrir la boca.

No lo capté al instante, pero al procesar lo que me dijo entendí que se refería a la respiración de concentración total. Ahí supe que tenía que rezarle a diosito.

Al día siguiente, revisaron mi tobillo en la mañana, y me dijeron que podía dejar de usar el bastón, y que esa molestia al caminar sería normal, pero no debía de hacer movimientos bruscos ni correr. El entrenamiento de ese día subió de intensidad, aunque no corría ni nada, me hacían cargar muchas cosas y no pesaban un kilo; no tuve el valor de preguntar cuanto pesaban esos malditos sacos. También estaba entrenando mis reflejos, no eran pesados esos ejercicios, la bronca es cuando te tiran la medicina apestosa. Les puedo jurar que vi la sonrisa maliciosa de Aoi cuando me ganaba y me miraba con el líquido verdoso escurriéndome; esa sonrisa no le duraba mucho porque yo le tiraba un vaso con esa cosa.

Al menos no fui la única que se bañó, ya se imaginan como echaba humos.

El viento sopló de nuevo, más fuerte, volando algunos mechones de mi cabello que salían de mi coleta, me dio un escalofrío, ya que mi cabellera seguía humeda por el baño que me di.

─Te recuperaste de un resfriado hace poco.─ la voz de Aoi sonó de repente, asustándome.─ Tienes el cabello mojado, te vas a enfermar.

Volteé verla, y se encontraba en las mismas condiciones que yo. Su cabello negro estaba suelto y mojado, y le alcé una ceja.

─¿Y con que cara me reclamas? Tú también tienes el cabello mojado.

Ella bufa.

─Mejor vamos a la cocina a tomar algo caliente.

Me levanté, y la seguí. Rengueaba un poco por la molestia que sentía en mi tobillo, pero me dijeron que era normal. Al llegar a la cocina, me di cuenta que la mesa en la que solemos sentarnos tenía una tetera y unos vasos, además de una pequeña vela en medio de la mesa.

─Aww~ es lo más romántico que han hecho por mí.─ bromeé.

Aoi no se enojaba ni se apenaba por mis comentarios, ahora me sigue la corriente o me la regresaba.

─Claro, tenía que poner el ambiente para decirte que te irás de aquí.

Eso fue como un balde de agua fría.

─¿QUÉ? Ya sabía yo que esto era una farsa y se desearían de mí.

─De esto quiero hablarte, siéntate.

Ambas nos sentamos, frente a frente, nos servimos un poco de té.

─No tiene nada que ver con que nos desharemos de ti.─ tomó un sorbo de su té.─ Kanae ahora se encarga de tu entrenamiento, pero es alguien ocupada por ser un pilar, a este paso no avanzarás mucho en tu entrenamiento.