Capítulo 14

138 24 16
                                    

Que alguien me traiga una coca, que se me bajó la presión.

De todas las personas que me pude haber encontrado en el cementerio, ¿tenía qué haber sido precisamente él ? El líder de los cazadores de demonios era alguien con quien debía de tener extrema cautela, no porque fuera peligroso, si no por su intuición que va más allá de lo normal y a veces da miedo de lo precisa que es.

─¿O-oyakata-... sama?─ mi voz sonó nerviosa y es algo que no pude evitar.

Debía de cuidar mis palabras con él, sentía que sus ojos suaves podían ver a través de mí, sabiendo todas y cada una de mis mentiras y la verdad sobre quien era yo. Sin embargo, su presencia era cálida y me hacia sentir tranquila, dándome una burbuja de bienestar donde nadie podría perturbar la paz que sentía, incluso sintiéndome segura cuando las circunstancias no son las mejores.

─¿Qué te trae por aquí, hija mía?

─Pues... ahm...─ ¿cómo le podía decir que amarré a cuatro cazadores y huí de ellos, solo por qué no quería tumbarme por días en la cama por una fiebre que no me hace nada, sin que suene tan descabellado?─ Me perdí.

Fue lo mejor que se me ocurrió. No quería quedar como estúpida diciéndole que huí de ellos, solo porque no quería tomar reposo.

─¿Te perdiste huyendo de ellos?─ toda mi cara se deformó en una mueca de incredulidad por su pregunta.

Y aún así quedé como estúpida, joder.

─¿Cómo lo sabe?

─Pude escuchar el aviso de los cuervos.─ se me cayó la cara de vergüenza, incluso la sentí caliente debido al rubor que se apoderó de esta.

Doble estúpida.

Era de esperarse que usaran a esas aves con plumaje negro para correr la voz de que había escapado, ¿por qué no lo pensé antes? Quedé como una estúpida, dos veces.

En cambio él, se miraba tranquilo y sereno, y aunque la maldición empezaba a abarcar su frente, no se miraba preocupado por eso. Su vestimenta blanca le daba ese toque para que se mirara como alguien puro, aunque la organización que encabeza no se caracteriza por tener una vida asegurada. Su sonrisa amable y sus ojos gentiles, su carácter era suave y llevadero, debo de admitir que me daría mucha pena hablarle como a Sabito: mandarlo al diablo a cada minuto, desearle el mal y burlarme de él o decirle que coma mierda y me deje en paz.

─¿Me va a delatar?─ una brisa fuerte sopló, volando mi cabello, atado en una coleta, a un lado. Aunque no sentía frío, se sintió helado por un momento.

─No lo haré.─ no sé si relajarme o ponerme alerta.─ Aprovecharé esta ocasión para invitarte a tomar té, está haciendo frío y te vas a enfermar.

─¿En serio no me va a entregar?

─Confía en mi palabra.─ se dio la vuelta, y antes de que empezara a caminar lo alcancé hasta ponerme a su lado.─ Siempre he querido hablar contigo, Nanaku, pero simplemente no se daba la ocasión.

Empezó a caminar, y le seguí el paso.

¿Hablar conmigo? Estoy acostumbrada a que a cada rato me esten llamando la atención, no me sorprendería si este fuera el caso. Me tendré que preparar para patear a Sabito en caso de que me haya delatado, y dependiendo de lo que me digan es lo que recibirá.

─Para regañarme ¿verdad? Si es porque  golpeé a Sabito hay una explicación. Él me asustó, y cuando eso pasa, yo tiro el puñetazo y... ─ hablé de golpe, saturándolo de información innecesaria que podría causarme unas posibles consecuencias para nada lindas hacia mi persona.

Forastera | Kimetsu no yaiba |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora